Francisco de Goya: El genio innovador de la pintura española
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La vida y obra de un maestro
Francisco de Goya es uno de esos escasos genios de la pintura de todos los tiempos que no solo escapa de los planteamientos estéticos de su época, sino que destroza cualquier intento de encasillamiento o clasificación. Su pintura posee una riqueza formal, estilística, técnica e intelectual tan enorme que en sí misma constituye todo un recorrido por lo mejor de este arte. Sus auténticos maestros fueron Velázquez y Rembrandt. A partir de ellos, Goya pone las bases de buena parte de la pintura de los siglos XIX y XX.
El casamiento con la hermana del pintor Bayeu facilita su instalación en la Corte, donde trabaja en los cartones para tapices. Hacia 1790 se queda sordo. Se inicia una metamorfosis de su personalidad artística a través de esta experiencia de dolor personal. Empieza a considerar el ángulo negativo de los convencionalismos sociales. A ello se añade la Guerra de la Independencia que va a suponer otra experiencia dolorosa que intensifica su veta pesimista y crítica. Tras la guerra Goya decide abandonar España, muriendo en Burdeos.
Primeras etapas artísticas
La fuente Ferrari distingue dos etapas artísticas: en las primeras fases de su carrera, se adapta a la estética dominante. Sus pinturas en la Cartuja de Aula Dei y la Basílica del Pilar de Zaragoza, y sus cartones para tapices, destinados a la Real Manufactura, son para él las bases para su acceso a la Corte y su triunfo social. Entre estos cartones destacan El quitasol o El cacharrero.
Se trata de un boceto de un cartón para tapiz. Sin embargo, su prodigiosa técnica lo convierte en una obra maestra. Goya se sitúa a medio camino entre la Villa Medicis de Velázquez y el impresionismo de Monet. Sus cuadros son el mejor reflejo de la sociedad alegre y despreocupada de la Corte española de los últimos años del siglo XVIII.
El nacimiento del verdadero Goya
En 1792 Goya enferma en un viaje a Sevilla. Pasa su convalecencia en Cádiz (Cuatro años después regresa para realizar las pinturas del oratorio de la Santa Cueva). Finalmente sana pero le queda una secuela definitiva: la sordera. De este momento crítico va a surgir un nuevo, el verdadero Goya: escéptico, sarcástico, atormentado, incluso a veces despiadado.
Grabados y dibujos: una ventana a la crítica social
Goya posee una extensa producción de grabados y dibujos que fue desarrollando a partir de 1778. Este tipo de trabajos le permitía una mayor libertad que la pintura al óleo. Un ilustrado como Goya supo aprovechar la oportunidad de utilizarlos para transmitir sus ideas críticas sobre la sociedad de su época. Con el tiempo Goya se convertirá en un maestro de la técnica del grabado, realizando cuatro grandes series:
- Los Caprichos
- Los Desastres de la Guerra
- La Tauromaquia
- Los Disparates
Su pintura es cada vez más personal y alcanza la madurez. Desde el despreciado Godoy hasta el hermosísimo y tierno retrato de la Duquesa de Chinchón, sin duda uno de los más hermosos del arte contemporáneo. La belleza del cuadro radica en la incomparable sensación de ternura que transmite. Goya consigue hacernos partícipes del afecto que siente hacia la condesa. Destacan también los retratos de la Duquesa de Alba y la Familia de Carlos.
La Guerra de la Independencia y las Pinturas Negras
La entrada de las tropas napoleónicas en España y el inicio de la Guerra de la Independencia rompen definitivamente el inestable equilibrio personal de Goya. Para él la Razón ha muerto y los monstruos andan sueltos. Su pintura es cada vez más rica en la técnica y temáticamente. Goya ejecuta los dos cuadros más emblemáticos de la guerra contra los franceses: La carga de los mamelucos y Los Fusilamientos del 3 de mayo.
En 1819, cansado y decepcionado, Goya compra una finca en las proximidades de Madrid. Allí llevaría a cabo un impresionante conjunto pictórico: las pinturas negras. Libre de cualquier condicionante, Goya da rienda suelta a sus monstruos: violencia, brujería, degradación. Son composiciones en las que desaparece la línea, dominando las manchas negras y los símbolos desplazan a las formas concretas y reales. Saturno devorando a su hijo constituye la interpretación más violentamente negativa que pueda imaginarse del mundo clásico reivindicado desde Winckelmann. Ahora han desaparecido la alegría y la juventud. Todo es horror y degeneración. Es la venganza de Goya contra una Humanidad que le ha decepcionado en lo más profundo de su ser. La pintura es esencial.
Últimos años en Burdeos
Pocos meses antes de su muerte, Goya solicita permiso para instalarse en Burdeos. Allí, fuera del asfixiante ambiente de la España de Fernando VII, el pintor recupera la luz, el color y la esperanza. Pinta La Lechera de Burdeos.
El legado de Goya
La pintura de Goya implica la ruptura con la tradición. Por todo ello se le considera el creador de la pintura contemporánea. Y todos los movimientos pictóricos posteriores beben en su obra. En definitiva, la pintura entera de los siglos XIX y XX tiene en Goya su fuente de inspiración y de técnicas.