Intervención en Motricidad: Estrategias y Fundamentos

Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Magisterio

Escrito el en español con un tamaño de 17,06 KB

Principios y Orientaciones Metodológicas de la Intervención en Motricidad

Diseñar una estrategia de intervención requiere tres elementos:

  • Los niveles de la estructura psicomotriz a los que se pretende acceder.
  • Los ámbitos de actuación donde ha de desarrollarse.
  • Los medios y recursos, personales o materiales, que es más conveniente utilizar según cuales sean los objetivos o los campos de actuación donde se realice.

1. Fundamentación Teórica

En un diseño de intervención, la postura sincrética permite una adecuación específica a los distintos objetivos en función del campo de aplicación.

1.1 Concepto de Cuerpo

Para clarificar el diseño metodológico desde la motricidad, conviene resaltar:

El concepto de naturaleza humana: modelo unitario, global, holístico. Para su tratamiento, hay que describirla como una estructura psicomotriz, psico-orgánica o psicosomática, en la que integramos aquellas dimensiones que serán condición y objeto de la misma intención metodológica.

El equilibrio holístico: Identificado con la “estructura psicomotriz”, hace necesario que todos sus elementos, áreas o dimensiones, se organicen en una funcionalidad óptima. De la organización de la estructura y de su capacidad de actuación depende el carácter, la naturaleza, la pertinencia o la eficacia de las relaciones que el sujeto establece consigo mismo y con el resto de los elementos que componen el esquema (O - M).

1.2 Concepto de Movimiento

Para explicar cómo entendemos la conducta y los nexos relacionales que las determinan, apelamos a los siguientes principios teóricos:

A. Principio Homeostático de la Relación

La solución al problema adaptativo se concreta en el establecimiento de un equilibrio interactivo entre los dos miembros de la ecuación (O - M). El método de intervención que tenga en cuenta esta relación homeostática ha de plantearse las siguientes metas:

  • Identificación de planes y expectativas, de las motivaciones iniciales, que constituyen o cuantifican la información sensorial tanto de origen exógeno como endógeno.
  • Percepción de estímulos propioceptivos que proporcionan al individuo el conocimiento de sí y de su disponibilidad conductual: autoaceptación y autoconcepto.
  • Autoorganización: construcción del esquema corporal y organización de la estructura psicomotriz.
  • Desarrollo de las capacidades y aptitudes necesarias para la conducta: capacidades físicas básicas y aptitudes psicomotrices.
  • Adquisición de un repertorio dinámico que incluya el desarrollo de la espontaneidad como la base de la disponibilidad, el almacenamiento de formatos de conducta y la adquisición de habilidades y destrezas motrices.
  • Establecimiento de la interacción con el medio a través de un eficaz análisis de las propiedades de los objetos y de las relaciones establecidas entre ellos mediante procesos de comprensión adecuadamente.
B. Concepto de Adaptación

Jean Piaget, en su estudio sobre la conducta, propone dos estrategias para resolver el problema de la adaptación:

  • Acomodación: cuando el organismo condiciona su comportamiento a las condiciones del medio.
  • Asimilación: modificando el medio, ajustando sus características y elementos a las aptitudes adecuadamente elaborados.
C. La Noción de Disponibilidad

Se entiende por disponibilidad el resultado del proceso de autopercepción que condiciona el comportamiento del individuo, además de ser uno de los efectos que produce la experiencia conductual entendida como resultado de la relación dialéctica establecida entre el sujeto y el medio. Jean Le Boulch identifica la “disponibilidad corporal” con el conjunto de la condición de la disponibilidad mental y afectiva; es más una cualidad de la conducta que una percepción propioceptiva. Es la posibilidad del organismo para reaccionar globalmente, sin reflexión, en situaciones de emergencia y en función de las experiencias anteriores, lo cual, de alguna manera, parecería una forma de ajuste del esquema sensorio-motor desde parámetros de eficacia funcional.

D. La Modularización de la Conducta

La conducta implica la ejecución de un formato motor. El formato motor es un instrumento ubicado en la memoria que nos permite ejecutar una conducta en función de tres acciones:

  • Relacionar un determinado formato motor con el engrama sensorial, el estímulo o la información de la circunstancia a la que se responde para alcanzar el equilibrio adaptativo concretado en un objetivo determinado.
  • Adquirir formatos motores que, una vez interiorizados, puedan ser empleados como formato básico de la conducta.
  • Elegir con acierto un determinado formato que se adecue al problema que ha de resolverse.

Se elige el formato motor en función del carácter del nexo que relaciona a los elementos que interactúan, mientras que son las circunstancias que, en cada momento, definen a ambos elementos de la ecuación (O - M) las que sirven de referentes para desarrollar el proceso de modularización. Factores principales:

  • El grado de autopercepción.
  • El nivel de conocimiento del medio.
  • La naturaleza de la relación: intencionalidad.
E. El Modelo de Conducta

El paradigma unitario considera la conducta como expresión o producto de la intervención de, al menos, tres dimensiones:

  • Tónico-motriz.
  • Afectivo-emocional.
  • Cognitiva.

1.3 Otros Principios Referidos a la Adecuación Metodológica

A. La Función de Interiorización

Tanto J. Piaget como Le Boulch toman el concepto de interiorización como un aspecto de la representación mental por el que la acción o la información propioceptiva se sustituye por algún tipo de imagen o esquema (esquema corporal o autopercepción). Bruner lo denomina “representación inactiva”, aludiendo a la información motriz.

La noción de internalización que propone Le Boulch permite establecer un nexo entre lo psicomotriz y lo cognitivo, distinguiendo dos vertientes básicas:

  • La vertiente sensoriomotriz de la respuesta cinética, que correspondería al esquema corporal inconsciente.
  • La vertiente cognitiva, que corresponde a una imagen del cuerpo operativo formado por diversas informaciones de carácter extereoceptivo y cinestésico hechas conscientes.

La representación mental que permite asociar la imagen visual del cuerpo a las informaciones cinéticas que proporciona la conducta motriz y, por tanto, la experiencia, proporcionará la organización de esquemas sensoriales y de los programas motores sobre los que, más tarde, se organizarán los nuevos recursos adaptativos o la adquisición de aprendizajes que Le Boulch adjudica al “cuerpo operativo”.

B. La Contextualización Psicoevolutiva de la Propuesta Metodológica de Intervención

Todos los principios teóricos enunciados hasta ahora carecerían de sentido si no estuvieran contextualizados desde una perspectiva psicogenética y evolutiva.

2. Aspectos Metodológicos del Proceso de Intervención en Motricidad

A un diseño metodológico no solo se le debe exigir que dé respuestas procedimentales eficaces, sino que también se sustente sobre unos principios teóricos que le proporcionen la coherencia necesaria para ajustarse a unos aspectos normativos:

A. Uso de una Metodología Activa
  • “Estructuración recíproca” (Munchielli): Para que la experiencia sea eficaz, O - M de la conducta hacen que se estructure recíprocamente.
  • Todo aprendizaje “debe concebirse como una experiencia” (John Dewey). “La mejor práctica es una buena teoría”.
  • “Ejercicio problema” (pedagogía de la mediación, Feuerstein, P.).
B. Aceptar la Realidad del Individuo Sujeto de la Intervención

La metodología ha de permitir la vivenciación, individualizada o colectiva, como resultado de que los efectos o informaciones generadas por la experiencia puedan ser asimiladas o interiorizadas de forma peculiar por cada participante.

C. Aplicar el Principio de la Globalidad al Análisis y en la Aplicación Práctica

Se debe aplicar a que los efectos de la experiencia repercutan en todas las posibles dimensiones de la estructura psicomotriz. La primera y principal consecuencia de este planteamiento afectará al modo en que han de concebirse los recursos metodológicos. Los ejercicios construidos basados en estereotipos motores o las conductas motrices reproductoras de modelos carecen de interés y utilidad.

D. El Fomento de la Relación

En la relación O - M se tiene en cuenta una doble consideración a la que se atienen diversos objetivos:

  • Como condición del esquema corporal, pues su naturaleza orienta la intencionalidad de la conducta, la elección de la respuesta, la intervención de las distintas dimensiones o la repercusión de sus efectos en la estructura psicomotriz.
  • Como objetivo de la intervención, pues, a menudo, es necesario organizar los nexos relacionales para asegurar una conducta adaptativamente eficaz y equilibrada.
E. El Uso de la Vivencia como Recurso de la Intervención

La vivencia se hace necesaria para superar el empleo del llamado “ejercicio construido”, destacando tres aspectos en ella:

  • La naturaleza de la experiencia que genera y, por tanto, que esta sea “satisfactoria” y eficaz en la consecución de los objetivos pretendidos.
  • El control de la repercusión, planos afectados o aparatos intervinientes.
  • Su significación deberá ser diversa, integrando conclusiones de tipo tradicional, afectivo y simbólico.

Por otra parte, con relación a otros recursos metodológicos, la vivencia también evidencia otras peculiaridades:

  • El desarrollo y desenlace de una vivencia se deben a una dinámica en la que se asocian coyunturas de distinto significado.
  • Su estructura puede responder a organizaciones diversas y sucesivas compuestas de elementos distintos.
  • La vivencia no se ajusta a parámetros temporales concretos.
  • La vivencia, por lo que se refiere a su significación anímico-afectiva, no se define por su carácter.
  • La vivencia es de muy difícil previsión, programación y premeditación.
  • La previsión de que se produzca una vivencia ha de establecerse con un carácter muy flexible, sujeto a los condicionantes que pueden imponer cuantas circunstancias intervengan en su desarrollo.
  • Interesa la actividad vivenciada para la intervención del motricista, pues aporta una dinámica en cuya evolución deberá inhibir o potenciar determinadas posibilidades de conducta.
  • La vivencia ha de poseer un carácter sincrético.
F. Potenciar el Carácter Espontáneo de la Acción

Esta consideración destaca la necesidad de dotar o reconstruir, en el sujeto, un repertorio dinámico o conductual que le permita emitir un comportamiento espontáneo. Si se recomienda su uso es por dos razones:

  • Para eludir la vieja tendencia de que en educación física parece primar la automatización del movimiento como requisito conveniente para la mejora del rendimiento motriz.
  • Porque esta cualidad comportamental permite que la atención se desplace a otros aspectos de la conducta, como son la intencionalidad, la resolución de problemas, la implicación de otros significados o la consideración de las relaciones.

En todo caso, disponiendo de formatos motores adecuadamente interiorizados, la espontaneidad condicionará atributos fundamentales de la conducta, como la creatividad, la eficacia o la modularización necesaria para adoptar el formato motor a las exigencias de la situación.

G. Fomento de la Creatividad como Criterio Metodológico para la Elaboración de Recursos y Actividades

Concreción de un impulso intencional originado por la búsqueda de nuevas metas adaptativamente más eficaces: “plasticidad”. López Tejada (2005) la describe como “la capacidad humana que permite al individuo realizar innovaciones valiosas y resolver innovadoramente problemas de carácter motor”.

Procesos fundamentales:

  • Percepción de la situación y toma de decisiones intencionales.
  • Establecimiento de relaciones entre los elementos.
  • El diseño y ejecución de la respuesta o la conducta motriz.

Modelo tridimensional de Guilford (1980): percepción del problema, formulación del problema, búsqueda de ideas, valoración de las ideas, realización de ideas.

H. Elección Predeterminada de la Estimulación de la Conducta

Cualesquiera que sean los estímulos, su uso y elección deberán responder a un planteamiento crítico y premeditado en función de los efectos que se pretendan, ya que, a menudo, de esta estimulación depende la calidad y el carácter de la conducta con que se resuelve la circunstancia existencial o el tipo de relaciones que van a caracterizarla.

I. Identificación de los Dominios y Mecanismos Intervinientes en el Esquema Conductual

La discriminación de objetivos puede plantearse de manera previa y específica, tal y como sugiere una metodología analítica, o como consecuencia de considerar las dimensiones que se pretenden activar y que se prevé que han de intervenir, tal y como contempla la metodología sincrética.

El desarrollo o aplicación del procedimiento metodológico de la intervención requiere la activación de aquellos mecanismos dinamizadores de la conducta más adecuados para cada objetivo, para cada momento evolutivo o para cada campo de aplicación.

J. Adecuar Evolutivamente el Proceso de Intervención

En el proceso de intervención, hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:

  • La elección de objetivos adecuados a las necesidades de cada etapa.
  • El tratamiento de los objetivos que, en cada etapa evolutiva, cobra una importancia diferente: identificar los ámbitos de intervención.
  • La elección de los elementos que caracterizan cada una de las distintas propuestas de intervención: (El estilo psicomotricista y los elementos temáticos, simbólicos o formales que cualifican las actividades. / Los elementos inductores de la acción. / El diseño de la acción o vivencia).
K. Uso de la Experiencia Vivida como Recurso de la Intervención

Jean Piaget afirmaba que la acción constituye el principal factor de desarrollo, la base del aprendizaje y el principal motor de la evolución del hombre. Por eso, la motricidad requiere que la conducta utilizada como medio de intervención posea determinadas cualidades que la caractericen como experiencia vivida o, dicho de otra forma, que otorguen a la experiencia un carácter vivencial o vivenciado.

Será, por tanto, el resultado de una información variada y organizada de manera compleja, compuesta por informaciones de distinto signo que son adquiridas a través de múltiples cauces, mecanismos o procesos aferentes de carácter sensorial, anímico, afectivo, cognitivo, simbólico, cinestésico, etc.

L. Fomentar los Procesos de Interacción Considerándoles Recursos u Objetivos Metodológicos

Sea como condición o como objetivo, el procedimiento de intervención ha de tener en cuenta cuantos nexos relacionales se establecen entre los factores y los elementos constitutivos del esquema de conducta.

3. Orientaciones Técnicas de la Intervención

a. La elección de las técnicas debería responder a un proceso selectivo orientado por distintas consideraciones:

  • El fundamento conceptual en que se sustente la metodología.
  • El ámbito o campo en que se proyecte aplicar.
  • Los objetivos que se pretenden desarrollar.
  • La dimensión o dominios que intervengan en la activación y conclusión de la conducta, de los que la motricidad será un elemento presente de manera permanente.

b. Con relación al uso de aprendizajes y destrezas: el empleo de situaciones problema en la ejecución de la conducta.

c. Con relación al estilo de dirección:

  • La actuación del director de la intervención: (directividad o metodología instrumental / no directividad o metodología vivenciada).
  • El procedimiento de programación de toma de decisiones (carácter instrumental / carácter vivencial).

d. Otros factores de la intervención:

  • La composición del grupo.
  • Recursos materiales.
  • Instalaciones e infraestructuras.

Entradas relacionadas: