John Stuart Mill

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John STUART MILL
Influencias:
  • Epicuro:
    Mill es mucho más moral y social y Epicuro más individualista, pero està de acuerdo en que se debe buscar el placer.
  • Jeremy Bentham: el objetivo moral humano es la felicidad entendida como placer “máxima felicidad para el mayor número de personas”. Rechaza que Bentham no daba mucha importancia a la libertad y Mill sí. Bentham no hacía una distinción cualitativa de los placeres, para Mill es mejor la cualidad que la cantidad.
  • Hume: TDC y la teoría ética (emotivismo moral), dice que la ética debe estar basada en el sentimiento.
  • Teorías socialistas: preocupación social por las clases oprimidas.
  • Smith y Ricardo (economistas): el estado no debe intervenir en los procesos económicos. 
  • Comte y su positivismo: hace falta una ciencia que se ocupe de las leyes que rigen la sociedad.

Utilitarismo:
Mill se puede considerar un defensor del Utilitarismo, pero sobre la cuestión de como definir “la felicidad del mayor número”, las teorías de Mill y Bentham divergen en dos puntos:
  1. Para Bentham la felicidad está vinculada a la cantidad de placer
  2. Para Mill lo importante es la calidad de los placeres. Por ello los placeres del espíritu son más importantes que los del cuerpo. De aquí su famosa máxima “es preferible ser un sócrates insatisfecho que un cerdo satisfecho”.
Además, debido a su crisis reformula los principios del utilitarismo manteniendo una alta consideración a la democracia, al respeto y a la igualdad, la consideración de la diversidad, la espontaneidad, la imaginación y el valor irreductible de la sigularidad humana. Mill pone emfasis en la noción de BIEN COMÚN, según él, es el criterio moral. Este principio es o llegará a ser parte de la naturaleza humana y contribuirá a la felicidad individual. 
¿Es incompatible la noción de bien común con la noción de felicidad individual?
La noción de bien común de Stuart Mill identifica este bien común con la obtención de aquella suma más alta posible de satisfacción y de felicidad para el mayor número de persinas, y la idea es que la auténtica felicidad solo se da en un contexto de felicidad general (relación directa con la noción de simpatía y el sentimiento de humanidad de Hume). 
Los intereses de uno se combierten en los propios. Para Mill, por lo tanto, la moral es una cuestión en último término también de hábito (igual que Aristóteles o Hume). La felicidad en Mill implica como primera condición el autorespeto o la dignidad. Esta es la parte más valiosa de la felicidad. Mill distinguíó entre dos conceptos:
  • Contentamiento: gozo puramente personal, es no moral. Consiste en el puro “estar bien” que no es aún “vivir bien”. Por lo tanto, pertenece a individuos que aun no han conseguido la autonomía moral.
  • Felicidad: supone un gozo solidario. Solo se puede llegar a ser plenamente feliz cuando se vive rodeado de gente que también lo es. Se puede estar contento en la desdicha, pero no ser feliz.
Contraargumento: se puede ser infeliz en una sociedad feliz.
Relaciónándolo con su concepción del bien común, Mill establece una jerarquía de placeres. En esta  escala de placeres Mill sitúa las satisfacciones intelectuales, el altruismo y los placeres emocionales por encima de los más vulgares y sensoriales, y afirma que “el ideal utilitarista es el bienestar general y no el bienestar personal”. Entre los placeres superiores también estarían esos que contribuyen a la felicidad colectiva. La pregunta básica que se formula en el capítulo 3 de su famosa obra El Utilitarismo es la siguiente “¿Porqué estoy obligado a promover la felicidad general?”.
Tiene que quedar claro que la teoría de Mill es incompatible con el edonismo vulgar (busca del placer porque si). El placer y la utilidad que plantea son de carácter solidario. Este es un punto que también lo diferencia radicalmente del individualismo utilitarista de Bentham. La mayor utilidad es la mñas grande felicidad, y es más grande la felicidad de muchos que la felicidad de uno solo. Para ser feliz de verdad, necesitamos serlo con los demás. 
Crítica: ¿Se puede ser infeliz en una sociedad feliz?
Falacia naturalista: los empiristas afirman como hecho empírico que el hombre busca la felicidad y concluyen a partir de aquí que el hombre no debe llevar a cabo aquellas acciones que disminuyen la felicidad o aumenten el dolor y la infelicidad.
Es necesario hacer distinción dentro de la ética del utilitarismo:
  1. Utilitarismo del acto: se trata de un cálculo de provecho en el que nos planteamos delante de cada caso o en cada circunstancia que es lo que maximiza nuesro placer o nuestra felicidad, sin necesidad de seguir normas a priori (que no están basadas en la experiencia). En este utilitarismo cada acción tiene unas consecuencias y son ellas las que nos permiten evaluar su valor. Este tipo de utilitarismo es más propio de Bentham.
  2. Utilitarismo de la regla: intento de universalizar los criterios. El bien y el mal no pueden ser juzgados des de la perspectiva de una acción concreta, sino des de las consecuencias más globales de una regla que tiene que valer universalmente. 
La diferencia entre ambos la encontramos en la crítica de John Stuart Mill a su padre a propósito del voto de las mujeres. James Mill considerava que el voto de las mujeres no era un hecho relevante, porque de hecho ellas tenderían a votar como sus maridos y en consecuania solo aumentarían en papeles electorales. Darles el voto a las mujeres era pues un acto que no aumenta la felicidad de nadie. En cambio Mill respondíó que incluso si este razonamiento era correcto, se pasava por alto la dignidad de las mujeres como ser humano, y por lo tanto se vulneraba una regla imprescindible para ser feliz. Según Mill no es útil cualquier tipo de placer sino el que hace una vida mejor, y más no es mejor. Por lo tanto, la fundamentación de este tipo de utilitarismo es la dignidad humana. Además aquí podemos apreciar lo que ya contempló Bentham sobre el principio de “utilidad marginal decreciente” formulado por Paretto o también conocido como “principio de Paretto”.Según la formulación clásica tendría que ser posible calcular placeres y dolores y en teoría se podría hacer mediantes este principio, resumiendo viene a decir que: el valor o la utilidad no reside en las cosas, la fuente del valor sólo la halaremos en las espectativas que un individuo tiene y en el provecho que se espera de ellas.

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