Fuentes de la moralidad: Acto humano, objeto, fin y circunstancia

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Fuentes de la moralidad. El acto humano presenta varios aspectos. Se distinguen: el ilícito, (producido por la misma voluntad, en el que reside el valor moral) y los imperados por la voluntad, (pueden ser también internos pero que en la mayoría de los casos implican las potencias corporales ejecutivas y por esto se llaman externos)

Al examinar el acto humano completo, vemos que se pueden calificar moralmente: Objeto: es el hecho en sí, la acción concreta. Lo que sucede. Fin: es la intención con la que el sujeto actúa y ejerce la acción. Circunstancia: es conocer y contextualizar la acción, de tal modo, que puedo definir las circunstancias.

Elementos que permiten ver si la clasificación del acto moral se agrava o atenúa.

Partiendo de la vinculación con el mundo. El acto humano completo consta del acto interno de la voluntad y de los actos externos. Ambos partes o aspectos de una única operación humana. El acto externo es una actuación humana originada en la decisión interna de la voluntad y expresada por los movimientos del cuerpo.

El acto es especificado por su objeto y se lo compara con la norma de la razón. Pero tiene especificaciones distintas consideradas desde un orden moral o físico. Orden físico: un acto determinado cuya naturaleza no cambia según la condición del que da o recibe. No presenta ninguna conveniencia o discrepancia con la razón recta. Para ingresar en el acto moral, hay que añadir una nueva determinación. La circunstancia pasa a la condición de objeto, como constituyendo primero el objeto en el orden moral. Algo que también ocurre cuando, ya constituido en el orden moral, se añade alguna circunstancia que induce una nueva comparación con la razón práctica.

En muchos otros casos, las circunstancias no fundan ninguna nueva comparación con la razón recta, sino que solo aumentan o disminuyen la conveniencia o discrepancia con ella y la bondad o la malicia del acto. Las circunstancias de ningún modo se refieren a la razón recta y así no pertenecen a la moralidad.

Partiendo de la procedencia del sujeto. Si partimos del acto interno del sujeto, encontramos que las circunstancias del objeto se presentan como “un objeto”. Es todo aquello que se propone a la voluntad y hacia lo cual se dirige su intención. Por esto, el valor moral del acto interno depende del objeto. Por lo tanto, suponiendo que la voluntad sea del bien, ninguna circunstancia la puede hacer mala. Dado que para que afecten a la moralidad de las circunstancias del acto interno deben ser conocidas y queridas.

El fin, en cuanto es referido al acto interno, pasa a la condición del objeto y ejerce función específica. Termina especificando al acto externo mediante el acto interno. Si el fin es la especificación, el acto externo se considera como informado por el acto interno y el fin es circunstancia si el acto externo es considerado en sí mismo.

La especificación del acto total. Se da una doble especificación del acto humano: por el objeto y por el fin. ¿Cómo se compaginan para especificar el acto humano? ¿De cuál de ellos depende el valor moral? Previamente, conviene distinguir dos cosas:

1. Si el objeto está ordenado al fin y el fin de la operación es también el fin del operante, toda la especificación del acto se toma del objeto del acto externo.

2. Pero si el objeto no está ordenado al fin, la especificación por el objeto y por el fin no tienen orden entre sí, y el acto moral está separado bajo dos especies. Sin embargo, se suele admitir que la moralidad depende del objeto porque procede del principio inmediato del acto. En cambio, la moralidad por parte del fin, procede del principio remoto.

El fin ayuda a su valor moral principal cuando se trata del fin último o del valor fundamental elegido por causa del cual mueven los fines particulares. En definitiva, solo se dan dos actitudes frente al ideal: abrirse o cerrarse y de esa elección se determina el valor moral del sujeto.

¿El fin justifica los medios? Si llegas a un fin bueno pero los medios usados para llegar son malos, por más que el fin sea bueno, no justifica que hayas utilizado medios malos. El acto de la voluntad primero tiende al fin pero también se refiere a los medios. Por lo que si se emplean medios intrínsecamente malos, la misma voluntad se hace mala por más honesto que sea el fin.

La especificación moral del acto depende por varias razones del objeto, del fin y de las circunstancias. Pero el valor moral del sujeto depende del fin, sin que nunca pueda el fin, por más honesto que sea, justificar un medio malo en sí mismo.

La moralidad del acto humano depende del objeto elegido racionalmente por la voluntad deliberada. En efecto, el objeto del acto de querer es un comportamiento elegido libremente. Sucede frecuentemente que el hombre actúe con buena intención pero sin provecho espiritual porque le falta la buena voluntad. Por lo que, la buena intención no autoriza a hacer ninguna obra mala. El acto humano depende de su objeto, o sea si este es o no ordenable a Dios. El acto es bueno si su objeto es conforme con el bien de la persona en el respeto de los bienes moralmente relevantes para ello.

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