Hemorragias y Asfixias: Tipos, Causas y Primeros Auxilios

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Hemorragias: Tipos y Tratamiento

Una hemorragia es la salida de sangre fuera de los vasos sanguíneos como consecuencia de un traumatismo vascular.

Clases de Hemorragias

Según el derrame, distinguimos varias clases de hemorragias:

  • Externas
  • Internas
  • Exteriorizadas por orificios naturales

Hemorragias Externas

Según su procedencia, se pueden clasificar en:

  • Arteriales: La sangre es de color rojo brillante y su salida es a borbotones. Son más peligrosas que las venosas.
  • Venosas: El color de la sangre es rojo oscuro, la salida es continua, como babeando por los bordes de la herida.
  • Capilares: Hemorragia en sábana.

En este tipo de hemorragias la sangre se visualiza, existe dolor y se presentan los síntomas que enumeraremos en las hemorragias internas, más o menos acentuado.

Asfixias: Causas, Fases y Primeros Auxilios

Las asfixias ocurren cuando se priva al organismo del oxígeno necesario para vivir. El oxígeno, que se encuentra en el aire que nos rodea, tiene que pasar por: fosas nasales, faringe, laringe, bronquios, bronquiolos y alvéolos. En estos últimos es donde el oxígeno pasa a la sangre y, transportado por la hemoglobina, es llevado a todas las células del organismo.

Si se afecta cualquiera de estos pasos, tendremos un tipo diferente de asfixia:

  • Una fase externa
  • Una fase cardiopulmonar
  • Una fase sanguínea
  • Una fase celular

Fase Externa

Corresponde a la circulación del aire desde la nariz hasta los alvéolos. Las causas de la asfixia en esta fase serían:

  • Obstáculo de vías respiratorias (cuerpos extraños, agua, tierra, ahorcamiento, etc.).
  • Gases inertes, no por la toxicidad del gas, sino por el desplazamiento del oxígeno (ozono, hidrógeno).
  • Gases irritantes o cáusticos, provocan irritación de las vías respiratorias. Hay una primera fase en la que no existen síntomas de asfixia, pero más tarde sobreviene un edema de pulmón (lejías, etc.).

Fase Cardiopulmonar

Además de oxígeno, necesitamos unos buenos movimientos respiratorios, que pueden verse alterados por:

  • Músculos respiratorios que no funcionan bien por enfermedad (polio) o por alteraciones (descargas eléctricas).
  • Afectación del centro respiratorio situado en el sistema nervioso central (por fracturas cervicales, traumatismos graves de cabeza, algunas drogas, etc.).
  • Alteraciones en el árbol broncopulmonar (por asma, bronquitis, o gases irritantes y tóxicos).
  • Parada de los movimientos del corazón (por golpes violentos sobre el pecho, descargas eléctricas, etc.).

Fase Sanguínea

La hemoglobina se carga de productos tóxicos por los que tiene mayor apetencia que por el oxígeno, surgiendo así la asfixia. Uno de estos productos tóxicos es el monóxido de carbono proveniente de incendios, braseros, estufas de gas, etc. En estos casos, la víctima suele presentar: malestar general, mareos, dolor de cabeza, disminución de la agudeza visual y auditiva, zumbido de oídos, náuseas y vómitos.

Fase Celular

A veces, lo que no puede respirar es la célula porque tiene bloqueada su capacidad para captar oxígeno (intoxicación con cianuros, ácido cianhídrico procedentes de industrias, fumigaciones, etc.).

Primeros Auxilios en Caso de Asfixia

  1. Separación del accidentado de la causa que le produce la asfixia. Ejemplo: Mal de altura; descender a cotas más bajas.
  2. Limpieza de las vías respiratorias. Tierra, alimentos, vómitos, etc., serán extraídos con los dedos (nunca empujar hacia dentro).
  3. Extracción de cuerpos extraños aspirados. Si la víctima está inconsciente, golpear repetidamente con la palma de la mano la espalda del enfermo, siempre con la víctima en decúbito lateral y la cabeza más baja que el tórax. En niños, se sujetan por los pies y se deja colgar la cabeza hacia abajo, golpeando la espalda con la otra mano. Si la víctima está consciente, realizar la maniobra de Heimlich.
  4. Mantenimiento de la permeabilidad de la vía respiratoria. En los accidentados inconscientes, la vía respiratoria puede quedar bloqueada por la caída de la lengua. Para evitarlo, provocaremos la hiperextensión del cuello y la elevación del maxilar con lo que, si existe respiración espontánea, el problema está resuelto. La hiperextensión se realiza colocando una mano en la frente y la otra en la nuca; se tira del cuello hacia arriba y de la frente hacia abajo. Posteriormente, con la mano que teníamos en la nuca, cogemos la barbilla empujando el maxilar inferior contra el superior al tiempo que otra mano fija sólidamente el cráneo en hiperextensión.
  5. Reanimación respiratoria. Esta debe ser continuada hasta que el paciente respire por sí solo, o estemos seguros de su muerte.

Técnica de Boca a Boca

  • El asfixiado estará en decúbito supino y el socorrista a su derecha.
  • Con los dedos de la mano izquierda, pinzamos la nariz a la vez que provocamos la hiperextensión del cuello para abrir vías aéreas.
  • El socorrista inspira aire y, aplicando su boca alrededor de la del accidentado, le espira e introduce el aire en la boca de este.
  • Se retira la boca, para que la víctima espire pasivamente, y se observa si su pecho presenta movimiento.
  • Repetir el ciclo unas 15 veces por minuto.

Otros métodos son:

  • Boca-nariz: Se usaría en caso de traumatismos en la boca. Cerrar la boca en la insuflación y abrir en la exhalación.
  • Boca a boca-nariz: En lactantes y niños pequeños. La extensión del cuello es menor, al igual que la cantidad de aire introducido.
  • Boca a estoma: No es preciso arquear.
  • Método de Silvester: En ciertas ocasiones, puede ser imposible realizar las técnicas anteriores; casos de grandes heridas en la boca o nariz, electrocuciones, etc. Por ello, estudiaremos otros métodos manuales de reanimación respiratoria, como es este.

Para ello, actuaremos así:

  • Paciente boca arriba, cabeza ladeada.
  • Se coloca un rodillo de tela bajo la espalda de la víctima.
  • Arrodillado a la cabeza de la víctima, se comienza con una espiración, comprimiendo el tórax.
  • Para ello, se cogen las muñecas de la víctima, se llevan sobre su pecho, se cruzan y el socorrista echa su peso sobre los brazos y tórax del accidentado.
  • La inspiración se realiza traccionando los brazos de la víctima, separándolos del cuerpo y llevándolos hacia atrás hasta tocar el suelo.
  • Se realizarán de 10-14 movimientos por minuto.

Reanimación Cardíaca

Consiste en aplicar una presión sobre el corazón a fin de conseguir hacer circular la sangre cuando el corazón se ha parado.

Para ello:

  • Colocar a la víctima echada boca arriba sobre un plano duro.
  • A un lado del paciente, el socorrista fija el punto de presión unos dos o tres dedos por encima de la apófisis xifoides.
  • Presionar con la mano extendida apoyando la eminencia tenar. La otra mano se cruza sobre la primera.
  • Comprimir con los brazos extendidos para descargar todo el peso sobre el tórax, con un movimiento seco.
  • Se realizará con una frecuencia de 60 veces por minuto.
  • El masaje cardíaco a niños de corta edad se realiza con dos dedos o con una mano, según la edad, y con una frecuencia de 80-100 veces por minuto.

Método Combinado de Resucitación

Toda parada cardíaca conlleva una parada respiratoria. Así pues:

Con dos socorristas:

  • Un socorrista dará 3 o 4 insuflaciones al comienzo.
  • El otro realizará cinco masajes cardíacos.
  • Continuaremos con un ritmo de 1-5 (1 respiración-5 masajes cardíacos) sin que nunca coincidan una respiración con un masaje, puesto que son presiones opuestas.

Con un socorrista:

  • Inicialmente realizará dos respiraciones.
  • Seguiremos con 15 masajes cardíacos.
  • El ritmo en este caso será de 2-10 (2 respiraciones-10 masajes cardíacos).

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