Florecimiento del Románico: Arquitectura, Escultura y Pintura en la Europa Medieval
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Arte Románico
Introducción Histórica
A finales del siglo X, y tras las invasiones bárbaras, la Europa cristiana alcanzó una etapa de estabilidad gracias a tres factores: la tranquilidad política de los distintos reinos europeos, la implantación del feudalismo y la supremacía de la Iglesia, como institución y como foco cultural. Este poder intelectual de lo religioso sirvió para estimular el culto de las reliquias, lo que propició la peregrinación a lugares santos como Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela. Esto permitió abrir diferentes vías de comunicación que repercutieron favorablemente en la producción artística y posibilitaron que algunos estilos regionales adquirieran gran importancia.
Se funda la orden benedictina, basada en la idea de una vida consagrada a Dios y vivida en comunidad. Este modo de vida repercutió favorablemente en la sociedad, y provocó el enriquecimiento, contrario al voto de pobreza, por lo que el monasterio benedictino tuvo que ser reconducido. En el siglo XII, la orden sufre una reforma y se funda la orden del Císter. Aumentaron los rendimientos agrarios y los progresos técnicos, y la evolución económica, política y social provocó el nacimiento de la burguesía.
El arte románico, además de ser el primer estilo internacional de Europa, presentó variedad nacional. Románico es el nombre con el que se designa a una serie de obras que, en virtud del arco de medio punto y la bóveda de cañón y de aristas, se podrían ver como la derivación de la arquitectura romana. Si en la arquitectura románica la herencia clásica es notoria, en la escultura, el naturalismo y la proporcionalidad desaparecen por completo, y se da prioridad a la calidad de los materiales preciosos y a la función alegórica y simbólica de la imagen.
Arquitectura
A partir del año 1000, las peregrinaciones potenciaron la construcción de iglesias y catedrales. Se recuperó el transepto, espacio aparecido en las primeras iglesias paleocristianas, compuesto por una o más naves que cruzan perpendicularmente el cuerpo longitudinal y, de esta manera, se consigue una forma simbólica de cruz. La estructura podía tener los brazos iguales, planta de cruz griega, o desiguales, planta de cruz latina, siendo esta la más utilizada. Entre la nave central y la del transepto se encuentra el crucero, cubierto habitualmente por un cimborrio (construcción en forma de torre, de planta cuadrada u octogonal, y con ventanales para iluminar la parte superior y que no sea tan oscura y pesada). Entre los que destacamos, están los cimborrios de las iglesias de Toro y San Martín de Frómista.
Se creó el deambulatorio o girola, un pasillo semicircular que prolonga las naves laterales rodeando la parte posterior del presbiterio, en el cual se abren pequeñas capillas radiales o absidiolos. Este pasillo facilitaba el tránsito de peregrinos dentro de la iglesia cuando iban a venerar las reliquias del santo. En el interior, la nave central está cubierta con una bóveda de cañón reforzada por arcos fajones que descargan el peso en pilares. Las naves laterales, de menor altura y anchura, están coronadas con bóveda de aristas. Las arquerías, que comunican la nave central con las laterales, y la tribuna, un corredor superior en el que se abren pequeñas ventanas por las que se filtra parte de la luz solar que ilumina el interior. También destacan las dos torres campanario que flanquean la fachada.
En Italia, el arte románico estuvo condicionado por la antigüedad clásica y la cultura bizantina, y adoptó un estilo singular. Destaca el uso de ladrillo y materiales antiguos, como ejemplo, la catedral de Pisa. En la península Ibérica distinguimos: en Cataluña, Sant Climent y Santa Maria de Taüll; en Castilla y León, San Isidoro de León y Zamora; en Castilla, San Martín de Frómista, San Vicente de Ávila; y finalmente, en Galicia, Santiago de Compostela.
El claustro era un patio central ajardinado donde los monjes llevaban a cabo sus meditaciones personales y alrededor de los cuales se estructuraban los monasterios como ciudades cerradas en sí mismas. En Cataluña, destaca el conjunto monacal de Santa María de Ripoll, y en Castilla, Santo Domingo de Silos.
Escultura
Estuvo muy ligada a la arquitectura. Además de su intención decorativa, tenía como objetivo acompañar las lecturas de la Biblia. Aunque los temas extraídos del Antiguo Testamento y del Nuevo, y de las vidas de santos, eran de carácter religioso, también se esculpieron animales fantásticos, escenas cotidianas y motivos vegetales, florales y geométricos. En España, destacamos los conjuntos de Santo Domingo de Silos.
En las portadas de las catedrales destaca el tímpano, como núcleo escultórico, donde se representa la Teofanía o Cristo en Majestad, acompañado por el tetramorfo (símbolos de los cuatro evangelistas). Las jambas, el dintel y las arquivoltas fueron decorados con relieves geométricos o figurativos de tipo religioso o simbólico. En el parteluz se suele situar la Virgen. Este tipo de escultura se distingue por sus figuras hieráticas, la falta de perspectiva, el uso de la policromía y la perspectiva jerárquica, y la tendencia a la geometrización de las formas. Como esculturas devocionales, realizadas en madera y policromadas, según su temática encontramos a María con Jesús en su regazo sentado, la Crucifixión y El Descendimiento de la Cruz.
Pintura
La pintura románica estuvo muy ligada a la arquitectura. La pintura mural al fresco decoraba los muros, y la pintura al temple, sobre tabla, se utilizaba en los frontales de los altares. En la temática, encontramos un predominio religioso, como historias del Nuevo Testamento. La pintura románica destaca por su adaptación de las figuras al espacio físico y marco arquitectónico, por la tendencia a rellenar todo este espacio, por la tendencia a la geometrización, la ausencia de perspectiva y la gran variedad cromática de tonalidades intensas. En el estilo francorrománico destacan los frescos de San Isidoro de León, y en el estilo bizantino, los frescos de San Clemente de Taüll. Aquí destaca el hieratismo, la voluntad de representar las figuras de manera frontal y la estilización de las figuras.