Literatura española del siglo XIX y XX: Modernismo, Grupo del '98, Novecentismo y Vanguardias

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En el último tercio del Siglo XIX aconteció la profunda crisis de siglo por la caída del sistema burgués, el incipiente movimiento obrero y la creciente rivalidad entre países. En este ambiente aparecieron nuevas corrientes filosóficas: el irracionalismo de Nietzsche; el decadentismo; y la bohemia, que critica los convencionalismos burgueses. Con el Desastre del ’98 se perdieron las últimas posesiones ultramarinas (Cuba, Puerto Rico y Filipinas). El gran pesimismo generado entre los españoles supuso un trauma nacional.A finales del Siglo XIX y principios del XX se desarrollan el Modernismo y el Grupo del ‘98. Según Juan Ramón Jiménez, ambos representan la respuesta hispánica a la crisis ideológica y estética de fin de siglo. Los modernistas se caracterizan por la poesía, la búsqueda de la belleza sensorial y el cosmopolitismo; los del ‘98 por la prosa, la búsqueda de las ideas y la verdad y su sentimiento español.El Modernismo nace en Hispanoamérica hacia 1880 (José Martí, Gutiérrez Nájera), pero Rubén Darío conformará sus bases. La lírica es el género más cultivado. Proponen una renovación literaria y reciben la influencia del parnasianismo y el simbolismo. Sus temas apuntan a la exterioridad sensible y a la intimidad del poeta:
Desazón ROMántica, escapismo, cosmopolitismo, raíces americanas, lo hispánico frente a lo anglosajón. Está marcado por el esteticismo, la búsqueda de lo sensorial, los cultismos, la preferencia por los versos de arte mayor y alejandrinos, la abundante adjetivación ornamental, la intensificación de recursos, etc.En su primera etapa destaca el preciosismo formal (Prosas profanas, Rubén Darío); en la segunda se intensifica el intimismo (Cantos de vida y esperanza, R.D.). En poesía destacan Antonio Machado (Soledades) o Juan Ramón Jiménez (La soledad sonora); en la prosa, Sonatas (Valle Inclán) y Platero y yo (J.R.J.); y en el teatro poético, Marquina (En Flandes se ha puesto el sol).El Grupo del ‘98 surge como reacción al desastre del ‘98. Está formado por Unamuno, Azorín, Baroja, Maeztu,Machado, Valle Inclán y Benavente. Cumple con los requisitos exigidos a una generación literaria: nacimiento en años poco distantes, formación intelectual semejante (Nietzsche), relaciones personales, actos colectivos comunes (homenaje a Larra), acontecimiento generacional (Cuba), presencia de un guía (Unamuno), presentación en sociedad (en 1902 publican cuatro novelas), lenguaje generacional (sobriedad, antirretoricismo). Entre sus temas encontramos el paisaje de España (Campos de Castilla), la reflexión social y los problemas religiosos y existenciales.Su espíritu crítico los lleva a proponer una renovación regeneracionista que no tendrá mucho éxito. En la novela proponen nuevos temas y enfoques técnicos (metanovela, subjetivismo). Destacan Unamuno (Niebla), Azorín (La voluntad), Baroja (La busca) y Valle Inclán (Tirano Banderas). En el ensayo sobresalen Unamuno (La agonía del cristianismo) y Azorín (Castilla). En poesía, Machado (Campos de Castilla); y en teatro, Benavente (La malquerida) y Valle Inclán, que evoluciona desde el Modernismo hasta el esperpento (Luces de Bohemia) pasando por la farsa y los dramas rurales (Comedias bárbaras).


La revolución estética de principios del Siglo XX fue liderada por el Novecentismo (grupo generacional) y las Vanguardias (corrientes estéticas trasversales).El Novecentismo (Generación del ‘14) alcanza su plenitud entre 1910 y 1930. Sus autores destacan por su formación intelectual y elitismo. Se identifican con un reformismo burgués y un antirromanticismo clasicista. Se preocupan por el problema de España, pero con un enfoque menos pesimista y casticista que el ‘98. Les interesan los aspectos estéticos: equilibrio, serenidad clásica y pulcritud, huyen de lo grandilocuente, tienden a la intelectualización y proponen un arte puro y deshumanizado.En la novela Pérez de Ayala escribe novelas intelectuales (Troteras y danzaderas); Gabriel Miró, novelas líricas (El obispo leproso); Gómez de la Serna, novelas vanguardistas e inventa las greguerías; y Wenceslao Fernández Flórez, novelas de humor (El bosque animado).En la prosa ensayística Ortega y Gasset escribe ensayos brillantes y cuidados (La España invertebrada, La deshumanización del arte); Eugenio D’Ors cultivó la glosa, esbozo de un breve ensayo sobre diversos temas (Glosari); y Gregorio Marañón logra el equilibrio entre rigor científico y prosa literaria (Don Juan).En poesía destaca Juan Ramón Jiménez, cuya obra se divide en tres etapas: etapa sensitiva, de inspiración ROMántica y modernista (La soledad sonora); etapa intelectual (Diario de un poeta recién casado); y etapa suficiente donde profundiza en la poesía pura (La estación total). Otros poetas son Bacarisse y León Felipe. En el teatro destacan el trágico de Jacinto Grau (El señor de Pigmalión) y el vanguardista de Gómez de la Serna.Las Vanguardias son movimientos estéticos que influyen en autores novecentistas y del ‘27. Se observan algunos rasgos generales: originalidad, hermetismo, autosuficiencia, antirromanticismo, sobrerrealismo (mundo de los sueños), intrascendencia, escritura onírica y atomización.Us primeras manifestaciones se perciben entre 1908-1918 (Gómez de la Serna publica El concepto de la nueva literatura y el manifiesto del Futurismo en la revista Prometeo). Entre 1918-1925 triunfan el Ultraísmo y el Creacionismo. Entre 1925-1930 triunfa el Surrealismo (“Manifiesto del Surrealismo” en la Revista de Occidente y Ortega publica La deshumanización del arte). Entre 1930-1936 se produce una rehumanización ante la crisis, acelerándose así el ocaso del Vanguardismo español.El Futurismo exalta la civilización mecánica y técnica. Se ve en poetas del ‘27: Salinas escribe a la bombilla eléctrica. El Ultraísmo, que solo dura entre 1918 y 1922, aparece en los poemas visuales (Hélices) y en Manual de Espumas (Gerardo Diego). El Creacionismo, importado por Vicente Huidobro, propone un arte que no imite la realidad. El Surrealismo, promovido por Larrea, es el movimiento más ideológico. Busca una revolución integral mediante la liberación de los impulsos reprimidos en el subconsciente por la razón y por la represión de la sociedad. Pretende liberar el poder creador del poeta mediante una escritura automática. Se rastrea en poetas del ‘27 (Lorca, Poeta en Nueva York).No obstante, el Surrealismo español no fue ortodoxo. Siempre se adivina una intencionada idea creadora. Su irrupción significó la crisis del ideal de pureza y deshumanización que había prevalecido en los años ‘20.

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