El Keynesianismo: Una Crítica a la Soberanía del Productor y la Teoría del Capital

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El Keynesianismo

Crítica de las ideas keynesianas

Análisis sobre la soberanía del productor. El keynesianismo plantea que el consumidor debe someterse al productor: hay que consumir en cualquier circunstancia, sea lo que sea lo que nos ofrezcan los empresarios. De ahí que, si el consumidor no quiere consumir, sea el Estado quien consuma por él. En una crisis, esto significa que hay que conseguir que el dinero siga circulando sin que se reestructure la economía. Si seguimos consumiendo y gastando en la misma proporción que antes, dilapidamos el ahorro. A largo plazo, la economía entraría en una enorme depresión. Para Keynes, el largo plazo importa poco.

Que la soberanía la tengan los consumidores es positivo (deciden si gastar o no el dinero), ya que, por el lado del consumo, provoca que los empresarios se adapten a las necesidades de los consumidores; se produce lo que la gente quiere consumir.

Desde el punto de vista del inversor, quien tenga oro o sea soberano significa que puede, de alguna manera, protestar (si no invierte ni consume) ante tipos de interés artificialmente bajos (preferencia temporal de los agentes económicos), y se limitará mucho el alcance de la expansión del crédito.

Análisis de la liquidez

Keynes considera que la liquidez no cumple ninguna función, que es inútil, y, en la medida en que, por mantenernos en liquidez, no estamos invirtiendo, es nocivo porque el tipo de interés será más alto, la inversión será menor y, por tanto, la demanda agregada también.

La liquidez cumple con la función de soberanía del productor y del consumidor. Desde el punto de vista empresarial, en la medida en que los medios de capital son irreconvertibles y específicos, las estructuras productivas satisfacen unas necesidades específicas. Si éstas cambian, la estructura debe cambiar. La liquidez de las empresas es lo que tienen en caja; está ahí para hacer frente a imprevistos y pagos. Los saldos de caja son una especie de seguro sobre los imprevistos, permiten que, en cada momento, los empresarios se vayan adaptando y coordinando entre sí.

La liquidez permite que los agentes se adapten a los cambios.

Teoría del capital (relacionada con la liquidez)

Keynes considera que, en la estructura productiva, no hay tiempo: siempre que se quiere consumir, hay producción; el gasto en consumo genera la producción. Por tanto, equipara gasto con renta (el tener rentas es lo que nos permite gastar). La producción surge automáticamente del consumo y no ve problemas en el capital. Surge la creencia errónea de que todos los recursos ociosos se pueden poner en uso tirando de gasto. No tiene en cuenta que, para volver a utilizar los factores productivos a los salarios que venían percibiendo, lo que hay que hacer es recomponer esa estructura.

Gasto público multiplicativo: 1 / (1 - pmc)

pmc (proporción marginal al consumo).

Al gastar más en consumo, tenemos menos para la nueva estructura.

Si 10 personas se encerraran en una habitación y se intercambiaran billetes, se crearía riqueza. Esto es falso porque las cantidades intercambiadas siguen siendo las mismas; somos igual de ricos que antes. Los ladrones son buenos en cierta medida.

Falacia de la ventana rota

Imagina que un gamberro coge un ladrillo y rompe un escaparate de un carnicero. El carnicero tiene que ir al vidriero para repararlo; entonces, genera riqueza porque ha creado una demanda que no había. Pero sólo se ve eso, porque el vidriero ahora, al tener que hacer el vidrio, no se podrá comprar un vestido u otra cosa.

Henry Hazlitt (La economía en una lección)

Lo que distingue a un buen de un mal economista es que el malo solo ve los resultados inmediatos; el bueno ve más allá y ve las consecuencias lejanas. El multiplicador de cualquier persona es mucho mayor que el del Estado. Para demostrarlo, dijo que, si la renta total de la economía es Y, es igual a la renta total de todas las personas V y la suma de mi dinero R: Y = V + R - V = 0.999999Y

Entonces R = 0.000001Y de la renta de la sociedad.

Luego Y = 1000000R.

La falacia es que confunde las relaciones funcionales con las causales. Es evidente que la renta es consumo más inversión. Si el 90% de la renta es consumo, si aumento el consumo, la renta se aumenta en la misma proporción. La relación funcional es que la inversión es la décima parte de la renta. Pero cuanto más consuma una sociedad, más achatada será su estructura productiva y menos renta generará porque habrá menos ahorro disponible.

Keynes ignora la influencia del tiempo.

El ahorro no le importa lo suficiente. Como el gasto genera renta, la renta permite ocupar el lugar del ahorro.

La demanda de factores productivos varía en la misma dirección que la demanda de bienes de consumo. Esto es un error: que, si consumimos más, invertimos más. Para invertir más, hay que ahorrar, y, por tanto, consumir menos.

Cuarta proposición sobre el capital: la demanda de bienes de consumo no es igual a la demanda de trabajadores.

Concebir el dinero como un bono de compra. Se suma a la teoría cartalista: el dinero es una creación del Estado que permite circular las mercancías. El dinero surge cuando los empresarios intentan intercambiar sus mercancías más ilíquidas por otras más líquidas. El dinero no puede ser sólo para gastarlo.

Keynes supone que el tipo de interés a corto plazo lo determina la oferta y demanda de dinero, y que el tipo de interés a largo plazo lo determina la eficiencia marginal del capital (la rentabilidad de las inversiones). En realidad, todos los tipos de interés de la economía se determinan por la preferencia temporal, tanto a largo como a corto plazo. Lo que sucede es que hay un tipo de interés muy a corto plazo que es como el precio del dinero.

La teoría keynesiana es una tergiversación y surge de una mala interpretación de la teoría del ciclo económico, porque, durante la etapa de crecimiento insostenible (boom económico), se desarrollan las industrias más alejadas del consumo, las más intensivas en capital de las fases superiores. Entonces, lo lógico es que aparezcan muchos capitalistas, nuevos ricos, en los que se obtengan muchos beneficios y mayores a los salarios. Aquí surge su error inicial: si los beneficios crecen así, habrá una tendencia a que se consuma menos. No se consume lo suficiente para dar salida a todo el stock productivo.

Cuando los empresarios ven esto, empiezan a atesorar liquidez, sube el tipo de interés, cae la demanda de crédito y cae la inversión. Sólo se ha producido una mala inversión en algunas etapas. La solución sería que compráramos las viviendas que se venían produciendo. La necesidad de ajuste es lo que no ve. La economía no se sustenta sólo con más gasto.

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