Funcionalismo

La concepción gradacional funcionalista. El funcionalismo no posee una teoría de las clases sociales, tiende a negar la existencia misma de las clases en las sociedades industriales avanzadas. En la presentación de las distintas teorías que se propusieron acerca de las clases sociales, podemos distinguir entre teoría de las clases y análisis de las clases. Es decir, entre la teoría como propuesta abstracta que luego puede aplicarse al análisis de sociedades concretas con las modificaciones que sean necesarias y el análisis de clase como estudio empírico de lo efectos de las clases en el ámbito de la subjetividad.

El funcionalismo carece de la teoría, pero realiza un análisis de clase. El término clase puede entenderse de modo distributivo o de modo relacional. La concepción distributiva se interesa por saber quiénes ocupan cada franja o estrato y qué rasgos mensurables presentan. El funcionalismo es un tipo de teoría distributiva. Por ello, resultaba más apropiado presentar a la sociedad como un conjunto de posiciones escalonadas, fundada en el prestigio y la consideración social, es decir, señalar el “status” como el factor fundamental. Para ello toman prestada la tesis de Durkheim de la funcionalidad de la división social de trabajo. Toda sociedad debe distribuir a sus miembros en las distintas posiciones sociales que exigen requerimientos diversos. En función a esos requerimientos, existen distintos grados de prestigio o reconocimiento social que deben ser recompensados de un modo desigual. La existencia de posiciones desiguales con recompensas también desiguales, exige un doble y contradictorio proceso de justificación. Se tratará de justificar al mismo tiempo la igualdad de partida de todos los ciudadanos y la desigualdad de resultados. Todo ello, supondrá el desarrollo de una teoría de la movilidad social que implique una concepción mertocráctica de la sociedad, en la que todo individuo que se lo proponga podrá llegar tan lejos como le permita su esfuerzo.