El Franquismo: configuración, fundamentos e influencias

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La configuración del Estado franquista

Comenzó a fraguarse durante la Guerra Civil como un sistema personalista en el que Francisco Franco acaparaba todos los poderes. Franco era Jefe de Estado, Jefe de Gobierno, máximo dirigente del único partido político permitido (Falange Española y de las JONS), así como la máxima autoridad de las Fuerzas Armadas.

Fundamentos ideológicos

La ideología franquista, abiertamente fascista en sus primeros años, fue evolucionando con la derrota de los países del Eje durante la Segunda Guerra Mundial hacia un sistema conservador, nacionalista y católico. Sus principales fundamentos eran la defensa de la unidad de la patria. El militarismo fue otra base del Régimen, tanto en la forma jerárquica de organización del Gobierno como en la importancia de los propios militares en el mismo. Se configuró una ideología denominada nacional-catolicismo. Otro rasgo característico fue el culto al líder, la exaltación de la figura de Franco, el Caudillo, para lo que se utilizó el sistema educativo y la propaganda del Régimen.

Apoyos institucionales y sociales

El principal apoyo desde el inicio de la Guerra Civil fue el de la Iglesia Católica. En los primeros años la Acción Católica Nacional de Propagandistas (ACNP) que agrupaba a élites sociales influyentes participó activamente en el gobierno, sin embargo a partir de finales de los años 50 fue más influyente el Opus Dei, institución que se convirtió en uno de las principales grupos de poder del Franquismo. Junto con la Iglesia, otro pilar del Estado era el Ejército. La tercera institución en la que se apoyó el Franquismo fue Falange Española y de la Jons, que se convirtió en el partido único y contribuyó a dar una estructura política e ideológica al Régimen, grandes propietarios de tierras y las burguesías industrial y financieras, clases medias rurales y urbanas. Además, los monárquicos.

II Guerra Mundial y hegemonía del nacionalsindicalismo

Durante los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, entre 1939 y 1942, España se definió como país no beligerante, es decir, no participaba de forma activa en la guerra pero daba su apoyo al bando alemán. En octubre de 1940 Franco y Hitler se reunieron en Hendaya, pero no llegaron a un acuerdo por lo que la situación se mantuvo, aunque unos 50.000 voluntarios españoles (la División Azul) lucharon integrados en el ejército alemán en la invasión de Rusia entre 1941 y 1943.

Los años del aislamiento internacional

Con el final de la II Guerra Mundial y la derrota de Hitler, Franco temió una intervención aliada en España. La situación internacional hizo que desplazase a la Falange de los principales puestos y se apostó por el sector católico. El discurso oficial presentaba a España como un régimen católico, conservador y anticomunista, que podría evolucionar en el futuro hacia una monarquía. Pese a estas medidas, España sufrió el aislamiento diplomático y el bloqueo económico.

El reconocimiento internacional

Estuvo relacionado con el contexto de la Guerra Fría y la política de bloques de los años 50. Estados Unidos vio en Franco un posible aliado contra la URSS, El reconocimiento internacional provocó a su vez cambios internos y se apostó por ministros reformistas de la ACNP con el fin de intensificar las relaciones diplomáticas y superar la crisis económica. Sin embargo los problemas económicos continuaron, lo que provocó otro giro en el gobierno en 1957, dando paso en los principales ministerios a los “tecnócratas” del Opus Dei, que aunque conservadores en lo político plantearon importantes reformas económicas.

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