Historia de la Reforma Protestante: Origen, Expansión y Figuras Clave
Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Historia
Escrito el en español con un tamaño de 9,75 KB
La Reforma Protestante
El Mundo Anterior a la Reforma
La Situación de la Iglesia
El progreso de las teorías políticas y la institución de las monarquías nacionales dieron lugar a que el Papa perdiera paulatinamente dominio e influencia sobre los diversos Estados de la Cristiandad, hasta el punto de que no consiguió reunir a los príncipes cristianos cuando los turcos —de religión musulmana— amenazaron Europa. El Papa tenía bajo su poder temporal sólo algunos territorios en la península itálica —los Estados Pontificios— y desde ellos debió actuar como político para impedir que la lucha de los diversos Estados europeos por la hegemonía o supremacía en Italia amenazara su independencia. Quizás por esta circunstancia se empezó a elegir a Papas italianos, para evitar precisamente que, al ser de otra nacionalidad, se comprometiera la estabilidad de los Estados Pontificios.
El clero había perdido también parte de esa religiosidad que lo caracterizó en la Edad Media. Un gran número de obispos se ordenaban en el momento de tomar posesión de su sede, otros se comprometían con la política temporal de los distintos príncipes, y casi todos llevaban una vida de lujo que contrastaba con la pobreza y con el rigor de la antigua vida monástica.
Los males de la época se reflejaron, pues, en la Iglesia, abriendo un profundo abismo entre sus objetivos espirituales y el comportamiento de sus altos representantes.
A pesar de ello, la religión continuó impregnando la vida entera de la sociedad y explicando muchas de sus manifestaciones políticas y económicas. Se multiplicaron los actos externos de piedad: procesiones, carnavales, peregrinaciones, jubileos, conmemoración de reliquias, representaciones sacras, etc.
La Reforma de Lutero
Las Indulgencias y el Comienzo de la Reforma
En este ambiente de crisis se iba a plantear una reforma que muy pronto superaría los ámbitos religiosos para convertirse en problema político.
En 1517, el pontífice León X decidió erigir la Basílica de San Pedro y, para cubrir los cuantiosos gastos de la monumental obra, otorgó indulgencias.
Las indulgencias constituían un mecanismo por el cual quien entregaba una limosna a la Iglesia recibía determinadas gracias y beneficios espirituales, principalmente el perdón total o parcial de sus pecados o el perdón de las penas del Purgatorio.
En esta época, las indulgencias se habían transformado en un tema de escándalo, que Lutero no vaciló en denunciar. El 31 de octubre de 1517 aparecieron en la puerta de la Universidad de Wittenberg las 95 tesis por las que Lutero condenaba no ya la irregularidad de las indulgencias, sino el poder de la Iglesia para concederlas, con lo que se adentraba en el campo de la herejía.
El Papa León X intentó convencer a Lutero de sus errores y, con tal fin, envió al embajador pontificio Karl von Miltitz para que conversara con el reformador en Leipzig. Pero nada se logró con la entrevista, salvo que Lutero, ampliando su ataque, negara la autoridad del Papa y de los Concilios. Como Lutero no aceptó retractarse, el Papa León X lo excomulgó.
Martín Lutero y su Doctrina
Lutero había nacido en Eisleben en 1483, en el seno de una familia modesta. Estudió en la Universidad de Erfurt, ciudad en la que en 1505 ingresó en la Orden de los Agustinos. En 1512 ocupaba la cátedra de Teología de la Universidad de Wittenberg. Dotado de una gran inteligencia, Lutero era un hombre de espíritu atormentado. Veía una profunda contradicción entre la moral predicada por el clero y la vida de lujo que llevaban determinados monjes y obispos. Esto, que podría haber sido el principio de una actitud reformista en el seno de la Iglesia, se convirtió rápidamente en el origen de una serie de vehementes y exaltados ataques contra la Iglesia y el Papa, su cabeza visible, cuya autoridad juzgaba funesta para la Cristiandad, al imponer sobre la misma criterios que no podían ser juzgados ni censurados por la comunidad de creyentes.
Con ello, Lutero defendía la capacidad de juicio de todo cristiano como un derecho natural. Tal era la idea básica del concepto de libre examen, por el que todo cristiano podía tener libre acceso a las Sagradas Escrituras e interpretar su sentido sin necesidad de autoridad alguna.
El pensamiento luterano parte de la tesis de que únicamente en Dios radica la salvación. A este respecto, el creyente establece con Dios un pacto de fe por el cual, si realmente cree, obtiene el perdón de sus pecados.
Según estos planteamientos, Lutero llegaba a la conclusión de que las obras eran un medio de honrar a Dios externamente, y decía que el hecho de que alguien las realizara no lo hacía más piadoso, sino en el caso de que fueran acompañadas de una profunda fe en Dios. Bastaba, pues, la fe para salvarse.
Los puntos fundamentales de la doctrina luterana son:
- Considera que el hombre es absolutamente incapaz de salvarse del pecado original y de dejar de pecar.
- Las buenas obras no son necesarias para la salvación. El medio para salvarse es tener fe, y afirma que el justo se salva por la fe. Esto va en contra de la doctrina católica, que subraya la necesidad y el valor de las obras.
- La proclamación del libre examen. La autoridad personal es suficiente para interpretar los textos sagrados. La tradición de la Iglesia es rechazada como fuente de doctrinas y se niega la autoridad de la Iglesia en la interpretación bíblica.
- La modificación de los sacramentos, de los que sólo se respeta el Bautismo y la Eucaristía.
- La supresión del culto a la Virgen, a los santos y a las imágenes. Se niega el valor de las indulgencias y la existencia del Purgatorio.
Expansión del Luteranismo en Alemania
A la muerte del emperador Maximiliano, la corona imperial de Alemania recayó en el nieto de los Reyes Católicos, Carlos I de España y V de Alemania. Su papel fue el de aliado del Papa y defensor de la Iglesia. El emperador convocó en 1521 la Dieta de Worms (organismo alemán similar al Parlamento) para exigir la retractación de Lutero. Éste se negó y, más tarde, un edicto imperial lo condenó al destierro.
Lutero se refugió en el castillo de Wartburgo, pero sus ideas ya se habían difundido por Alemania. Los burgueses del sur, primero, y los nobles del norte, después, se convirtieron en acérrimos defensores de Lutero. Para los príncipes, la Reforma ofrecía la oportunidad de arrebatar a la Iglesia sus bienes, confiscar sus rentas y reducir su autoridad, aumentando de esta manera el poder e influencia de los nobles sobre sus súbditos.
Carlos V, a su vez, debido a la guerra mantenida con Francisco I —rey de Francia— no podía actuar en contra de los príncipes alemanes rebeldes que defendían las ideas de Lutero, condenado al destierro. Ante tal estado de cosas, la Dieta de Spira, convocada en 1529, acordó que, mientras se aguardaba la celebración de un concilio, se toleraría el luteranismo en las regiones en que ya existía, pero se prohibía su difusión a otras comarcas. Los luteranos protestaron ante esta decisión y, al parecer, desde este momento recibieron el nombre de protestantes. Al año siguiente, Carlos V pretendió de nuevo llegar a un acuerdo pacífico con Lutero, para lo cual convocó la Dieta de Augsburgo. Pero también esta vez fueron inútiles los intentos de reconciliación, y en 1531 los príncipes alemanes convertidos al luteranismo constituyeron la Liga de Smalkalda, opuesta al emperador.
Hasta 1544, los príncipes rebeldes, y con ellos el luteranismo, ganaron terreno continuamente. Pero ese mismo año finalizó la guerra hispano-francesa y Carlos V dirigió sus tropas contra la Liga de Smalkalda, que en 1547 fue derrotada en la batalla de Mühlberg. Sin embargo, la amenaza turca impidió que el emperador español empleara libremente la fuerza para terminar con los luteranos, quienes finalmente obtuvieron, por la Paz de Augsburgo (1555), el reconocimiento de su poder en los territorios donde ya residieran. Esta paz obligaba, asimismo, a los súbditos de los príncipes, que debían aceptar la fe luterana de acuerdo con el principio cuius regio, eius religio, es decir, cada región debía adoptar la religión de la mayoría y del príncipe. A partir de este momento, el luteranismo se extendió rápidamente por gran parte de Europa septentrional y central.
La Reforma Fuera de Alemania
Zwinglio y Calvino
Tras la muerte de Lutero, acaecida en 1546, los protestantes se hicieron aún más extremistas. Destacó entre ellos el sacerdote suizo Ulrico Zwinglio, párroco de la principal iglesia de Zúrich, quien modificó la idea de Lutero, politizando el sentido del Evangelio.
Influido por las ideas de Lutero y Zwinglio, el francés Juan Calvino creó en Ginebra el foco más intransigente del protestantismo. El calvinismo preconizó un severo control de la vida pública y privada, en nombre de los principios religiosos. Víctima de este fanatismo religioso fue el médico y teólogo español Miguel Servet, quien murió en la hoguera por discrepancias ideológicas con la doctrina calvinista.
Lo más distintivo de la doctrina calvinista es el principio de la predestinación. Según este principio, Dios, que todo lo sabe, sabe quién se condenará y quién se salvará. Por tanto, las obras no importan: el que está predestinado a condenarse se condenará, haga lo que haga. El que lleva una vida austera y posee una fe intensa está destinado a salvarse. De ahí el fanatismo de esos grupos que, por otra parte, sólo mantienen los sacramentos del Bautismo y la Eucaristía. El calvinismo se propagó por los Países Bajos, Escocia (presbiterianos), Inglaterra (puritanos) y Francia (hugonotes).