Literatura española del siglo XX: Movimientos y autores destacados
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El grupo del 27 fue un conjunto de escritores y poetas que se dieron a conocer a partir de 1920 y que tenían una serie de aspectos fundamentales. Entre ellos se encontraban la edad aproximada, una formación intelectual similar, actividades comunes en la docencia, un homenaje a Góngora y guías para maestros. También se veían influenciados por el modernismo, el rigor artístico y una actitud minoritaria. Buscaban la pureza estética de la poesía de los vanguardismos, la deshumanización del arte y la modernidad en los temas. Algunos de los rasgos estilísticos que empleaban eran el uso de recursos estilísticos expresivos de carácter irracional, la metáfora, la tendencia a experimentar, el verso libre y la realidad a partir del mundo interior. Algunas de las claves de los poetas del grupo del 27 eran: 1. La celebración del centenario de Góngora, en el que veían al escritor puro entregado a la creación poética y se retomaban las formas métricas tradicionales del barroco. 2. La poesía pura, que era el ideal poético del grupo, buscando la precisión expresiva, la supresión del patetismo y la tendencia a la intelectualización. 3. La importancia de las vanguardias, destacando sus motivos poéticos y sus metáforas. El vanguardismo se abrió a una integración con la tradición literaria, llegando así a la prosa poética y al verso libre, y dando lugar a temas humanos. Las etapas del grupo del 27 fueron: la etapa de la juventud, en la que buscaban su propio estilo; la etapa de la consolidación, en la que se publicaron importantes obras; y la etapa de la rehumanización, en la que algunos poetas adoptaron un compromiso político. Al final de la guerra civil se supone la dispersión de estos poetas y se produce el fin del grupo del 27.
Alberti
Alberti tuvo cuatro etapas en su poesía: la poesía neopopular, en la que destaca "Marinero", donde recuerda la nostalgia del mar de su infancia; el vanguardismo, en el que hace obras en homenaje a artistas del cine mudo, pero con un tono triste y nostálgico de parásitos perdidos; la poesía comprometida, en la que denunciaba la injusticia y la represión con obras como "Con los zapatos puestos tengo que morir"; y la poesía del exilio, en la que vuelve a la actitud lírica con el tema del exilio, con obras como "Retornos de lo vivo lejano".
Cernuda
Cernuda tuvo cuatro etapas en su obra: los inicios, en los que cultivó la poesía pura con "Perfil del aire" y la poesía clasicista con "Égloga"; la influencia surrealista, en la que plantea el enfrentamiento entre sus aspiraciones y los límites del mundo que lo rodea, desembocando en "Soledad"; durante la guerra civil, comenzó a escribir "Las nubes", hablando de la guerra y el exilio, marcado por las circunstancias históricas; y el exilio, en el que se acentúa el tema de la soledad, mezclado con el tema del desterrado, como en "Desolación de la quimera".
Lorca
Lorca representa la fusión entre lo popular y lo culto. Tuvo dos etapas: en la primera destacan los temas del amor, la muerte y el romancero gitano, en el que aparece la tradición más culta, la audacia vanguardista y los ritmos y técnicas más populares. En la segunda etapa se recoge la influencia surrealista, con imágenes irracionales. Escribió "Poeta en Nueva York", donde cuenta su experiencia y critica la sociedad capitalista. En su poesía son constantes los símbolos como la luna, la sangre, el toro, el caballo, todos relacionados con la muerte, la tragedia y el amor.
Azorín
Azorín se relaciona con su obsesión por el paso del tiempo y la muerte. Concebía el tiempo como una reiteración inexorable de emociones y situaciones a lo largo de la historia. Se inspiraba en la literatura clásica española, siguiendo la idea de que en la creación artística se encuentra la identidad de España. Daba mucha importancia a los pequeños detalles, con voluntad de captar el instante. Sus obras más características son "Diario de un enfermo" (1901) y la trilogía de Antonio Azorín, con "La voluntad", "Antonio Azorín" y "Confesiones de un pequeño filósofo".
Teatro renovador de Lorca
El teatro de Lorca se caracteriza por el abandono del realismo, siendo un cauce de reflexión filosófica y la recuperación de las formas primitivas de la teatralidad, como el auto sacramental o la farsa. Es un teatro poético, debido al uso de la rima poética de la que nacen sus argumentos y su lenguaje. El tema dominante es el individuo y la autoridad, representando al individuo con el deseo, el amor y la libertad, pero derrotado por la autoridad que representa el orden. Otro tema dominante es el amor, condenado a la soledad. Sus personajes son seres frustrados en el plano metafísico o social. Algunas de sus obras más destacadas son "Bodas de sangre", "Yerma" y "La casa de Bernarda Alba".
Trayectoria dramática de Valle-Inclán
La trayectoria dramática de Valle-Inclán se organiza en tres ciclos. El ciclo mítico, con una Galicia arcaica, violenta y patriarcal, en el que el ser humano es cruel y codicioso. Aquí se encuentran la trilogía de las "Comedias bárbaras", con "Cara de plata", "Águila de blasón" y "Romance de lobos", donde se muestra un ser humano guiado por la lujuria y la avaricia, y se nota la nostalgia por el mundo primitivo, en sintonía con el irracionalismo, el sentimiento antiburgués y el primitivismo. El ciclo de la farsa, compuesto por obras en verso, está constituido por cuatro piezas: "La marquesa Rosalinda", "Farsa infantil", "Farsa italiana de la enamorada del rey" y "Farsa y licencia de la reina castiza". Esta etapa se caracteriza por el desplazamiento de lo grotesco a lo sentimental y se prepara para el esperpento. El ciclo del esperpento consiste en la deformación de la realidad para poner de relieve lo absurdo y miserable de la existencia. Valle-Inclán utilizó la animalización y cosificación de los personajes, y la preferencia por ambientes sórdidos. La obra más destacada es "Luces de bohemia", que se puede interpretar como una crítica de la realidad política y social de España.
Realismo social en los años 50: Vallejo y Sastre
En el realismo social de los años 50 se diferenciaba entre el positivismo de Buero Vallejo, con dramas simbólicos que tratan de inquietar al espectador cuestionando circunstancias vitales, y el teatro de agitación de Sastre, con dramas que denuncian las injusticias sociales y la situación política española. En las obras de Buero Vallejo se critica la realidad española marcada por la miseria, la ignorancia y la falta de libertad. En 1949 escribió "Historia de una escalera", donde incluye personajes que fracasan, simbolismo y efectos de inversión para solidarizarse con los personajes. Con la tragedia se pretendía la catarsis del espectador. El teatro es doblemente problemático, ya que enseña los problemas y además plantea el problema de cómo resolverlos, pero no ofrece soluciones. Sastre irrumpe con "Encuadre hacia la muerte", obra influida por el sentimiento que busca la rebelión contra la tiranía. Sastre evoluciona hacia un teatro de agitación social y política con obras como "La mordaza", donde también se denuncia el abandono en el que viven los jóvenes de los arrabales de Madrid.
La novela de los años 50: Cela
En la novela de los años 50, se produce un movimiento de renovación de la narrativa marcado por el hartazgo de la novela social y la necesidad de poner al día esa narrativa. Se asienta sobre tres principios: la novela no debe estar al servicio de la política ni del testimonio social, lo importante no son los sucesos y, frente al empobrecimiento de la lengua literaria de la novela social, es necesario darle categoría artística. De este planteamiento surge la nueva novela experimental, en la que la realidad se muestra a través de personajes individualizados con conflictos psicológicos y existenciales. La estructura está pensada para crear sensación de laberinto, se pierde el esquema de planteamiento, nudo y desenlace. Se utilizan espacios simbólicos o míticos, y la acción se desarrolla en un límite muy reducido en el tiempo novelesco. Se evita el relato lineal y se incluyen materiales diversos, como informes policiales, anuncios y esquelas. Se emplean técnicas narrativas experimentales, como licencias ortográficas y tipográficas, oraciones largas, lenguaje vulgar y estilo recargado y hermético. Algunas de las obras más importantes son "Tiempo de silencio" de Luis Martín-Santos, que representa el fracaso de todo el país abocado al subdesarrollo, con gran influencia del 98 y de la novela experimental europea y norteamericana, y "Cinco horas con Mario" de Delibes, que es un ejemplo de experimentación técnica con tono paródico y desmitificador.
La novela de los años 60 y principios de los 70
En los años 60 y principios de los 70, en España se produce un movimiento de renovación de la narrativa marcado por el hartazgo de la novela social y la necesidad de poner al día esa narrativa. Se asienta sobre tres principios: la novela no debe estar al servicio de la política ni del testimonio social, lo importante no son los sucesos y, frente al empobrecimiento de la lengua literaria de la novela social, es necesario darle categoría artística. De este planteamiento surge la nueva novela experimental, en la que la realidad se muestra a través de personajes individualizados con conflictos psicológicos y existenciales. La estructura está pensada para crear sensación de laberinto, se pierde el esquema de planteamiento, nudo y desenlace. Se utilizan espacios simbólicos o míticos, y la acción se desarrolla en un límite muy reducido en el tiempo novelesco. Se evita el relato lineal y se incluyen materiales diversos, como informes policiales, anuncios y esquelas. Se emplean técnicas narrativas experimentales, como licencias ortográficas y tipográficas, oraciones largas, lenguaje vulgar y estilo recargado y hermético. Algunas de las obras más importantes son "Tiempo de silencio" de Luis Martín-Santos, que representa el fracaso de todo el país abocado al subdesarrollo, con gran influencia del 98 y de la novela experimental europea y norteamericana, y "Cinco horas con Mario" de Delibes, que es un ejemplo de experimentación técnica con tono paródico y desmitificador.