Jürgen Habermas: Razón, Comunicación y Ética en la Sociedad Contemporánea

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Jürgen Habermas (nacido en 1929) representa y sintetiza la segunda generación de la Escuela de Frankfurt. Es una de las figuras más sugerentes de la filosofía social y política de la actualidad. En la filosofía de Habermas, están presentes tres circunstancias reales de nuestro tiempo:

  • Los individuos y la sociedad ya no mantienen las referencias tradicionales a las que se concedía valor universal.
  • Se han generalizado culturas con formas de vida y valores muy diferentes en asuntos como la familia o la muerte.
  • Las ideologías y los idearios políticos influyen en los ciudadanos.

Sin embargo, considera que a pesar de estas diferencias, los seres humanos no tenemos más remedio que entendernos, de ahí su propósito de formular un método para los acuerdos a los que no podemos renunciar.

Crítica a la Racionalidad Ilustrada y al Marxismo

Habermas plantea una crítica a la racionalidad ilustrada, o lo que es lo mismo, al concepto de progreso que habían planteado los ilustrados. Habermas encuentra una contradicción: mientras que muchos países occidentales habían avanzado en el concepto de razón y en las aplicaciones científicas y técnicas, habían sucumbido los ideales ilustrados de libertad, igualdad, etc. De ahí que Habermas pretenda replantear una teoría de la racionalidad.

Habermas también critica las posturas de Marx, puesto que sus conceptos no son válidos para ser aplicados al análisis del siglo XX tras dos guerras mundiales y la caída de muchos sistemas comunistas.

Los Tres Tipos de Interés del Conocimiento

Para Habermas, el conocimiento se guía y está estructurado por algún tipo de interés que impulsa a la propia razón a solucionar problemas concretos de nuestra vida. Hay tres tipos de interés:

  • Interés técnico: Orienta el conocimiento hacia el dominio de la naturaleza (propio de las ciencias empíricas).
  • Interés práctico: Se orienta hacia el entendimiento de las personas (ciencias hermenéuticas).
  • Interés crítico: Propio de las ciencias morales.

El interés crítico no puede pasar por alto que la ciencia y la técnica se han convertido en la ideología dominante. Por eso es urgente poner en ejercicio la función crítica para procurar el retorno a los intereses morales y a los valores profundamente antropológicos. Debe ser reconocido el papel de las ciencias morales: la reflexión ética, sociológica, estética, sentimental e incluso religiosa. A juicio de Habermas, ese diagnóstico responde a las aspiraciones profundas de nuestra sociedad, que busca una felicidad y una vida buena que no consigue a través de las ciencias, la técnica y el consumo. Por eso, las ciencias morales deben encontrar cabida en el panorama científico actual.

El Lenguaje Discursivo y la Voluntad de Acuerdo

Para Habermas, al contrario del concepto racionalista que entendía la razón como facultad universal, defiende que la experiencia actual confirma que la razón se manifiesta mediante “una pluralidad de voces”. Por eso cuesta entendernos, pero no podemos dejar de hacerlo. Para conseguirlo, propone una metodología fundada en el lenguaje discursivo, que es el acto de un sujeto que se dirige a un interlocutor con la intención de transmitirle un sentido comprensible. Para ello, el discurso debe tener una función “pragmática”: debe producir efectos reales en el mundo.

La finalidad del discurso comunicativo es la voluntad de llegar a acuerdos, y para ello es necesaria la discusión argumentada y el diálogo razonado. Para que todo ello sea legítimo, deben respetarse unas reglas que contribuyan a la objetividad, como:

  • Diversidad de hablantes.
  • Ausencia de coacción externa.
  • El compromiso de todos para admitir el mejor argumento, entre otras cosas.

La Ética de Habermas: Política, Universal y Formal

Los acuerdos deben ser considerados exigencias normativas para todos, teniendo como objetivo su aplicación al mayor número de interlocutores. Pueden ser integrados socialmente y dotados de legitimidad para servir de principio de leyes y normas.

Finalmente, la ética de Habermas es, por tanto, política, entendiendo por este concepto todo aquello que posibilita la convivencia pacífica entre los hombres. Es universal, pues el consenso alcanzado afecta a todos, y es formal, pues su contenido no está prefijado a priori.

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