Fundamentos de la Filosofía de Tomás de Aquino: Metafísica, Ética y Política
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La Antropología Tomista y el Conocimiento Intelectual
Trazos Fundamentales de la Antropología Tomista
- Tomás de Aquino afirma la inmaterialidad del entendimiento y, por tanto, del alma. En virtud de su inmaterialidad, el entendimiento tiene como objeto el ser de lo real, de todo lo real, sin ninguna limitación.
- Pero en el ser humano, el entendimiento está unido esencialmente a un cuerpo natural, dotado de determinados órganos de conocimiento (los sentidos). Esta vinculación del entendimiento humano al cuerpo tiene su raíz en la unión sustancial entre el cuerpo y el alma, defendida por Aquino, basándose en la teoría hilemórfica de Aristóteles. De ahí que el entendimiento humano tenga por objeto el ser de las realidades materiales sensibles y no el ser de todo lo real.
- Esta vinculación del entendimiento humano a un cuerpo dotado de órganos de conocimiento impone que el conocimiento intelectual comience con el conocimiento sensible y no se pueda ejercer sin la participación de este: el entendimiento elabora los conceptos a partir de los datos suministrados por la percepción sensible.
La Estructura de la Realidad
Ontología
La doctrina de la creación subraya la radical diferencia existente entre Dios y el resto de los seres, que son contingentes.
La contingencia de los seres creados hizo que Aquino reparara en una distinción entre lo que las cosas son (esencia) y el hecho de que existan o no (existencia).
Aquino no se limitó a reparar en esta distinción conceptual entre la esencia y la existencia, sino que la utilizó como pieza fundamental de su sistema.
Contingencia y Composición de Esencia y Existencia
Los neoplatónicos afirmaban que el Principio primero se caracteriza por su absoluta simplicidad, mientras que las demás realidades se caracterizan por ser compuestas. La tradición agustiniana afirmaba que todas las realidades, excepto Dios, son compuestos de materia y forma.
Aquino acepta el criterio de la composición, pero no la fórmula agustiniana. Lo que realmente distingue a las realidades creadas es la composición de esencia y existencia.
La afirmación de que los entes creados están compuestos de esencia y existencia encaja perfectamente con su carácter contingente; su existencia no pertenece necesariamente a su esencia, por lo tanto, son compuestos de esencia y existencia. Solo en un ser necesario, Dios, la esencia y la existencia, lo que es y el existir, se identifican.
La Existencia como “Acto de Ser”
Esta distinción es interpretada por Aquino a través de los conceptos aristotélicos de potencia y acto: la esencia es potencia; la existencia es acto, es decir, actualizada esta capacidad de ser o existir que es propia de la esencia.
La existencia es caracterizada como acto de la esencia. A cada esencia le corresponde un tipo de existencia determinada. Así, para un viviente, existir es vivir; para un animal, existir es sentir; para un entendimiento, en fin, existir es entender.
La existencia o “acto de ser” se desdobla en niveles de perfección, en grados más o menos perfectos según las esencias que en cada caso actualiza: el acto de ser es más perfecto en un entendimiento que en un animal, en un animal que en una planta, en una planta que en una piedra. La perfección depende de su esencia, de la potencia o capacidad de su ser. El ser de Dios no tiene ninguna limitación, incluye toda perfección posible, su esencia es su ser y es, por tanto, el ser mismo subsistente.
Ética y Política
El Concepto Tomista de la Naturaleza Humana
Acepta del aristotelismo que la felicidad es el fin último del hombre; el conocimiento de la naturaleza humana permite especificar un conjunto de normas morales que constituyen la ley natural.
Las reflexiones de los griegos pusieron de manifiesto dos formas fundamentales de interpretar la naturaleza humana:
- Qué mueve de hecho a los seres humanos a obrar. Lo que mueve es la consecución del placer y el alejamiento del dolor. Respuesta basada en una interpretación mecanicista de la naturaleza que da lugar a una ética de los móviles.
- En segundo lugar, ¿cuál es el fin hacia cuyo cumplimiento está orientado el ser humano? Emprendida por Platón y desarrollada por Aristóteles. No se trata de saber qué mueve al ser humano a obrar, sino dónde está el perfeccionamiento y la plenitud humanas. Ética de los fines. Tomás de Aquino, siguiendo a Aristóteles, se adhiere a esta concepción finalista, teleológica, de la naturaleza.
Esencia de la Ley Natural
Aquino afirma que el ser humano, al igual que otro ser natural, posee ciertas tendencias enraizadas en su naturaleza. Tendencia: línea de conducta orientada a un fin específico.
Contenido de la Ley Natural
Propiedades de la Ley Natural
La ley natural, en cuanto a su contenido, es evidente, universal e inmutable. La evidencia: como ha de ser norma objetiva orientadora de la conducta para todos los seres humanos, sus preceptos han de ser fácilmente cognoscibles, de modo que todos los hombres los puedan conocer. La universalidad e inmutabilidad: entendida como lo común a todos los seres humanos a pesar de las diversidades culturales, raciales, y como lo que permanece constante a través de los cambios históricos, económicos, etc., lo que está sometido el ser humano.
La Ley Natural y la Ley Positiva
Las relaciones entre la ley natural y la ley positiva se dan de un modo sistemático y preciso:
- La ley positiva es una exigencia de la ley natural. La ley natural impone la vida en sociedad y esta solo es posible sobre la base de unas normas legales que regulen la convivencia. La ley positiva es, por tanto, algo exigido por la naturaleza del hombre en cuanto ser social.
- La ley positiva constituye una prolongación de la ley natural. Su contenido viene a concretar las normas naturales que no descienden a una ordenación detallada de la convivencia humana.
- Las exigencias de la ley natural han de ser respetadas por la legislación positiva. La ley natural constituye, pues, la norma o marco que señala los límites dentro de los cuales se ha de organizar moralmente la convivencia humana.
Tomás de Aquino no concibe el mundo del derecho y el mundo moral como dos reinos desconectados e independientes. El derecho está incardinado en la moral y el punto de incardinación no es otro que la idea de justicia. En efecto, la justicia, como exigencia de darle a cada uno lo suyo, es una exigencia moral y es también el fundamento del derecho.
La Ley Natural y el Orden del Universo
La ley natural, en cuanto al principio ordenador de la conducta humana, no es algo desconectado del orden general del universo en que el hombre está inserto. La totalidad del universo está sometida a una ordenación que Tomás de Aquino, de acuerdo con la doctrina cristiana de la creación, hace depender de Dios como causa creadora del universo. Esta ordenación divina del universo recibe el nombre de ley eterna.
La ley eterna es definida por Aquino como la razón de la sabiduría divina en tanto que rectora de todos los actos y movimientos. Ahora bien, esta ordenación general del universo no regula del mismo modo el comportamiento humano y el de los otros seres naturales. El comportamiento de ellos es regulado a través de leyes físicas cuyo cumplimiento no se puede sustraer, ya que carecen de libertad. El hombre, por el contrario, es un ser libre, por lo que su conducta no es ordenada por las leyes físicas, sino por una ley moral que respeta su libertad. Según Aquino, la ley natural es aquella parte de la ley eterna que se refiere específicamente a la conducta humana.