Isabel II y el Sexenio Democrático: Etapas y Transformaciones en la España del Siglo XIX
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El Reinado de Isabel II: Primera Etapa, las Regencias (1833-1843)
El reinado de Isabel II se inició con el llamado conflicto sucesorio planteado tras la muerte de su padre, Fernando VII. Isabel nació en 1830, es decir, era una niña cuando el rey cayó enfermo en 1832 y se planteó su sucesión. De acuerdo con la Ley Sálica, las mujeres no podían reinar, pero Fernando la revocó con la Pragmática Sanción de 1830. Nombró a su esposa María Cristina regente y obligó a las Cortes a jurar a su hija Isabel como sucesora. Cuando Fernando VII murió en septiembre de 1833, su hermano y aspirante al trono, Carlos María Isidro, se negó a reconocer la legitimidad de la princesa Isabel, autoproclamándose Carlos V. Sus partidarios se levantaron en armas, iniciando una guerra civil entre los carlistas y los isabelinos. Isabel tuvo que buscar aliados entre la burguesía liberal para defender el trono.
El Carlismo
Socialmente, el carlismo aglutinaba sectores importantes del clero y del mundo rural. Las regiones de predominio carlista fueron siempre las provincias vascas y Navarra. Sus bases ideológicas se resumían en el lema "Dios, Patria, Rey y Fueros", lo que significaba:
- Oposición radical a las reformas liberales.
- Defensa de la monarquía absoluta y demás valores del Antiguo Régimen.
- Defensa de los intereses de la Iglesia y de los fueros vasco-navarros.
Guerra Carlista
En el bando carlista, la guerra tenía muchas similitudes con la reciente Guerra de Independencia: los sublevados controlaban amplias áreas rurales del norte y noroeste de España, pero no conseguían dominar ninguna ciudad relevante. El intento de tomar Madrid se frustró, aunque ni siquiera llegaron a combatir. El ejército isabelino, con el general Espartero al mando, consiguió una importante victoria en la batalla de Luchana que acabó con el sitio de Bilbao. El ejército carlista se encontraba muy dividido, sin triunfos significativos y con una gran escasez de medios. Finalmente, el 31 de agosto de 1839, Espartero y Maroto firmaron el Convenio de Vergara que ponía fin a la guerra y en el que Espartero aceptaba respetar los fueros vascos. Por su parte, los carlistas entregaron las armas de los 25.000 hombres de su ejército. Carlos se sintió traicionado y se exilió en Francia.
Además, la guerra dejó abierta la cuestión foral que consistía en que las leyes debían ser iguales para todos los españoles. En 1841 se aprobaron varias leyes por las que Navarra perdía sus aduanas, sus privilegios fiscales, sus exenciones militares y sus instituciones propias del gobierno. A cambio, consiguieron un sistema fiscal muy beneficioso. En 1841, las provincias vascas perdieron algunos antiguos privilegios forales, pero llegaron al acuerdo de los llamados conciertos económicos. La cuestión foral pervivió durante todo el siglo XIX.
Medidas Liberalizadoras durante la Regencia de María Cristina
Mientras se desarrollaba la guerra carlista, se fueron produciendo las primeras medidas liberalizadoras, dado que la reina gobernadora tenía que hacer concesiones a los que estaban defendiendo el trono para su hija frente a los realistas. Las medidas más significativas de este periodo fueron:
El Estatuto Real de 1834
Se trata de una ley fundamental concedida por la regente que renuncia a algunas de sus competencias a favor de las Cortes. Prácticamente solo se reformaron las Cortes, que se configuraron en dos cámaras:
- Cámara Alta: de un carácter marcadamente aristocrático: alta nobleza, obispos, arzobispos, militares de alto rango y un número indeterminado de personas influyentes nombrados por la Corona.
- Cámara Baja: compuesta por representantes elegidos por un sufragio muy restringido.
Con el Estatuto, la reina dejaba de concentrar todos los poderes. El Estatuto era muy insuficiente para los liberales progresistas, por lo que, tras una nueva sublevación del ejército, el Motín de los Sargentos de La Granja en 1836, volvió a entrar en vigor la Constitución de 1812 hasta que se elaboró la de 1837.
La Constitución de 1837
Los progresistas parten del texto de 1812. Lo principal de esta Constitución es:
- Soberanía nacional.
- División de poderes.
- Poder legislativo en dos cámaras: Congreso de los Diputados y Senado.
- El rey mantiene importantes atribuciones del poder ejecutivo: iniciativa legislativa, derecho de veto, designación de senadores, nombramiento de ministros.
- Un título completo recoge la declaración de derechos y libertad individual.
- No se prohíben religiones diferentes a la católica.
La Desamortización Eclesiástica de Mendizábal
Fue uno de los hechos políticos y económicos más significativos de la Regencia. La desamortización consistía en expropiar los bienes de la Iglesia. El objetivo era acabar con las tierras de manos muertas, es decir, aquellas que estaban fuera del mercado, para ponerlas a producir en manos de otros propietarios. La medida fue llevada a cabo por el general progresista Mendizábal, que volvió de su exilio al ser llamado por la regente para solucionar el grave déficit del Estado.
En 1840, María Cristina fue obligada a renunciar a la regencia y se eligió al general Espartero, progresista que continuó la obra de Mendizábal y quiso avanzar en la implantación del liberalismo económico. La firma de un acuerdo de librecambio con Gran Bretaña le creó muchos enemigos. Finalmente, Espartero se exilió en Londres.
Segunda Etapa: El Reinado de Isabel II (1843-1868)
Con la marcha de Espartero, Isabel fue declarada mayor de edad en 1843, a los 13 años, asumiendo directamente las responsabilidades como reina de España.
La Década Moderada (1843-1854)
Durante la primera parte (1843-1854), conocida como Década Moderada, fueron los moderados los que controlaron los sucesivos gobiernos y se fueron consolidando las instituciones básicas del Estado, tales como:
- El Consejo de Ministros se organizó de 6 u 8 ministerios.
- La administración local pasó a tener una notable importancia.
- La creación de la Guardia Civil en 1844.
- La reforma del sistema fiscal: crearon un sistema eficaz y moderno.
- Ley Electoral de 1846 que redujo el número de electores a 96.000 varones.
El modelo del sistema moderado quedó recogido en una nueva Constitución de 1845. El nuevo texto constitucional suprimía artículos como el principio de soberanía nacional, sustituido por la soberanía compartida entre las Cortes y la Corona, establecía la confesionalidad católica del Estado y recortaba derechos individuales.
La etapa de la Década Moderada había llegado a un punto en el que la corrupción de la vida política y económica y los favoritismos de la reina provocaron la crisis. Como en otras ocasiones, llegó por la vía militar: un nuevo pronunciamiento, conocido como La Vicalvarada, dirigido por los generales Dulce y O'Donnell, puso fin a la Década Moderada e inició un corto periodo conocido como Bienio Progresista (1854-1856).
El Bienio Progresista (1854-1856)
Las medidas más significativas del Bienio son:
- Un nuevo proceso desamortizador que en 1855 promulgó la Ley de Desamortización General, llamada así porque ponía en venta los bienes de propiedad colectiva.
- La Ley del Ferrocarril aprobada en 1855, que aprobaba un ambicioso impulso a la construcción de líneas en España.
- Un nuevo proyecto de constitución, la llamada "non nata" de 1856 que recogía los principios de los progresistas, aunque no llegó a entrar en vigor.
Finalmente, con el Pacto de Ostende se desterró a la reina y se implantó a un nuevo monarca, Amadeo de Saboya, y poco después se proclamó la Primera República.
El Sexenio Democrático (1868-1874)
Primera Etapa: Triunfo de la Revolución y Gobierno Provisional (1868-1869)
Las fuerzas políticas protagonistas de este primer momento fueron las que firmaron el Pacto de Ostende:
- Los progresistas liderados por el general Juan Prim. Era el que aglutinaba a las distintas fuerzas firmantes del Pacto de Ostende que formarían el Gobierno Provisional.
- Los demócratas aportaban un importante sector intelectual y conectaban con las clases populares urbanas.
- La Unión Liberal liderada por Serrano. Su principal aportación era la influencia en el ejército y el apoyo de las clases acomodadas.
Triunfo de la Insurrección Militar
La fórmula elegida para llevar a cabo la revolución fue el pronunciamiento: el 19 de septiembre de 1868, el almirante Topete publicó un manifiesto al grito de "¡Viva España con honra!" proclamaba la expulsión de la reina y el establecimiento de un Gobierno Provisional. Estaba formado por progresistas y unionistas, quedando al margen los demócratas. Lo presidió el general Serrano, con Prim como ministro de Guerra y líder indiscutible del proceso. Este primer gobierno adoptó un régimen democrático, como fueron el reconocimiento de las libertades de expresión, de asociación y de reunión y las limitaciones del poder de la Iglesia. Se quería garantizar el orden y el control de la situación por el Gobierno central, publicando un decreto de disolución de las juntas.
Monarquía o República
El asunto determinante fue la decisión sobre la forma que se debía organizar el Estado: monarquía democrática o república. Se decidió por la monarquía democrática, aunque con la condición de que el futuro rey no fuera Borbón. Unos aceptaron la monarquía y otros se declararon republicanos.
Segunda Etapa: Regencia del General Serrano (1869-1871)
Mientras se buscaba un rey, las Cortes nombraron regente al general Serrano, aunque Prim seguía controlando las riendas del poder. Hubo varios candidatos en las casas reales europeas y la elección de uno u otro provocaba recelos en los países europeos. Finalmente, fue elegido Amadeo de Saboya.
Tercera Etapa: Reinado de Amadeo I (1871-1873)
Prim fue asesinado en diciembre de 1870, provocando que su reinado fuera inestable desde el principio. Los problemas se manifestaron en varios frentes: entre los partidos que le apoyaban, con los enemigos del régimen, en conflicto con Cuba y los republicanos.
Cuarta Etapa: La Primera República (1873-1874)
El 11 de febrero de 1873, las Cortes proclamaron la República tras la abdicación de Amadeo I. El final de la República se produjo en 1874 cuando el general Martínez Campos proclamó rey a Alfonso XII.