Generación del 27 y realismo
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REALISMO. El realismo es la corriente literaria que sucede al romanticismo y se opondrá a los excesos y la exaltación sentimental de éste. Se desarrolla, sobre todo, en prosa, y su característica principal es la búsqueda de la representación exacta de la realidad, la naturaleza y la sociedad, despojando a la literatura de elementos artificiosos y distorsionadores. Parte del costumbrismo, pero deja atrás los elementos idealizadores de éste y lo supera en rigor y plasmación crítica de la realidad. Aunque pretendía la objetividad, el análisis de la realidad social llevará a los realistas a cotas altas de denuncia y a un posicionamiento crítico frente a lo que están observando y relatando. El máximo exponente del realismo español el Benito Pérez Galdós. BENITO PÉREZ GALDÓS era canario, patriótico, liberal y anticlerical y su preocupación por los problemas sociales lo llevará hacia posturas socialistas.
De su estilo literario destaca, además de la precisión y la documentación puramente realistas, su gran expresividad, la agilidad y los rasgos geniales de su prosa. Sus obras más importantes son los Episodios Nacionales (una serie de 46 novelas históricas), Doña Perfecta (sobre los peligros y el poder que tienen en España el fanatismo religioso y tradicionalista) y Fortunata y Jacinta ( que describe y critica la situación social en el Madrid del XIX). Galdós está clasificado como un “novelista total”.
Siglo XX. EL VANGUARDISMO y GENERACIÓN DEL 27. Tras la primera Guerra Mundial (1914-1919) surge en la Europa de los años veinte un nuevo movimiento artístico-literario, el vanguardismo, con intenciones claramente renovadoras, frente a todo lo antiguo, lo académico y burgués. En principio la crítica a lo burgués no será una crítica política sino estética, una pose vital que recupera lo lúdico, el vitalismo (** las ganas de juerga de una generación joven que acaba de salir de una guerra y se aburre con los discursos de sus mayores, con su concepción de la vida, que produjo la guerra). El vanguardismo llegó a España con una fuerte influencia europeísta y se diferencian en él dos etapas. En la primera predomina el optimismo, el juego, la exaltación de la modernidad. Aquí habría que hablar de Gómez de la Serna, el inventor de las grueguerías (metáfora+humor). En la segunda se destaca el pesimismo (tras el crack del 29 y el surgimiento de los fascismos en los años 30), el desengaño ante la deshumanizada civilización moderna; surge entonces un vanguardismo político, en el que militarán los autores del 27. LA GENERACIÓN DEL 27 era un grupo de poetas universitarios y profesores muy unidos por su formación y sus intereses. Varios de ellos se formaron en la Residencia de Estudiantes, participaban en tertulias, compartían proyectos y escribían en los mismos medios. La generación del 27 atravesó cuatro etapas: en la primera, inspirados por Juan Ramón Jiménez, buscan una “poesía pura”; en la segunda se dejarán influir por el surrealismo; en la tercera, los años previos y durante la guerra civil, se vuelve una literatura más política y social, una literatura comprometida; y, tras la guerra, los que quedan escribirán una literatura humanista y angustiada.
Algunos de los autores más importantes de esta generación son: Federico García Lorca, Pedro Salinas, Dámaso Alonso, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Miguel Hernández, Rafael Alberti y Max Aub.
De su estilo literario destaca, además de la precisión y la documentación puramente realistas, su gran expresividad, la agilidad y los rasgos geniales de su prosa. Sus obras más importantes son los Episodios Nacionales (una serie de 46 novelas históricas), Doña Perfecta (sobre los peligros y el poder que tienen en España el fanatismo religioso y tradicionalista) y Fortunata y Jacinta ( que describe y critica la situación social en el Madrid del XIX). Galdós está clasificado como un “novelista total”.
Siglo XX. EL VANGUARDISMO y GENERACIÓN DEL 27. Tras la primera Guerra Mundial (1914-1919) surge en la Europa de los años veinte un nuevo movimiento artístico-literario, el vanguardismo, con intenciones claramente renovadoras, frente a todo lo antiguo, lo académico y burgués. En principio la crítica a lo burgués no será una crítica política sino estética, una pose vital que recupera lo lúdico, el vitalismo (** las ganas de juerga de una generación joven que acaba de salir de una guerra y se aburre con los discursos de sus mayores, con su concepción de la vida, que produjo la guerra). El vanguardismo llegó a España con una fuerte influencia europeísta y se diferencian en él dos etapas. En la primera predomina el optimismo, el juego, la exaltación de la modernidad. Aquí habría que hablar de Gómez de la Serna, el inventor de las grueguerías (metáfora+humor). En la segunda se destaca el pesimismo (tras el crack del 29 y el surgimiento de los fascismos en los años 30), el desengaño ante la deshumanizada civilización moderna; surge entonces un vanguardismo político, en el que militarán los autores del 27. LA GENERACIÓN DEL 27 era un grupo de poetas universitarios y profesores muy unidos por su formación y sus intereses. Varios de ellos se formaron en la Residencia de Estudiantes, participaban en tertulias, compartían proyectos y escribían en los mismos medios. La generación del 27 atravesó cuatro etapas: en la primera, inspirados por Juan Ramón Jiménez, buscan una “poesía pura”; en la segunda se dejarán influir por el surrealismo; en la tercera, los años previos y durante la guerra civil, se vuelve una literatura más política y social, una literatura comprometida; y, tras la guerra, los que quedan escribirán una literatura humanista y angustiada.
Algunos de los autores más importantes de esta generación son: Federico García Lorca, Pedro Salinas, Dámaso Alonso, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Miguel Hernández, Rafael Alberti y Max Aub.