La novela desde la posguerra

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la sociedad y cultura: el franquismo tuvo consecuencias políticas sociales económicas e ideológicas que condicionaron a la actividad cultural en nuestro país. Los primeros años de la posguerra fueron especialmente duros en todos los sentidos en el caso concreto de la creación literaria de este periodo hubo tres factores determinantes: la ruptura total con las tendencias literarias anteriores a la guerra, el exilio de un buen numero de escritores e intelectuales que se vieron obligados a salir de España a causa de sus ideas y la existencia de una rígida censura que se prolongo durante años y que trataba de impedir las criticas a la situación política y social. Desde finales de la década de 1950 y sobre todo en la de 1960 las importantes transformaciones que se producen favorecen el desarrollo económico y la modernización del país y hacen surgir actitudes criticas contra la dictadura, conviven en este momento la marcada represión política y una tímida liberalización social. Desde los años 70 después de la muerte de franco y de forma paralela a la consolidación de la democracia la sociedad española ha experimentado cambios importantes que han tenido su repercusión en la cultura. La literatura a partir de 1939: durante la década de 1940 rota la continuidad con el pasado reciente los escritores buscan nuevos caminos para la literatura en medio del malestar y de la angustia propios de un tiempo de posguerra. La creación literaria de esta época esta marcada por el desarraigo y muestra un tono existencialista. En la década de 1950 aparece el realismo social caracterizado por la actitud critica ante un entorno hostil la denuncia de la opresión y de la injusticia y el deseo de un mundo mejor. Durante los años 60 y 70 agotado el realismo social se tiende a la búsqueda de nuevas formas de expresión y a la experimentación con la lengua con los géneros y con nuevas formas narrativas. La influencia de la literatura hispanoamericana no fue ajena al nuevo rumbo de la novela. En los últimos años del siglo XX y hasta la actualidad la narrativa ha alcanzado un auge extraordinario y resulta difícil hablar de tendencias definidas, llama la atención la gran cantidad de títulos publicados y la presencia cada vez mayor de mujeres novelistas. La novela del exilio: el recuerdo de España , las causas y las consecuencias de la guerra civil, las referencias a los lugares y ambientes de los países en los que viven son temas frecuentes en todos los escritores que conocieron el exilio. Entre los escritores exiliados cuyos libros estuvieron durante mucho tiempo prohibidos por la censura se encuentran algunos de los mas importantes novelistas de la posguerra. Ramon J Sender escribió entre otras muchas una serie de novelas publicadas bajo el titulo general de crónica del alba en las que recrea su infancia y juventud. Rosa Chacel caracterizada por la preocupación estética de su escritura cuenta con destacados títulos como memorias de Leticia Valle o Barrio de maravillas. Max Aub se mueve entre el realismo tradicional(las buenas intenciones, La calle de Valverde) y el vanguardismo(juego de cartas). Su obra mas importante es El laberinto mágico, un ciclo narrativo en torno a la guerra civil española. Francisco Ayala autor de relatos cortos ha tratado el tema de corrupción del poder y de las dictaduras en algunas novelas. Los años 40 la novela existencial: aunque se publican novelas triunfalistas que cuentan la guerra desde la perspectiva de los vencedores, y novelas de tipo sentimental la angustia y el desarraigo son las notas dominantes en la literatura mas interesante del momento. Dos novelas protagonizadas por sendos personajes que nada tienen de héroes revelan una nueva forma de enfrentarse a la realidad La familia de pascual Duarte de camilo José Cela protagonizada por un campesino extremeño condenado a muerte por una serie de asesinatos refleja un mundo de violencia y miseria. Nada de Carmen Laforet en la que una joven que llega a Barcelona para iniciar sus estudios universitarios experimenta la soledad la insatisfacción y la amargura de la existencia. Los años 50 el realismo social: los primeros síntomas de lo que será la renovación de la novela llegan en la década de 1950. una cierta flexibilidad de la censura y el descubrimiento de los novelistas extranjeros coinciden con la aparición de nuevos escritores que conciben la novela como denuncia de una situación social injusta. El realismo critico o realismo social esta representado por la llamada generación del medio siglo se imponen el realismo y el afán de objetividad el autor se limita a contar una realidad ya de por si bien significativa y las preocupaciones estéticas quedan relegadas por lo general a un segundo plano. La sociedad española se convierte en el tema narrativo y el protagonista colectivo desplaza al héroe individual. Títulos como la Colmena de camilo José cela o El jarama de Rafael Sánchez Ferlosio resultan reveladores. Ambientada en el Madrid de la posguerra mas de 300 personajes desfilan por las paginas de la colmena novela constituida por una sucesión de escenas que muestran como todos ellos se afanan por sobrevivir en un mundo de penurias y escasez. En el jarama a través de las conversiones de un grupo de jóvenes que pasan un día de excursión junto al rió quedan reflejados la rutina y el hastió de la sociedad del momento. Los años 60 la narrativa experimental: agotada la formula del realismo social y visto el escaso éxito del proyecto de modificar la situación política y social los novelistas sienten la necesidad de buscar nuevas formulas o enfoques mas complejos y de prestar una mayor atención a la lengua literaria. A este cambio de rumbo contribuyeron sobre todo dos factores de carácter literario: la influencia de los grandes novelistas extranjeros del siglo: Marcel Proust, Franz Kafka, James Joyce y William Faulkner. El descubrimiento de la novela hispanoamericana del momento con titulos como Rayuela de Julio Cortazar, la ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa o 100 años de soledad de Garcia Marquez. Autores de la narrativa experimental: la decada se abre con un titulo significativo Tiempo de silencio de Luis martín Santos esta novela incorpora todas las innovaciones de la gran narrativa europea y americana y es la mas representativa de este periodo. Un léxico exigente una técnica novedosa y la variedad de procedimientos narrativos y estilísticos hacen de esta obra el punto de partida de una manera diferente de entender la novela. El protagonista un científico que se dedica a la investigación hace posible que el lector se asome a muy diversos ambientes intelectual la clase media y la aristocracia. A la renovación del genero narrativo se unen por este tiempo nombres ya consagrados como miguel delibes con cinco horas con Mario, camilo José cela con san camilo, o Gonzalo torrente ballester con la saga/fuga de J.B. Al mismo empeño se suman autores de la década anterior como goytisolo que publica en 1966 señas de identidad y nuevos novelistas entre los que destacan Juan benet y Juan marse que publican en 1967 dos obras clave de la nueva tendencia volverás a región y ultimas tardes con teresa respectivamente. La etapa de la novela experimental se cierra con la verdad sobre el caso savolta de Eduardo Mendoza novela en la que además puede verse una cierta tendencia a volver hacia formas narrativas tradicionales. Técnicas de la narrativa experimental: los autores de la década de los sesenta buscan nuevos caminos para renovar la novela en aspectos como el papel del narrador en la historia o el punto de vista desde el que se narra. Entre las técnicas narrativas que se incorporan a la novela de este periodo destacan la importancia que se concede al monologo interior esto es a la reproducción de los pensamientos de los personajes tal como brotan en su conciencia, es un recurso que permite conocer los pensamientos íntimos del personaje. Cambios en el punto de visto de la narración. En una misma novela puede pasarse de la narración en primera persona a la narración en tercera persona aparece también aunque mucho menos frecuentemente el relato en segunda persona. El narrador se permite en ocasiones intervenciones irónicas acerca de lo narrado y la división en capítulos se sustituye a veces por secuencias separadas por espacios en blanco y hasta se escriben novelas sin divisiones de ninguna clase. La novela entre 1975 y 1990: concluida la dictadura con la muerte de franco en 1975 comienza el periodo de transición a la democracia que puede darse por concluido en 1990. regresan los autores del exilio y los novelistas se muestran mas preocupados por el oficio de narrar que por los acontecimientos políticos y sociales. El argumento vuelve a tener un papel relevante y se recupera el placer de contar sobre todo en las novelas de Luis Mateo Diez(La fuente de la edad, Las estaciones provinciales) Julio Llamazares(Luna de lobos, La lluvia amarilla) José Maria Merino(las visiones de Lucrecia) o Manuel Vázquez Montalbán autor de el pianista y creador del detective pepe Carvalho protagonista de una serie de relatos policíacos. Debe destacarse la importante aportación al genero narrativo de numerosas mujeres como Esther Tusquets, Soledad puertolas o cristina Fernández cubas. La novela española en la actualidad: a partir de la década de 1990 autores que habían empezado a publicar en la década anterior han visto como su obra es estudiada y reconocida. Es el caso de Javier Marías(todas las almas, corazón tan blanco) Antonio Muñoz Molina(el jinete polaco, Plenilunio) Almudena Grandes(las edades de lulú, Malena es un nombre de tango) Luis Landero(juegos de la edad tardía, el guitarrista) o Arturo Pérez Reverte(el maestro de esgrima, la tabla de Flandes y la serie de novelas protagonizadas por el capital alatriste). Novelistas jóvenes dan cuenta en sus obras de los problemas de la generación de la democracia: las drogas el alcohol o las sectas. Otros autores menos jóvenes prefieren profundizar en el mundo de la memoria como Gustavo Martín Garzo(el lenguaje de las fuentes, el pequeño heredero) o Manuel Rivas(el lapiz del carpintero, ¿Qué me quieres amor?). finalmente novelistas como Ignacio Martínez de Pison o Bernardo Atxaga han publicado a partir de los años noventa la mayor parte de sus obras. A ellos habría que añadir de los años 90 la mayor parte de sus obras. A ellos habría que añadir por poner ejemplos significativos nombres como los de Javier Cercas o Juan Manuel de Prada de edades preocupaciones y estilos bien distintos.

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