Fundamentos del Empirismo según David Hume: Percepciones, Causalidad e Inferencia

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La Experiencia como Base de la Ciencia del Hombre

David Hume propone la experiencia como la base de la ciencia del hombre. Esto implica que no se puede obtener ninguna conclusión que no esté fundamentada en la experiencia.

Percepciones: Impresiones e Ideas

La percepción abarca todo lo que está presente en la mente, ya sea a través de los sentidos, la pasión, la reflexión o el pensamiento. Se divide en impresiones e ideas, diferenciándose únicamente por la intensidad con la que se experimentan. En otras palabras, la diferencia radica en la distinción entre sentir y pensar. Sentir directamente una pasión o percibir algo a través de los sentidos genera una impresión en la mente, mientras que pensar sobre esta impresión produce una idea.

La Primacía de las Impresiones

Las impresiones preceden a las ideas; aparecen primero y luego surgen las ideas.

El Principio Fundamental del Empirismo

A toda idea le corresponde una impresión. Las impresiones siempre anteceden a las ideas, por lo que las percepciones son claras y evidentes, ya que son captadas por los sentidos o son instintos inherentes al ser humano. En contraste, las ideas, al ser pensamientos, no tienen un origen tan definido. Ante cualquier duda, una idea puede desvanecerse por carecer de significado. Por lo tanto, no se puede afirmar que una idea sea verdadera o falsa como se hace con una percepción, sino que se considera sin significado, es decir, algo que carece de utilidad.

Crítica a la Metafísica

La estrategia que Hume emplea para criticar la metafísica es consistente con sus principios. Primero, se debe indagar a qué corresponde la idea que se investiga, ya que puede provenir de la sensación o de una combinación de ideas.

  1. Si se puede encontrar la impresión correspondiente a una idea, esta puede ser considerada verdadera.
  2. Si, por el contrario, no existe una impresión correspondiente, la idea carece de sentido y se considera una idea metafísica, sin fundamento filosófico.

Solo la fantasía y la imaginación nos llevan a construir ideas nuevas que no se corresponden con impresiones. A través de este razonamiento, Hume busca demostrar la falta de fundamento de la mayoría de las ideas filosóficas que han sido sostenidas a lo largo de la historia, como la existencia o la identidad personal.

El Principio de Uniformidad de la Naturaleza

Dentro del principio de causalidad surge la pregunta de por qué los humanos nos atrevemos a predecir lo que ocurrirá. Este deseo de anticiparse a los acontecimientos se explica por la convicción de que el futuro será similar a las experiencias pasadas.

Estamos convencidos, por lo tanto, de la regularidad y constancia de la naturaleza. Sin embargo, nadie puede garantizar o predecir con certeza el futuro y, por ende, no podemos confiar plenamente en esta uniformidad de la naturaleza.

Basándonos en experiencias pasadas, podemos afirmar que en el pasado ha sucedido esto o aquello y que siempre ha sido así. Cada vez que en el futuro ocurra lo mismo, nuestro grado de confianza y la probabilidad de que la situación se repita aumentarán. No obstante, nunca podremos alcanzar una seguridad absoluta, como la que se obtiene a través de un método matemático.

La contradicción es evidente: admitimos el principio de causalidad porque aceptamos el principio de uniformidad de la naturaleza, que es indemostrable y solo posible si se acepta que la causa y el efecto están necesariamente vinculados.

Por lo tanto, este principio se convierte en una condición necesaria para establecer el principio de causalidad. La base radica en la creencia de que el futuro seguirá funcionando de la misma manera que en el pasado, y es esa creencia la que permite establecer el principio de causalidad.

La Inferencia como Razonamiento Probabilístico

La inferencia es un razonamiento no deductivo que nos lleva de unas premisas a una conclusión. Sin experiencia, es imposible inferir el efecto. Del mismo modo, cuando observamos algo completamente nuevo, nunca podremos saber cómo actuará ni qué consecuencias tendrá. Hume distingue entre "deducciones" e "inferencias". Las deducciones son siempre necesarias, mientras que las inferencias son solo probables. Las deducciones son razonamientos que, partiendo de premisas seguras, conducen directamente a la conclusión. En cambio, las inferencias son razonamientos que, basándose en una probabilidad, anticipan (infieren) un resultado que probablemente ocurrirá.

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