La Guerra de la Independencia Española (1808-1814): Crisis, Revolución y Constitución de 1812

Enviado por Chuletator online y clasificado en Historia

Escrito el en español con un tamaño de 6,81 KB

La Crisis de 1808 y la Guerra de la Independencia (1808-1814): Los Comienzos de la Revolución Liberal

Enmarcado por la Guerra de la Independencia, y paralelamente al proceso militar, se produce en España una verdadera revolución política cuyo objetivo sería la instauración de un régimen liberal, que se plasma en las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812.

Los Inicios de la Guerra

En la España de Carlos IV se vivía una grave crisis económica y política que se acrecentó en 1806-1807 con el desprestigio del primer ministro Godoy. Por un lado, contaba con la oposición de la nobleza y el clero, que acabarían uniéndose en torno al príncipe de Asturias, futuro Fernando VII. Otro grupo de españoles volvían sus ojos hacia Napoleón esperando cambios liberales que acabasen con el Antiguo Régimen.

En octubre de 1807 tiene lugar el Proceso del Escorial. Se produce una intriga de Fernando VII y parte de la alta nobleza en contra de Godoy con el objetivo de que Carlos IV abdicara en su hijo. El complot es descubierto y Carlos IV perdona a su hijo, que había sido arrestado, para ello delatará a sus cómplices que son encarcelados y desterrados.

El 19 de marzo de 1808 se produce el Motín de Aranjuez. De nuevo está promovido por Fernando VII con el apoyo nobiliario y protagonizado por campesinos de la localidad que, junto con criados y soldados de palacio, asaltan y toman la casa de Godoy. La causa está en la extralimitación del tratado de Fontainebleau (llegada de tropas francesas a Madrid al mando de Murat) y la sospecha de que Godoy iba a huir con los reyes a América. La consecuencia del motín fue la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo.

La grave crisis política española que se inició con el Proceso del Escorial (octubre de 1807) y se continuó con el Motín de Aranjuez (19 de marzo de 1808), desembocó en las Abdicaciones de Bayona (5 de mayo de 1808). Napoleón atrae a la familia real a la ciudad francesa de Bayona para solucionar las diferencias entre Carlos IV y su hijo Fernando VII, produciéndose una cascada de abdicaciones de la corona española: Fernando VII, que había sido proclamado rey tras los sucesos de Aranjuez, abdica en su padre, que a su vez lo hará en Napoleón y este en su hermano José, que se convertiría en rey de España con el nombre de José I.

Por otro lado, el Tratado de Fontainebleau (1807) había permitido la entrada y acantonamiento de tropas francesas en España con el fin de conquistar y repartirse Portugal, que se había negado a acatar el bloqueo continental decretado por Napoleón a Gran Bretaña; aunque en realidad Napoleón lo utilizó para invadir la Península dentro de sus planes expansionistas, ya que pronto ocuparon las ciudades más estratégicas de España.

Ante estos sucesos se produjo un levantamiento popular en Madrid el 2 de mayo de 1808, cuyo detonante fue la salida del último representante de la familia real (el infante Francisco de Paula) rumbo a Francia. Fue un movimiento espontáneo y dirigido por líderes populares, que fue duramente reprimido con los fusilamientos del 3 de mayo. Rápidamente se van a extender las sublevaciones por el resto de España.

Características de la Guerra

  • Fue una guerra larga (5 años), dura y costosa: con un elevado número de muertos (se calculan unas 300.000 personas) y exiliados tras la contienda (afrancesados y liberales), con importantes destrucciones que arruinan los avances económicos del siglo XVIII (freno al desarrollo industrial y crisis en el mundo rural) y con importantes pérdidas de nuestro patrimonio (destrucción de iglesias, pérdida de obras de arte...).
  • Tiene un carácter de guerra nacional, que acrecienta el sentimiento de pertenencia a una misma comunidad (España) por encima de los sentimientos regionalistas.
  • Tiene un carácter de conflicto popular, en el cual el pueblo como protagonista colectivo entra en la escena política (en gran parte es una guerra de guerrillas y no una guerra convencional entre ejércitos nacionales), aunque no tienen carácter revolucionario, ya que lleva asociada la defensa de la religión y la monarquía, teniendo un importante papel el bajo clero como instigador y organizador de las masas populares.
  • Es una guerra de desgaste y total: no hay un frente fijo y se suceden asedios, batallas y acciones guerrilleras que se extienden por todo el país y afectan tanto a la población civil como a la militar.
  • Tiene a la par un carácter internacional (con la intervención activa de Gran Bretaña) e interno (enfrentamiento entre afrancesados y patriotas).
  • Supone el inicio del proceso de independencia en las colonias.
  • Paralelamente al proceso militar de la guerra de la Independencia se vive en España una verdadera revolución política cuyo objetivo sería la instauración de un régimen liberal y acabar con el sistema sociopolítico del Antiguo Régimen en España. Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812 plasmarán este proceso.

La Organización de la Resistencia: Las Juntas

Tras las abdicaciones de Bayona y la negativa de una mayoría de la población a acatar la soberanía francesa se produce un vacío de poder que se suple, en las zonas no ocupadas, por las juntas locales (en ámbitos municipales) y las juntas supremas provinciales (en ámbitos provinciales). Estas juntas asumen la soberanía y legitiman su autoridad en nombre del rey ausente al no reconocer la autoridad de José I. Por primera vez el pueblo asume su soberanía y elige a sus representantes por votación, aunque a pesar de esta apariencia de cambio estas Juntas estaban controladas mayoritariamente por las clases privilegiadas.

En septiembre de 1808 se constituye la Junta Central Suprema en Aranjuez, con el fin de superar la inicial división provincial y establecer un gobierno nacional que asumiese la Soberanía en nombre del rey secuestrado. La forman representantes de las Juntas Provinciales y eligen como presidente a Floridablanca, que había sido ministro de Carlos III y Carlos IV y representaba al reformismo moderado propio de la Ilustración. El objetivo de la Junta Central era coordinar la guerra con el fin de expulsar a los franceses (con la ayuda de Gran Bretaña) y devolver a Fernando VII la corona.

A medida que se producía el avance francés la Junta Central se fue replegando hacia el sur, primero a Sevilla y más tarde se refugió en Cádiz con la protección militar británica. Actuó hasta 1810, aunque fue perdiendo prestigio debido a su ineficacia ante el avance francés.

Finalmente llevará a cabo una convocatoria a Cortes (hacía 100 años que no se convocaban) y se disolvió, dejando el poder de forma provisional a una Junta de Regencia, que con un aire conservador seguía anclada en los cánones del Antiguo Régimen.

Entradas relacionadas: