La Sublevación Militar. El Desarrollo De La Guerra Civil. Evolución Política De Las Dos Zonas Durante La Guerra Civil.

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14.1. La Sublevación Militar. El Desarrollo De La Guerra Civil. Evolución Política De Las Dos Zonas Durante La Guerra Civil. /El presente epígrafe se adentra en el estudio de un evento capital en la historia de España como la Guerra Civil (1936-39). Seguramente se trata del acontecimiento de nuestra historia que más interés ha suscitado tanto nacional como internacionalmente. A nivel interno supone el temprano final de una experiencia democrática harto ambiciosa como la II República y para muchos el desenlace del enfrentamiento de “dos Españas” que mantenían importantes diferencias desde tiempo atrás. / A continuación nos centraremos fundamentalmente en las causas, inicio y desarrollo del conflicto, así como la evolución política de sendas zonas en litigio. / En los meses anteriores a 1936 toda una serie de militares consideraron que se estaban dando una serie de circunstancias en la España de la II República que hacían cada vez más necesaria una sublevación militar que recondujera los designios del país. Entre otras podríamos citar: el mal aceptado triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, la progresiva radicalización de algunos sectores del socialismo y la división en el seno de esta formación; y la escalada conspiradora de militares antiazañistas como Franco, Mola y Goded. / Aunque en los años previos ya se habían producido intentonas golpistas no es hasta julio de 1936 cuando se procede de forma más directa. Si bien la conspiración también contará con colaboradores civiles (monárquicos alfonsinos y carlistas, fascistas...) fueron básicamente una serie de militares descontentos con el Régimen establecido los que procederán a dar un golpe que se precipita a partir del asesinato el 13 de julio de 1936 del líder de la extrema derecha, José Calvo Sotelo. El estratega y jefe de la operación no era otro que Mola, destinado en Pamplona y Sanjurjo era inicialmente el encargado de tomar las riendas del Directorio Militar una vez que triunfara el golpe. Su muerte en un accidente aéreo le privaría de ello y facilitó la puesta en escena de Francisco Franco, otro militar golpista que curiosamente se incorpora a la conspiración tarde y con numerosas dudas. El programa golpista pasaba básicamente por desatar un golpe breve y rotundo que derribara al gobierno republicano, confiando en que la debilidad de este les conduciría a una rápida victoria. Proponían para ello básicamente acabar con el régimen vigente y suspender las libertades constitucionales. El gobierno republicano por su parte, si bien no se mostró tan débil como los golpistas esperaban, tampoco supo tomar las medidas oportunas para sofocar la sublevación. / El golpe comienza en la tarde del 17 de julio de 1936 en Marruecos, donde Franco se pondrá al frente de la rebelión dos días después. Entre el 18 y el 19 irá progresivamente extendiéndose a la Península. Inicialmente se incorporaron Sevilla y Cádiz y a continuación Córdoba, Granada, Navarra, la mayor parte de la actual Castilla-León, Aragón, Galicia, Oviedo y Baleares, salvo Menorca. En líneas generales se trataba de la España más rural y atrasada, mientras que la República conservó su poder en la mayor parte de las principales ciudades y áreas industriales: Madrid, Cataluña, Valencia, actual Castilla-La Mancha, gran parte de Andalucía, Murcia y zonas industrializadas de la cornisa cantábrica y el País Vasco (a excepción de Álava). A partir del 21 de julio se puso de manifiesto el fracaso del golpe y la división de España. Era el comienzo de una Guerra Civil que no concluirá hasta el 1 de abril de 1939. / El desarrollo del conflicto estará marcado por las diferentes etapas que se irán desarrollando por iniciativa de los sublevados. Hay que destacar las siguientes contiendas: / 1. La «guerra de columnas» y la marcha hacia Madrid (julio-noviembre 1936). En esta etapa participaron columnas militares de ambos bandos, fundamentalmente del ejército regular en el caso de los sublevados y milicianos del lado republicano con el respaldo de algunos militares profesionales como los generales Miaja y Rojo. La toma de Madrid se convirtió en objetivo fundamental por parte de los golpistas. Por el norte, Mola tomará Irún y San Sebastián, pero será detenido por la resistencia miliciana al norte del Sistema Central. Por esta razón, las tropas de los generales sublevados Franco y Yagüe tenían más posibilidades de entrar en Madrid por el sur. / 2. La batalla de Madrid (noviembre 1936-marzo 1937). La contienda se convierte entonces en una guerra de desgaste ante la inesperada resistencia republicana de Madrid, a pesar de que el gobierno se había trasladado a Valencia convencido de que la capital caería pronto. No obstante, una improvisada Junta de Defensa presidida por el general Miaja se encargó de frenar el avance de los sublevados, contando para ello con la ayuda de algunos refuerzos del extranjero como los voluntarios de las Brigadas Internacionales y el armamento soviético. El ejército republicano rechazó un primer ataque frontal por el oeste, a la altura de la Ciudad Universitaria. Al no poder tomarla, Franco decidió cercarla en una operación en la que se librarán 3 batallas: la de la carretera de la Coruña, la del río Jarama y la de Guadalajara. En esta fase, a pesar de la resistencia republicana ya se ponen de manifiesto varias claves que condicionarán el desenlace final de la guerra: los sublevados contaron con un mando único, un ejército disciplinado y una ayuda internacional mucho más eficaces que los del bando republicano. /3. La campaña del Norte y las ofensivas republicanas (marzo 1937-marzo 1938). Franco cambia de estrategia y se centra en atacar el territorio republicano del norte, ocupando Bilbao, Santander y Asturias. En abril de 1937 entra en escena el apoyo nazi al bando sublevado, hecho que se concreta en el bombardeo de Guernica por parte de los pilotos de la Legión Cóndor. Los republicanos por su parte emprendieron algunas ofensivas como las de Brunete, Belchite y Teruel, que no lograron resultados decisivos. /4 .La batalla del Ebro y la toma de Cataluña (marzo 1938-febrero 1939). Constituyó la ofensiva final que decidió la suerte de la guerra. Franco cambió entonces de criterio y, en lugar de avanzar hacia Madrid, desplegó un ataque a lo largo del frente de Aragón con la intención de alcanzar el Mediterráneo y dividir la zona republicana. Entre los meses de julio y noviembre de 1938 se celebró la célebre batalla del Ebro tras la cual los sublevados podrán entrar en Barcelona el 26 de enero de 1939. /5. El fin de la guerra (febrero-abril 1939). Los republicanos volvieron en estos meses a mostrar sus diferencias: el entonces presidente del gobierno, Negrín, y el PCE se mostraban partidarios de la resistencia a ultranza y de continuar la guerra. Otros sectores, como el encabezado por el coronel Casado pretendían una salida negociada que pasaba por entregar a Franco los últimos reductos republicanos. Finalmente las tropas franquistas se hacían con el control de Madrid el 28 de marzo y el 1 de abril Franco emitía el último parte de guerra con el cual el conflicto más cruel de la historia de España había acabado. / Los dos bandos en España no evolucionaron homogéneamente como ya hemos dicho, sino que estos debido a sus circunstancias internas y su ubicación, llevaron a actuar a cada uno de una manera diferente. / En el bando republicano, observamos básicamente un colapso, incapaz de controlar su propio territorio. Nada más producirte el golpe militar, se llevó a cabo un intento frustrado de constituir un Gobierno de conciliación con los rebeldes. Al fracasar esta opción el Gobierno presidido por José Giral procederá a armar a las milicias obreras. Se procede también a reprimir a todo sospechoso de colaborar con los rebeldes y los sindicatos llevarán a cabo numerosas incautaciones de propiedades privadas y del clero, servicios públicos, tierras e industrias. En numerosos núcleos controlados por la República, los sindicatos y partidos obreros quieren desatar una revolución olvidándose de que estaba en marcha una guerra civil. / Meses más tarde, sindicatos y partidos obreros entran a formar parte de un gobierno de coalición presidido por Largo Caballero y parece que toman conciencia de la prioridad de ganar la guerra que desatar una revolución. A pesar de las medidas que adoptó, la retirada del Gobierno a Valencia ante lo que se percibía como la inminente caída de Madrid en manos de los sublevados, hizo descender su popularidad. Los enfrentamientos internos entre las distintas fuerzas gubernamentales (CNT, UGT, POUM, PSUC) estallarán finalmente en mayo de 1937 en Barcelona, culminando con la dimisión de Largo Caballero, la disolución del Gobierno de coalición y el acceso a la presidencia del doctor Juan Negrín, con el que se iniciará una nueva etapa. / Con el gobierno de Negrín, se procede a la normalización institucional, ya sin la presencia de ugetistas y cenetistas. El Gobierno se trasladó a Barcelona, recuperó el control del Estado, se restringieron las colectivizaciones y se redujo el poder obrero. En este período constatamos las diferentes concepciones sobre cómo llevar la guerra que existían entre los republicanos: Mientras que Negrín proponía una resistencia a ultranza a Franco, figuras como Prieto y Azaña se mostraban partidarias de una salida negociada con los rebeldes. / En lo que se refiere a la Evolución política del bando sublevado, inicialmente no dejó de ser un pronunciamiento militar clásico, aunque frustrado, que tenía por objeto derrocar al Gobierno. En las primeras semanas no existió ningún tipo de proyecto político común entre los militares sublevados, salvo crear un poder militar que anulara la legislación del Frente Popular y liderara la represión sistemática de quienes apoyaron al Gobierno republicano. / La realidad de la guerra puso de relieve la necesidad de contar con una jefatura única, por lo que el 1 de octubre de 1936 en Burgos, Franco fue elegido para ostentar el mando militar y político único con los títulos de Generalísimo y jefe del Gobierno del Estado español. Amén del ejército, durante esta etapa se concreta el apoyo explícito de la Iglesia católica a los sublevados. La sublevación no tardó en ser calificada de cruzada guiada por el Caudillo. Además, una victoria requería una unificación, por lo que se desarrolló el proceso de unificación de las fuerzas políticas que apoyaban a Franco, carlistas y falangistas, creándose la Falange Española Tradicionalista y de las JONS. / Por otra parte, el poder absoluto de Franco se vio reforzado con la entrada en vigor de la Ley de Responsabilidades Políticas, con la que se consideraba delito la colaboración con la República.

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