Lírica Tradicional: Composiciones y Subgéneros

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La lírica tradicional se compone de canciones transmitidas oralmente a través del canto y el baile. Con el paso de los siglos, estas canciones se recopilan en cancioneros. Los temas más comunes son el amor, el trabajo, la muerte y la celebración de las estaciones, especialmente la llegada de la primavera y el verano. Algunos subgéneros incluyen las canciones de amor, en las que una mujer expresa su amor o su dolor por la ausencia del amado, las cantigas de amigo, las albadas que recrean el amanecer como momento de separación o encuentro de los enamorados, los cantos de boda, vela y cuna surgidos con motivo de los ritos del matrimonio, la vigilia o el cuidado de los recién nacidos, y los plantos, expresiones del dolor por la muerte de un ser querido. También existen las canciones de trabajo, entonadas durante la siega, la vendimia o la recogida de la aceituna. La lírica tradicional se divide en tres corrientes: las jarchas, poemillas en lengua romance integrados en canciones árabes que son canciones de amor en boca de una mujer, la lírica galaico-portuguesa escrita en gallego y caracterizada por las cantigas de amigo, y la lírica tradicional castellana escrita en castellano. En cuanto a la métrica y el estilo, se caracteriza por su sencillez, utilizando versos de arte menor, rima asonante y brevedad.

Lírica Cortesana: Amor Cortés y Pre-Renacimiento

La lírica cortesana es escrita por autores cultos y se caracteriza por el amor cortés, originado en las cortes aristocráticas de Provenza en el siglo XII. Este tipo de amor se concibe como el servicio incondicional a la mujer. Los poetas escribían en provenzal y seguían un código modal en el que el poeta se convertía en el perpetuo servidor de la dama, a quien dedicaba composiciones respetuosas y veneradoras. La lírica cortesana expresa la intensidad del amor imposible debido a la integridad de la mujer casada con el señor feudal y a la diferencia social entre ambos. El pre-renacimiento, desarrollado en el siglo XV, anticipa ciertos rasgos que definirían la concepción del mundo renacentista en los siglos siguientes. Este periodo se caracteriza por el desarrollo de las ciudades, el aumento de la influencia italiana y la figura de Dante en su poema alegórico "La Divina Comedia". Juan de Mena es uno de los representantes más destacados de la poesía culta medieval española, su obra cumbre es "Laberinto de Fortuna", un extenso poema narrativo alegórico muy influenciado por "La Divina Comedia" de Dante. En este poema, el poeta es guiado por la providencia a través de la casa de la fortuna, contemplando las tres ruedas y los siete círculos de los planetas, cada uno representando a personajes virtuosos y pecadores de la antigüedad y de la historia de España. La obra está escrita en versos de 12 sílabas, rima consonante y está llena de sonoridad y recursos cultos y latinizantes. Gonzalo de Berceo es conocido por su profusa literatura de carácter religioso, dividida en dos partes: las cuatro vidas de santos relacionados con el entorno riojano y las tres obras de exaltación de la Virgen María. Sus obras constituyen un conjunto de 25 relatos breves en verso, inspirados en fuentes latinas, en los que se elogia la devoción a la madre de Dios y los beneficios que ella ofrece a los que la veneran. Destacan las repeticiones, el uso de diminutivos y comparaciones que aluden a elementos de la naturaleza, de la agricultura y del mundo rural. Juan Ruiz es conocido por su obra "El Libro de Buen Amor", que posee una compleja estructura con ingredientes diversos y está presidida por la autobiografía amorosa del protagonista. En su obra se incluyen composiciones líricas como los "Gozos de Santa María", episodios narrativos de la historia amorosa entre Don Melón y Doña Endrina, y un relato alegórico de la batalla entre Don Carnal y Doña Cuaresma. También incluye un amplio conjunto de fábulas. El tema central del "Libro de Buen Amor" es la contraposición entre dos amores: el buen amor, espiritual y dirigido a la Virgen, frente al loco amor, carnal y dirigido a las mujeres, considerado pecaminoso. El mensaje de la obra es moralizador, defendiendo el buen amor pero advirtiendo sobre los peligros del pecado. Marqués de Santillana es conocido por sus refranes y las serranillas, poemas sencillos que narran el encuentro de un caballero con una pastora y su posterior diálogo amoroso, en el marco de un bello paisaje primaveral. Escribió ocho serranillas, inspiradas en sus viajes por sus dominios nobiliarios. Jorge Manrique es conocido por su obra "Coplas a la Muerte de su Padre", en la que resume los conceptos de vida y muerte vigentes a lo largo de la Edad Media: el paso del tiempo, la fugacidad de la vida, la igualdad de todas las clases sociales y la presencia de la muerte. Su estilo se caracteriza por la naturalidad y la emoción profunda, manifestada a través de una serie de imágenes de gran calidad. La obra consta de 40 estrofas de pie quebrado divididas en tres partes. En la primera parte se incluyen consideraciones generales y abstractas sobre la muerte y el paso del tiempo. En la segunda parte se desarrollan las ideas de lo general a lo particular. Y en la tercera parte se centra en la figura del difunto don Rodrigo. El lenguaje utilizado es austero, sencillo y directo, con el empleo de alegorías, comparaciones y metáforas de gran plasticidad. Destacan también los arcaísmos léxicos y sintácticos que contribuyen a dotar al texto de un carácter intemporal y permanente.

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