Historia del Condado de Castilla: Orígenes, Expansión y Unificación
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El Condado de Castilla
Orígenes del Condado
La primera mención del nombre de Castilla se encuentra en un documento del año 800 que se refiere a la ofensiva de Hisham I sobre Vardulia (ahora llamada Castilla). Esta comarca, cuyo centro era Espinosa de los Monteros, se extendía por las demarcaciones de Villarcayo y Medina de Pomar. Alrededor del año 814, se produjo una emigración de campesinos hacia el sur. Gracias al trabajo de monasterios y obispos, se dirigió una colonización que dio lugar al nacimiento de una comunidad política con caracteres propios. Se puede citar la restauración de la diócesis de Valpuesta por orden del obispo Juan (Juan de Valpuesta), quizá un mozárabe emigrado, así como el trabajo de dos obispos mozárabes que restauraron y repoblaron la diócesis de Oca en el 844.
Primeros Condes y Consolidación
Los primeros condes o potestades conocidos en este territorio fueron legislados por los monarcas de Oviedo-León a título vitalicio, pero su dominio solía referirse solo a una parte del territorio. Castilla no era un condado, sino un conjunto de pequeñas mandaciones y condados cambiantes según la voluntad de los reyes leoneses. Ordoño I otorgó el gobierno de Castilla al conde Rodrigo, a quien encargó nuevos avances y repoblaciones. Hacia 873, gobernaba Castilla su hijo Diego Rodríguez Porcelos, quien, por encargo de Alfonso III y durante 12 años, desplegó una intensa actividad repobladora. Restauró localidades como Ubierna (882) y patrocinó fundaciones monásticas como San Pedro de Cerdeña (899). Es especialmente reconocido por fundar un burgo defensivo sobre una colina que defendía el paso del río Arlazón, la actual ciudad de Burgos.
División y Reunificación
A la muerte de Diego Rodríguez (885), la unidad del condado se disolvió. Alfonso III, que había entregado Álava al conde Vela Jiménez, otorgó tres mandaciones simultáneas: a Nuño Núñez, Castrojeriz; a Gonzalo Téllez, la mandación de Lantarón y Cerezo; y a Gonzalo Fernández, la de Lara y Burgos. Todos ellos llevaron a cabo una enorme actividad repobladora en el reinado de García I. Nuño Núñez restauró Roa, Gonzalo Téllez repobló Osma, y Gonzalo Fernández hizo lo propio en Clunia, Itaza y San Esteban de Gormaz.
El Auge de Fernán González
Desde mediados del siglo X, el protagonista de la historia de Castilla fue Fernán González (931-970). Aprovechando su parentesco con Ramiro II, llevó a cabo una política de repoblación y unificación. Hacia 933, dominaba los territorios castellanos (Castilla la Vieja, Lantarón, Álava y Burgos). Poco después, participó en la victoria de Simancas (939) y repobló Sepúlveda (940). Tras rebelarse contra Ramiro II en 943, fue encarcelado por tres años y, al recobrar la libertad, solo se le devolvió Burgos. Sin embargo, aprovechó la guerra civil y la intervención musulmana en León para avanzar en la unificación territorial durante los reinados de Ordoño III, Sancho I y, sobre todo, Ramiro III. En 970, año de su muerte, la vinculación de Castilla a su familia y su independencia de facto respecto a León eran definitivas.
Consolidación de la Independencia
Desde 970, Castilla, independiente, estuvo regida por García Fernández (970-995), hijo de Fernán González. Reestructuró el condado y asumió la iniciativa en la lucha contra los musulmanes, logrando apoderarse del Castillo de Gormaz (978). Con el botín, él y su esposa, Ava de Ribagorza, fundaron el monasterio de Covarrubias. El protectorado musulmán impuesto en León dejó al conde castellano solo frente a los ataques musulmanes. La interrupción de estos ataques por problemas en el norte de África permitió al conde avanzar en su proyecto de unidad. En 992, se realizó el matrimonio de Bermudo II con Elvira, hija del castellano. El conde murió en 995 tras ser apresado y herido en un combate contra los musulmanes.
La fundación del monasterio de Covarrubias dotó a Castilla de un centro espiritual, donde fueron enterrados los condes castellanos, y permitió una mayor repoblación del territorio.
Sancho García y la Recuperación de Territorios
Castilla quedó en manos de Almanzor, bajo cuya tutela inició su gobierno el conde Sancho García (995-1017). Esto garantizó algunos años de paz, en los que se reordenó la legislación castellana. Tras la muerte de Almanzor, el conde repatrió muchos cautivos desde Córdoba. En 1011, mediante negociación, los cordobeses devolvieron Gormaz, San Esteban de Gormaz, Coruña del Conde, Osma y otras plazas. Las tres hijas de Sancho García casaron con Berenguer Ramón I, conde de Barcelona; Sancho Garcés III de Navarra; y Bermudo III de León, consolidando el proyecto de unidad de su padre.
García Sánchez y la Tutela Navarra
A la muerte del conde Sancho García, accedió al poder García Sánchez (1017-1029), un niño bajo la tutela de su cuñado, el rey de Navarra. Este trató de mantener la integridad del condado y alejarlo de luchas con León, pero no pudo evitar el asesinato del conde de León en 1029. Esta muerte propició la intervención del monarca navarro, quien legó el gobierno condal a su hijo Fernando.