Formato de contrato sicológico terapéutico

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PACIENTE AGRESIVO

La conducta Agresiva puede presentarse como expresión de rasgo de la personalidad (patrón Más estable) o como estado (la cual es más episódica, y aparece en el contexto De la terapia). Asimismo, el descontrol impulsivo puede originarse en cuadros psicopatológicos, Los cuales deberían ser diagnosticados adecuadamente, ya que, su manejo Requiere habitualmente, de la indicación psicofarmacológica. Los cuadros de Furor maníaco o psicótico, donde la intervención biológica resulta esencial, Son algunos ejemplos de los mismos.

Una de las Premisas más importantes a tener en cuenta, desde los primeros pasos de la Entrevista inicial al trabajar con un paciente que presenta comportamientos Agresivos, consiste en indagar, cual es el grado de perturbación que el Estallido provoca en el consultante.
Evaluar en qué medida el comportamiento Hostil representa algún tipo de problema para sí o para terceros, constituye un Buen indicador para dar inicio o no a un proceso terapéutico. Por consiguiente, Si el estallido resulta indiferente o no tiene ninguna consecuencia negativa o Indeseable para la vida del consultante, entonces será muy difícil que el Tratamiento prospere. Si así fuera, el foco de la entrevista podría estar Puesto en tratar de ayudar al consultante a tomar conciencia de su patrón Destructivo, y en función de los resultados alcanzados, el terapeuta deberá Decidir si es conveniente o no, comenzar con el proceso psicoterapéutico.

Cuando la Consulta se realiza por problemas de agresividad, desde el comienzo mismo de la Terapia, el trabajo terapéutico debería estar dirigido hacia el logro de dos Objetivos principales:  

Primero, la Tarea más importante a realizar reside en el establecimiento de una buena Relación terapéÚtica. 

Segundo, en Diseñar un contrato terapéutico, claro, explícito y consensuado. Se postula Que, si el comportamiento colérico del paciente, se presenta en varios Contextos, entonces, también es probable que pueda  ocurrir en el ámbito de la terapia. Por Consiguiente, se sostiene que, el acuerdo pactado, ejerce sobre el paciente un Marcado efecto estructurante, en el sentido de proporcionarle mayor control Interno de sus tendencias impulsivas. A fines de elaborar el contrato Terapéutico se sugiere tomar en consideración, los siguientes puntos: 

 Establecer de antemano cuales han de ser los Límite permitidos en la terapia, dejando muy en claro que tipo de conductas y Expresiones se han de  tolerar y cuales No. Por ejemplo, no será admitido levantar la vos, expresarse en forma  grosera o proferir insultos, golpear las Manos sobre el escritorio, y desde luego, se prohibirá  enfáticamente todo tipo de manifestación de Violencia física. 

Definir y Explicitar, con el paciente, cuales serán las consecuencias, toda vez que esos Límites hayan sido transgredidos. Cuando el consultante está advertido, sobre Las sanciones que han de ser aplicadas, en el caso de que se produjera una Violación de las pautas acordadas, esa advertencia, actúa como una suerte de Freno inhibitorio del comportamiento, siguiendo el modelo del condicionamiento Operante, el cual postula que, la posibilidad de ocurrencia de una conducta Depende de sus consecuencias. Asimismo, se pretende que las sanciones no sean Impuestas sino consensuadas, entre terapeuta y paciente, a fin de  favorecer su cumplimiento.    El terapeuta debe acordar con el paciente Para que este le comunique, cada vez que registre sentimientos de ira, enojo y Hostilidad , ya que, esa tarea, ayuda significativamente al consultante, a Poder desarrollar un estado de autoconciencia de sus estados emocionales Negativos, los cuales preceden a sus episodios de violencia. Y, también, el Proceso de  verbalizar sus sentimientos, permite introducir en la mente del paciente una variable cognitiva, Mediatizadora, entre el plano emocional y la conducta más manifiesta de la Agresión. El terapeuta también anticipa al paciente, que es muy probable que, Durante las entrevistas, él transcurra por momentos donde sienta mucha bronca, Por algo que el terapeuta le haya dicho. Por consiguiente, es muy importante Establecer un acuerdo, a fin de que si algo sucede en ese sentido, el paciente Pueda comunicárselo al terapeuta. Se instruye al cliente para que exprese lo Siguiente: “me irrita tal cosa que usted hace o dice”, además de prescribirle Que se permita sentir bronca. Por último, el terapeuta solicita al paciente que Comunique abiertamente el contenido de su experiencia. El principio que subyace A estos procedimientos se sustenta, en que si el paciente se compromete con el Terapeuta, a verbalizar sus sentimientos, resulta menos probable que aquel Pueda actuarlos. Asimismo, los procedimientos presentados, contribuyen a que al Paciente se sienta parte activa del tratamiento, condición que permite el Desarrollo progresivo de diversos recursos de autocontrol personal. 

Otra Intervención importante consiste en ayudar al paciente a que pueda reconocer Diferentes sensaciones corporales o físicas, de activación. Algunos individuos Presentan, momentos antes del estallido, diversos síntomas: tensión en la Cabeza, calor en el rostro, aceleración de los latidos del corazón, sensación De temblor en el cuerpo, entre otras manifestaciones somáticas. Su Reconocimiento, permite al individuo cuerpo, entre otras manifestaciones Somáticas. Su reconocimiento, permite al individuo desarrollar nuevas Estrategias de afrontamiento, como por ejemplo, retirarse rápidamente de la Escena o contar hasta diez antes de entregar una respuesta.

Con todo, las Conductas violentas suelen ser conductas compensatorias de sentimientos de Inseguridad, de temor y de autoestima disminuida. Los estados de frustración También suelen expresarse con suma frecuencia con comportamientos explosivos. Al conocer estos móviles, el terapeuta puede orientar sus intervenciones Terapéuticas de manera más específicas, con el propósito de remover las Motivaciones primarias de las conductas violentas. 

Por último, las Técnicas de autocontrol emocional como el entrenamiento en la respiración Consciente y la relajación autógena, están muy indicadas en pacientes Agresivos. En cuanto a la postura del terapeuta, es recomendable que pueda expresarse En un tono de voz, firme y respetuoso, transmitiendo tranquilidad desde lo no Verbal, sirviendo de éste modo al paciente, de espejo para el modelado del Comportamiento. La premisa que está en juego, plantea que el control del Terapeuta ayuda a promover el control en el paciente.  

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