La Formación de Europa: Invasiones Germánicas, Carlomagno y el Mundo Feudal

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Las Grandes Emigraciones Germánicas y la Caída de Roma Occidental

Hacia el siglo X, el Imperio Romano de Occidente estaba prácticamente deshecho. Algunos pueblos germánicos, que vivían más allá de sus fronteras, habían aprovechado la creciente debilidad política de los emperadores desde el siglo III. Estos pueblos fueron emigrando paulatinamente para instalarse dentro del Imperio, en muchas ocasiones contando con el consentimiento o la aquiescencia romana.

En un giro de los acontecimientos, romanos y algunos de estos pueblos bárbaros, ahora aliados, tuvieron que enfrentarse a una nueva y formidable oleada invasora: la de los hunos liderados por Atila. Este periodo de inestabilidad culminó con la deposición del último emperador romano de Occidente, Rómulo Augústulo, en el año 476 d.C. Con este acto, el Imperio Romano de Occidente desapareció formalmente.

Tras la caída, varios pueblos guerreros procedentes del este irrumpieron definitivamente en los territorios imperiales y establecieron sus propios reinos:

  • Anglos y sajones: Ocuparon parte de Gran Bretaña.
  • Francos: Se asentaron en la Galia.
  • Suevos, vándalos y visigodos: Se establecieron en Hispania (la península Ibérica).
  • Ostrogodos: Dominaron Italia.

Estas migraciones e invasiones continuaron, con diferentes intensidades y protagonistas, hasta bien entrado el siglo XI.

Carlomagno: Un Nuevo Emperador en Occidente

A finales del siglo V, el caudillo bárbaro Clodoveo logró unificar a las diversas tribus francas que se habían instalado en la Galia. Un hito fundamental de su reinado fue su conversión al cristianismo, lo que facilitó la fusión entre francos y galorromanos y le granjeó el apoyo de la Iglesia.

Siglos más tarde, un sucesor de Clodoveo perteneciente a una nueva dinastía, Pipino el Breve, consolidó el poder franco y recibió el apoyo explícito del Papa.

El culmen de este poder franco llegó con el hijo de Pipino, Carlomagno. Rey de francos y lombardos, fue coronado Emperador en Roma por el Papa León III en la Navidad del año 800. Nacía así el Imperio Carolingio.

Su vasto imperio, con capital en Aquisgrán (actual Aachen, Alemania), se extendía geográficamente entre los ríos Ebro (en Hispania), Po (en Italia) y Elba (en Germania). Carlomagno se erigió como un gran protector de la religión cristiana y promovió un renacimiento cultural y artístico.

Organización del Imperio Carolingio

Para defender las extensas y a menudo conflictivas fronteras de su imperio, Carlomagno estableció marcas, que eran territorios militares fronterizos gobernados por marqueses. Un ejemplo destacado fue la Marca Hispánica, situada al sur de los Pirineos como zona de contención frente a los musulmanes de Al-Ándalus. En este contexto, Carlomagno emprendió numerosas expediciones militares en la península Ibérica, apoyando a los reinos cristianos del norte.

El territorio imperial estaba organizado administrativamente en condados. Al frente de cada uno se encontraba un conde, nombrado directamente por el emperador. Sus funciones principales eran:

  • Aplicar las leyes imperiales.
  • Reunir y comandar tropas en nombre del emperador.
  • Ejercer la autoridad judicial.

Para supervisar la labor de los condes y asegurar su lealtad, el emperador enviaba regularmente inspectores imperiales conocidos como missi dominici (enviados del señor).

Carlomagno, como jefe y defensor de la Iglesia en Occidente, intervenía en el nombramiento de obispos y abades. Se apoyó considerablemente en el clero, ya que sus miembros eran prácticamente los únicos que poseían formación y cultura en esa época, para desempeñar tareas administrativas y de gobierno.

En su capital, Aquisgrán, Carlomagno intentó revivir la magnificencia de la Roma imperial, construyendo un complejo palaciego y una importante capilla. Impulsó la educación creando escuelas destinadas a los hijos de la nobleza, como la famosa Escuela Palatina. Gracias a este esfuerzo, tanto en Aquisgrán como en importantes monasterios, se logró preservar y copiar parte del saber clásico grecorromano.

Un Mundo Predominantemente Rural

Durante la Alta Edad Media (aproximadamente siglos V al X), el continente europeo presentaba un paisaje eminentemente rural y escasamente poblado. Las antiguas ciudades romanas, en su mayoría, habían decaído, reducido su tamaño o sido abandonadas.

Sin embargo, a partir del siglo IX, Europa experimentó un lento pero progresivo proceso de recuperación demográfica y económica. Entre los siglos IX y XI, se produjo un notable esfuerzo por expandir las tierras de cultivo. Los europeos se lanzaron a la roturación de nuevas tierras, transformando extensas áreas de bosques y marismas en campos agrícolas.

Avances Técnicos en la Agricultura

Este renacer agrícola fue acompañado y potenciado por importantes avances técnicos:

  • Metalurgia del hierro: Su mejora permitió fabricar herramientas agrícolas más resistentes y eficaces, destacando la difusión del arado pesado o de vertedera, capaz de remover los suelos más compactos del norte de Europa.
  • Rotación trienal: Se difundió este sistema de cultivo que dividía la tierra en tres hojas. Una se dejaba en barbecho (descanso), otra se sembraba con cereal de invierno (trigo o centeno) y la tercera con cereal de primavera (avena o cebada) u otras plantas forrajeras. Este sistema reducía la superficie improductiva en comparación con la rotación bienal anterior y mejoraba la diversidad de los cultivos.
  • Molinos: Se generalizó el uso de molinos de agua y de viento, que liberaban mano de obra humana y animal de la tarea de moler el grano.

La combinación de la expansión de la superficie cultivada y estas mejoras técnicas resultó en un significativo aumento de la producción agraria, base fundamental para el crecimiento demográfico y económico posterior.

Conceptos Clave de la Época

Monasterio

Residencia o comunidad de monjes o monjas dedicados a la vida religiosa bajo una regla común. Cuando el superior de la comunidad es un abad o una abadesa, el monasterio se denomina abadía. Fueron centros cruciales para la conservación de la cultura y el conocimiento durante la Alta Edad Media.

Tratado de Verdún (843 d.C.)

Acuerdo que dividió el Imperio Carolingio entre los tres nietos de Carlomagno (Lotario, Luis el Germánico y Carlos el Calvo). Supuso la partición del imperio en tres reinos: Francia Occidental, Francia Oriental y Lotaringia. Aunque los reyes ejercían una autoridad teórica, en la práctica, el poder directo sobre la tierra y sus habitantes lo ostentaban cada vez más los nobles locales (condes, duques, marqueses), sentando las bases del feudalismo.

Juramento de Vasallaje

Ceremonia fundamental en el sistema feudal mediante la cual un hombre libre (el vasallo) juraba fidelidad, consejo y ayuda militar a un señor más poderoso (el señor feudal), a cambio de protección y, generalmente, la concesión de un feudo (tierras).

Cantares de Gesta

Poemas épicos medievales, generalmente anónimos y transmitidos oralmente por juglares, que narraban las hazañas legendarias de grandes héroes o acontecimientos históricos relevantes para la nobleza guerrera. Ejemplos famosos incluyen la Chanson de Roland (Cantar de Roldán) en Francia, basado en un episodio de las campañas de Carlomagno, o el Poema de Mio Cid en Castilla. También surgieron ciclos de aventuras más ficticias, como las leyendas artúricas en Bretaña (las hazañas de los caballeros de la Mesa Redonda y el rey Arturo) o la historia de Tristán e Isolda.

Teodorico el Grande

Rey de los ostrogodos (c. 454-526 d.C.) que estableció un importante reino en Italia tras la caída del Imperio Romano de Occidente, con capital en Rávena. Aunque intentó mantener una política de coexistencia entre ostrogodos y romanos, su reino representó una fuerza independiente y, en ocasiones, opuesta al Imperio Romano de Oriente (Bizancio). La búsqueda de autonomía por parte del Papado en Roma le llevó a buscar alianzas alternativas, como la que posteriormente establecería con los francos, distanciándose de la influencia política y religiosa de Constantinopla.

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