El Legado de Al-Ándalus: Economía, Sociedad y Cultura
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Al-Ándalus: Organización Económica y Social
Al-Ándalus se insertó plenamente en el mundo económico del Islam, lo que impulsó un gran dinamismo en la economía del territorio musulmán.
Las ciudades desempeñaron un papel fundamental como centros de actividades artesanales, mercantiles y administrativas. Muchas tenían raíces romanas, mientras que otras eran de nueva creación. Se articulaban en torno al alcázar, la mezquita mayor y el zoco. Las principales fuentes de riqueza de la economía fueron:
- Agricultura: Se basó en la explotación de latifundios, donde se cultivaba cereal de secano, olivo y vid. Se mejoraron los sistemas de riego (norias, canales, acequias de derivación, etc.). Además, se difundieron cultivos como los cítricos, el arroz, el algodón, la caña de azúcar, el azafrán, etc.
- Ganadería: Se impulsó la cría de ovejas y caballos. La cría de cerdos retrocedió debido a la prohibición coránica de consumir su carne. La apicultura también experimentó un fuerte desarrollo.
- Industria manufacturera: Alcanzó gran desarrollo, especialmente la producción textil, la cerámica, las armas, la fabricación de papel y vidrio, y el trabajo en piel y cuero.
- Comercio: Destacó la llegada a sus puertos de esclavos del norte de Europa y de África, especias de Oriente y oro del Golfo de Guinea.
La sociedad se dividía según criterios religiosos:
- Musulmanes: Árabes, sirios, bereberes y muladíes.
- No musulmanes: Mozárabes y judíos.
Los árabes, una minoría, constituían el sector dominante de la sociedad. Ocuparon las mejores tierras y los altos cargos de la corte. A ellos se unieron los sirios, con quienes rivalizaron por el poder. Los bereberes, procedentes del norte de África y convertidos al Islam, ocupaban un rango inferior en la pirámide social. Ocuparon las tierras más pobres, y su rivalidad con la aristocracia árabe fue motivo frecuente de tensiones y conflictos. Los muladíes eran los hispano-visigodos convertidos al Islam. Los mozárabes eran cristianos residentes en territorio musulmán. Se les permitía conservar sus bienes, costumbres y prácticas religiosas a cambio del pago de tributos. Los judíos gozaban de gran tolerancia, lo que contrastaba con la época visigoda.
Al-Ándalus: El Legado Cultural
La lengua árabe fue su vehículo de expresión, y en su pensamiento se aprecia la influencia de la filosofía y cultura persa, india y grecorromana. Sus creencias religiosas estaban presentes en la cultura, el arte, la política, las ciencias, la sanidad, etc.
Durante el Califato, Al-Ándalus conoció un esplendor cultural en consonancia con el político y el económico. El clima de libertad propiciado por califas como Abd-al-Rahmán III, y sobre todo, Al-Hakam II, convirtió a Córdoba en un centro cultural de primer orden, con un desarrollo de las más variadas disciplinas científicas, así como de la literatura, y en especial de la poesía, tanto clásica como popular.
La España musulmana fue la vía de transmisión a Occidente de la ciencia griega y de gran parte de la hindú, que habían sido recuperadas y desarrolladas por los árabes. Un ejemplo significativo de las aportaciones científicas de Al-Ándalus fue la difusión en el mundo cristiano del actual sistema de numeración, mucho más simple y operativo que el romano.
Con la caída del califato, las principales cortes compitieron en la práctica del mecenazgo y el fomento de las artes y las ciencias. En este periodo, Ibn Hazm escribió El Collar de la Paloma, uno de los mejores tratados sobre el amor de la literatura universal. En el siguiente periodo, los almorávides y los almohades, con su intolerancia religiosa, impusieron una seria limitación al pensamiento. A pesar de ello, en el siglo XII surgieron en Al-Ándalus tres grandes figuras de la medicina y la filosofía: los musulmanes Abentofail y Averroes, además del judío Maimónides.
Al-Ándalus era bilingüe: el árabe era el idioma oficial, pero también se hablaba la lengua de los muladíes, derivada del latín. A estos dos idiomas corresponden también dos tipos de literatura. En árabe clásico se escribió la poesía culta, siempre con una cierta tendencia orientalizante, y en lengua vulgar, frecuentemente entremezclada con lengua romance, se cultivó una poesía popular de carácter autónomo. En la poesía popular destacaron Muqaddam ben Muafa y Abenguzmán. Al primero se le atribuye la invención de la moaxaja, poema con estribillo (jarcha); el segundo llevó a su máximo desarrollo el zéjel.