La Forja de Naciones: Unificación de Italia y Alemania en el Siglo XIX

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La Unificación de Italia: Del Fragmento al Reino (1815-1914)

Preparación y Fracaso de la Vía Revolucionaria (1815-1849)

Italia era un territorio dividido en numerosos principados, muchos de ellos bajo la fuerte influencia de la corona de Austria, a excepción del Reino de Piamonte y Cerdeña, los Estados Pontificios y el Reino de las Dos Sicilias. A pesar de esta fragmentación política, todos compartían una lengua y cultura comunes.

Tras las invasiones napoleónicas, surgieron dos tipos de movimientos nacionalistas: uno intelectual, conocido como el Risorgimento, que buscaba la resurrección cultural y política de Italia; y otro económico, enfocado en la creación de una unidad de mercado y el fomento del comercio. Hubo intentos de unión a través de las revoluciones de 1820, 1830 y 1848, pero estos fueron sistemáticamente frenados por el Imperio Austríaco.

La Intervención Extranjera y la Guerra (1849-1870)

El reino que asumió el liderazgo en el proceso de unificación fue el de Piamonte. El Conde de Cavour y el rey Víctor Manuel II llevaron a cabo una intensa actividad diplomática:

  • Buscaron el apoyo de Francia frente a Austria, logrando arrebatar a Austria la Lombardía.
  • Posteriormente, se ocuparon los ducados del centro y del sur, con la decisiva intervención de Garibaldi, quien cedió sus conquistas ante Piamonte, prefiriendo la unión nacional a una república social.
  • La unificación se completó con la ocupación de Venecia (tras la derrota de Austria en la Guerra Austro-Prusiana) y Roma (tras la derrota de Francia en la Guerra Franco-Prusiana), lo que generó un conflicto internacional con el Papado.

Los Problemas del Nuevo Reino (1870-1914)

Piamonte impuso un sistema político basado en el liberalismo moderado, de carácter muy centralista, que se encontró con numerosos problemas:

  • Los católicos, siguiendo al Papa, no aceptaban el nuevo Estado, ya que significaba el fin de su poder temporal en el centro de Italia.
  • El fracaso de la política imperialista de expansión, evidenciado en la derrota en Abisinia.
  • La existencia de territorios irredentos, como el Tirol y Trieste, que aún no formaban parte del reino.
  • El surgimiento de un movimiento obrero radical, con fuerte presencia del anarquismo.

La Formación del Imperio Alemán: De la Confederación a la Potencia (1815-1914)

Preparación y Fracaso de la Vía Revolucionaria (1815-1849)

Antes de la unificación, el territorio alemán era una Confederación de Estados, siendo los más importantes Prusia y Austria. Parte del sur de Dinamarca, como Holstein, también pertenecía a esta Confederación.

Todos los Estados tenían un vínculo cultural en la lengua, aunque había territorios con diversidad lingüística. En 1848, fracasó el intento de unión del Parlamento de Fráncfort, que buscaba establecer una Constitución (proponiendo una "pequeña" o "gran" Alemania). Sin embargo, los intereses industriales impulsaron la creación del Zollverein (Unión Aduanera), un paso importante hacia la integración económica.

El Recurso a la Guerra (1849-1871)

El Reino de Prusia fue el principal promotor de la unificación, con Otto von Bismarck a la cabeza, un influyente terrateniente o Junker. Bismarck intervino en varios conflictos:

  • Guerra de los Ducados (1864): Prusia y Austria se unieron contra Dinamarca, que fue vencida, permitiendo el control de los estados daneses de lengua alemana.
  • Guerra Austro-Prusiana (1866): Prusia y Austria se disputaron el control de estos estados, propiciando otro conflicto entre ellos. Prusia, apoyada por Italia, ganó la guerra, lo que le permitió consolidar su control sobre estos territorios y excluir a Austria del proceso unificador.
  • Guerra Franco-Prusiana (1870-1871): El crecimiento de Prusia como potencia económica y política generó la oposición de Francia, lo que llevó a un conflicto armado. Prusia ganó la guerra (Batalla de Sedán), anexionándose los territorios franceses de Alsacia y Lorena.

Problemas del Nuevo Imperio Alemán (1871-1914)

El rey de Prusia, Guillermo I, fue proclamado Káiser (Emperador), incluyendo a los estados del norte y del sur, pero sin Austria. El nuevo Imperio presentaba las siguientes características y problemas:

  • Estructura Federal: Representada en el Bundesrat (Consejo Federal), donde la representación de Prusia era superior.
  • Parlamentarismo Limitado: El Reichstag (cámara baja), elegido por sufragio universal masculino, tenía un carácter meramente consultivo, ya que el gobierno y el canciller eran elegidos directamente por el emperador.
  • Contrastes Culturales: No todos los habitantes eran de lengua alemana y algunos no se integraron plenamente en la nueva nación. Existían también diferencias de religión entre protestantes y católicos.
  • Contrastes Sociales: El gran crecimiento económico producido por la industrialización (con una alianza entre banqueros y aristócratas) provocó la organización del movimiento obrero.
  • Política Exterior: La política exterior de Bismarck intentó evitar el aislamiento de Alemania mediante pactos contra Francia (los Sistemas Bismarckianos). Posteriormente, Guillermo II comenzó una política naval y armamentística más agresiva que preocupó a Gran Bretaña, sentando las bases para futuros conflictos.

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