La Guerra Civil Española: Dimensión Política, Internacional y Consecuencias
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La Guerra Civil Española
La Dimensión Política e Internacional del Conflicto
La división entre los países democráticos y los países fascistas facilitó la toma de posturas desde el inicio de la guerra civil española. Los progresistas y el movimiento obrero identificaron la república con la democracia, mientras que la opinión de los conservadores se decantó por el bando sublevado al considerar la república un régimen revolucionario.
El Comité Internacional de No Intervención
En agosto de 1936, por iniciativa británica, se creó el Comité Internacional de No Intervención, integrado por 30 países, entre ellos Gran Bretaña, Francia, Italia y Alemania. Los firmantes se comprometieron a permanecer neutrales en la guerra y no suministrar armas ni materiales a ninguno de los bandos. El resultado fue un rotundo fracaso. Italia y Alemania ayudaron a los sublevados desde el primer momento. El objetivo de Gran Bretaña era evitar que un conflicto local derivase en una guerra internacional, pero aunque defendió la neutralidad, firmó un acuerdo con Italia en abril de 1938 que permitía la presencia italiana en España. Una postura igualmente ambigua tuvo el gobierno de EEUU, que permitió el envío de combustible y equipamiento a las grandes empresas Ford, General Motors y Texaco.
El gobierno de la república denunció ante la Sociedad de Naciones la intervención de los países fascistas, pero no tuvo ningún efecto. La esperanza en cualquier apoyo de las potencias occidentales se esfumó con la firma del Pacto de Múnich, en septiembre de 1938, en el que Francia y Gran Bretaña transigieron con la anexión alemana de la región checoslovaca de los Sudetes.
Apoyo a los Sublevados
Alemania, al comienzo de la guerra, envió dinero, armas y barcos para el desembarco de las tropas africanas en la península. El apoyo más importante vino con la Legión Cóndor, la unidad de élite de la aviación alemana, además de técnicos y asesores militares. Mussolini, en Italia, envió cerca de 70.000 hombres, abundante munición y material de guerra, y fue muy generoso con el pago de esta ayuda.
Portugal facilitó la llegada de armas a través de su frontera y colaboró con apoyo diplomático y envío de voluntarios. El Vaticano, tras la carta de los obispos apoyando a Franco, el Papa Pío XI reconoció el nuevo régimen franquista, logrando así que numerosos católicos de Europa se inclinaran por el bando sublevado.
Apoyo a la República
Francia inicialmente se decantó por ayudar a la república al comienzo de la guerra, pero la presión de Gran Bretaña y la firma del acuerdo de No Intervención hicieron desistir al gobierno francés, aunque al finalizar la guerra abrió sus fronteras a los republicanos que iniciaban el camino del exilio.
En México, el gobierno de Lázaro Cárdenas envió armas y alimento a la república y fue uno de los principales países de acogida para los exiliados después de la guerra. La primera ayuda comenzó a llegar en octubre de 1936, lo que permitió la defensa de Madrid.
La ayuda rusa fue irregular y siempre supeditada al pago previo con el oro del Banco de España, mientras que en el bando sublevado la ayuda fue constante. Las Brigadas Internacionales, formadas por voluntarios reclutados por el Komintern en todo el mundo, aunque muchos no eran comunistas, empezaron a llegar en octubre de 1936 y Negrín ordenó su retirada a finales de 1938.
Consecuencias de la Guerra
Pérdidas Humanas
Las pérdidas humanas de la guerra son cifras muy dispares. Se estiman 300.000 víctimas directas de los enfrentamientos en los frentes y otras 200.000 por los efectos de la guerra y la represión ejercida en ambos bandos. En el bando sublevado fue sistemática y organizada, y en el republicano el número de ejecuciones fue menor y al margen del estado. Hay que alargar los efectos de la guerra durante el franquismo, que encarceló a miles de republicanos, de los que fueron ejecutados entre 30.000 y 50.000 personas. A las muertes hay que añadir las "depuraciones" en la enseñanza, la administración y la cultura.
También fue muy significativa la cifra de exiliados, cerca de medio millón de personas, en general gente joven y activa, y en muchos casos pertenecientes a las élites intelectuales y científicas del país (la Edad de Plata de la cultura española).
Pérdidas Materiales y Sociales
Las pérdidas materiales fueron infraestructuras y viviendas, destrucción del tejido industrial, descenso de la producción agrícola. Hasta 1952 España no recuperó los niveles de producción anteriores a la guerra. A la falta de recursos económicos del estado se unió la deuda contraída durante la guerra que hubo de pagar el nuevo gobierno en los primeros años 40.
Desde el punto de vista social se eliminaron todos los derechos adquiridos por los trabajadores, se reforzó el papel de la mujer como madre de familia y se ejerció un control sobre la vida cotidiana, la moral y las costumbres. En general, las persecuciones y la imposición de valores de los vencedores prolongaron durante años los sufrimientos de la guerra.