Literatura Española del Romanticismo: Exploración de la Emoción y la Libertad

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El Romanticismo

El Romanticismo es un movimiento social y artístico que abarca la primera mitad del siglo XIX y cuyo principal objetivo es el ejercicio del derecho a la libertad (ámbito de lo individual y de lo colectivo).

El Romanticismo en España se desarrolló con retraso respecto a Europa, ya que la situación política durante el reinado absolutista de Fernando VII no permitió la expresión de su ideología. Sin embargo, tras la muerte de este monarca en 1833, este movimiento se extendió hasta la segunda mitad del siglo.

Los artistas de esta época prescinden de las reglas clásicas, ya que las ven como un modo de limitar el proceso creativo. La pasión sustituye a la razón y las obras artísticas se vuelven muy subjetivas. Las obras románticas se caracterizan por la mezcla de géneros, la combinación de verso y prosa y el empleo de distintas estructuras métricas en un mismo poema.

El tema principal del Romanticismo es la expresión de los sentimientos y de las emociones personales, y el género literario que mejor lo expresa es la lírica.

Otros temas que trataron los románticos fueron los relacionados con la naturaleza, cuyos fenómenos fueron identificados con los distintos estados de ánimo de las personas, y la evocación del pasado medieval idealizado, que les inspiró un buen número de obras narrativas y dramáticas.

La Lírica en el Romanticismo

En España, se distinguen dos etapas en la cronología del género lírico romántico:

  • Primera etapa (vinculada a la actividad política): Los poetas se muestran en desacuerdo con la sociedad, son combativos y se expresan con exaltación y grandilocuencia. Esta etapa pertenece a José de Espronceda.
  • Segunda etapa (Romanticismo tardío): Se abandona la conciencia social y se acentúa la expresión de los temas personales. El tono se vuelve intimista y la métrica se emplea con mayor libertad. Esta etapa pertenece a Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro, representando la lírica moderna.

José de Espronceda (1808-1842)

Predomina el género lírico. Después de sus años de exilio, en los que tiene ocasión de conocer el Romanticismo europeo, el estilo de Espronceda evoluciona desde la estética neoclásica de sus primeras composiciones hacia una expresión de apariencia más espontánea en la que se mezclan géneros y esquemas métricos (El estudiante de Salamanca y El diablo mundo).

La temática de la lírica de este poeta gira en torno a dos puntos de interés: unas veces nos transmite sus ideales románticos (La canción del pirata) y otras su experiencia vital y amorosa (Canto de Teresa).

Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870)

Gustavo Adolfo Bécquer colaboró en diversas publicaciones, con lo que obtuvo un medio de ganarse la vida. Así fue como aparecieron en periódicos y revistas varias de las composiciones que hoy conocemos (Rimas y Leyendas). Las Rimas son sus poemas líricos, y las Leyendas son sus relatos fantásticos.

El estilo de las Rimas imita las composiciones de carácter popular, ya que es frecuente el uso del paralelismo, la correlación, el léxico sencillo y la rima asonante. Los poemas que componen las Rimas giran en torno a los siguientes temas: el deseo de expresarse a través de la poesía; el análisis de los diversos estados (felicidad, desaliento, incomprensión…) que atraviesa el ánimo del poeta en su vivencia amorosa; y la desolación y el pesimismo ante la vida.

La Narrativa en el Romanticismo

Los escritores tratan de dar a conocer la identidad del país a través de dos vías:

  • Novela histórica: Argumentos tomados de la evocación del pasado, como la Edad Media o los siglos XVI y XVII. Destacaron Enrique Gil y Carrasco con su obra El señor de Bembibre, así como las leyendas en prosa de Bécquer o en verso del Duque de Rivas.
  • Novela de costumbres y artículo de costumbres: De visión crítica, están considerados los precedentes del realismo. Están representados por Fernán Caballero y Ramón Mesonero Romanos, en quienes destaca la observación del presente, el día a día, la descripción de ambientes y tipos típicos de España.

Mariano José de Larra (1809-1837)

Cultivó todos los géneros (lírico, narrativo y teatral), pero destacó por sus artículos periodísticos, en los que planteaba su preocupación por la sociedad con una personalidad combativa y crítica. El estilo de su obra es claro y directo y hace uso de cierto humor al ironizar sobre los defectos sociales.

El Teatro en el Romanticismo

Los autores se inspiraron en los temas y los aspectos formales del teatro español del siglo XVII: teatro en verso, sustitución de los actos por jornadas y el rechazo a la regla de las tres unidades (espacio, tiempo y acción). El cambio de escenario es relativo y da dinamismo a las situaciones; se mezcla lo trágico y lo cómico, y el estilo tiende a ser grandilocuente, de gestos desgarrados y poco verosímiles.

En los temas se prefieren los de origen medieval y relacionados con el honor.

Los personajes del galán, la dama, el anciano y el gracioso de Lope de Vega y Calderón se repiten y se convierten en símbolo de la libertad, porque desafían los problemas sociales y luchan por el amor, si bien su destino final siempre resulta adverso.

Son ejemplos del drama romántico: La conjuración de Venecia, de Francisco Martínez de la Rosa; El trovador, de Antonio García Gutiérrez, etc.

El Duque de Rivas (1791-1865)

Este escritor estuvo exiliado en Francia y al regresar incorpora a su obra algunas de las novedades literarias del movimiento romántico europeo. Sus temas giran en torno a la historia, las descripciones costumbristas y las situaciones misteriosas originadas por la fatalidad. Su obra más conocida es Don Álvaro o la fuerza del sino.

El Teatro en Canarias

Se dan dos tendencias: una que no se identifica con la realidad insular y otra que transforma el pasado de las islas y lo idealiza. Destacaron: José Plácido Sansón Grandy (1815-1875) y José Desiré Dugour (1813-1875).

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