La Literatura Española desde 1975: Tendencias y Autores Clave
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La Literatura Española desde 1975
La Narrativa Española desde 1975
1. Tendencias de la narrativa actual
Novela Fantástica: Se ha considerado La saga/fuga de J.B. la novela que inició esta tendencia. Un ejemplo sería La torre herida por el rayo de Arrabal.
Novela de aventuras: emparentada con las fantásticas. Citamos El oro de los sueños o La tierra del tiempo perdido de José María Merino.
Novela Erótica: Surge gracias al Premio La Sonrisa Vertical. Autores como Almudena Grandes por (Las edades de Lulú), José Carlos Somoza por (Silencio de Blanca)...
Novelas de crímenes o policíacas: Se usa para criticar la sociedad: Asesinato en el Comité Central de Vázquez Montalbán, la Saga de Pepe Carvalho, La verdad sobre el caso Savolta de Eduardo Mendoza y del mismo autor La ciudad de los prodigios, Beltenebros de Muñoz Molina o más recientes obras de Arturo Pérez Reverte como La tabla de Flandes, El club Dumas o La Reina del Sur.
Libros autobiográficos o de memorias: Se cuenta la propia vida, pero sin un carácter confesional: Corazón tan Blanco de Javier Marías o Francisco Umbral con Las Ninfas.
Novela de la reflexión íntima: Se centra en la búsqueda personal y la reflexión sobre la propia existencia y la creación literaria. Obras representativas son Mortal y rosa de Francisco Umbral, El desorden de tu nombre, de Juan José Millás, La lluvia amarilla de Llamazares, Beatus Ille de Muñoz Molina o Gramática parda de García Hortelano.
Novela sentimental: Analiza en profundidad las pasiones y los sentimientos humanos. Ejemplo: La sonrisa etrusca de José Luís Sanpedro, Belver Yin de Jesús Ferrero.
Novela Histórica: Extramuros de Fernández Santos, Yo, el Rey de Vallejo-Nágera, Crónica del rey pasmado de Torrente Ballester, Eslava Galán con En busca del unicornio, Muñoz Molina con Beatus ille y El jinete polaco, Llamazares con Luna de lobos, El hereje de Miguel Delibes, así como la saga del Capitán Alatriste, de Pérez-Reverte. En los últimos años son frecuentes las novelas contextualizadas en la Guerra Civil, como Soldados de Salamina, de Javier Cercas o La voz dormida, de Dulce Chacón.
Novela de la memoria y del testimonio: La memoria de una generación y el compromiso son los temas básicos de esta corriente, en la que se encuadran novelistas como Rosa Montero, con Te trataré como a una reina, defensa de la condición femenina, y Luis Mateo Díez, con La fuente de la edad, crítica lírica y humorística de la vida provinciana.
Novela culturalista: En los últimos años han aparecido una serie de autores jóvenes que hacen una novela que se ocupa de analizar y explicar diferentes aspectos de la cultura occidental desde unas posturas bastante eruditas. Eso es lo que hace Juan Manuel de Prada con Las máscaras del héroe o La tempestad.
Otras tendencias en la novela de los autores más jóvenes es la de hacer una novela que trata los problemas de la juventud urbana con una estética muy cercana a la contracultura (Historias del Kronen, de José Ángel Mañas, Ray Loriga con Héroes o Lucía Etxebarría en Sexo, prozac y dudas).
La Poesía Española desde 1975 hasta Nuestros Días
1. Poesía a partir del 75
Es en el terreno de la lírica donde la multiplicidad de autores y textos es más evidente. Cientos de libros de poemas se han venido publicando cada año durante las últimas décadas, a los que habría que sumar los numerosos versos publicados en revistas, antologías y compilaciones diversas.
Nos referimos al conjunto completo de todos ellos como Generación del 70. Durante esa década se van atenuando las actitudes provocadoras y polémicas, así como el culturalismo asfixiante de los denominados venecianos.
Algunas líneas poéticas anteriores, como la metapoesía, siguen presentes en las composiciones que publica Guillermo Carnero con el título de Divisibilidad indefinida.
También ha perdurado la poesía experimental, que ha combinado la expresión verbal con procedimientos visuales de carácter tipográfico o pictórico. El más conocido de los poetas experimentales ha sido José Miguel Ullán (Visto y no visto).
El culturalismo se fue depurando desde la mera decoración externa hasta el decidido entronque de muchos poetas con la tradición clásica. Esta línea clasicista es una de las más relevantes de la poesía española de las dos últimas décadas. Así, Luis Antonio de Villena (La belleza impura) parece encontrar su estilo propio en una mezcla de la tradición clásica greco-latina y el esteticismo decadentista; Antonio Colinas (Nueva ofrenda) conjuga con maestría los aciertos expresivos del Modernismo con el aliento trascendente del mejor Romanticismo; Antonio Carvajal (Una perdida estrella) bebe en la poesía barroca de Góngora, para construir con compleja sintaxis y elaborada métrica clásica, composiciones que aúnan el desengaño barroco con la desolación contemporánea.
Jaime Siles (Semáforos, semáforos) transita por los caminos de la poesía pura para elaborar unos poemas de acusado carácter intelectual que, por su densidad y concentración expresivas, han podido denominarse minimalistas. En esta línea de pureza poética y minimalismo expresivo, se sitúa también la lírica de Andrés Sánchez Robayna (Tinta sobre una piedra extrema). Otros antiguos novísimos dirigen sus pasos poéticos por sendas muy independientes: Antonio Martínez Sarrión (Horizonte desde la rada o la antología Última fe) despoja de toda ornamentación sus textos en busca de una poesía donde alternan la ironía y el prosaísmo; Manuel Vázquez Montalbán (Memoria y deseo) combinó el guiño cultista y la tradición popular en poemas en los que no faltan las alusiones políticas ni la intención social...