La fatalidad vista como resultado de las torpezas humanas

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Santiago Násar muere porque Ángela Vicario le señala como responsable de que ella no llegara virgen al matrimonio. Pero lo que realmente hace posible la tragedia es una concepción del honor que se activa en el momento de la acusación. En efecto, Santiago Nasar muere porque Pedro y Pablo Vicario se disponen a reparar el honor mancillado con la muerte y porque nadie del pueblo hace lo necesario para impedirlo. Los hermanos Vicario reaccionan de un modo automático, simplemente hacen lo que les toca en un caso de honor como ese. Matan solo por honor. La gente del pueblo sabe lo que va a ocurrir, y no lo impide porque comparte ese código de honor. Lo que explica el trágico final es este sentido del honor, que es el auténtico desencadenante de la tragedia./ Este sentido de la honra cuenta con un fuerte arraigo en la cultura en la que opera. Prueba de ello es la aceptación social del código de honor, que se hace evidente en algunos momentos: "el honor nos espera", dice la madre de prudencia Cotes, novia de Pablo Vicario; y la propia novia asegura que nunca se hubiera casado con él si "no cumplía como hombre". También tiene que ver con los valores en que sus hombres y mujeres han sido educados: "Los hermanos fueron criados para ser hombres. Ellas habían sido educadas para casarse", se dice de los Vicario en cierto momento. Todos aceptan estos valores porque forman parte de su acervo cultural. Y ello explica la complicidad colectiva con un crimen culturalmente legitimado./ Semejante concepción del honor no es de índole moral, y tampoco la forma de repararlo. Las relaciones sexuales antes del martimonio no se censuran en sí mismas: de hecho, la prostituta está muy bien considerada en el pueblo. Por otra parte, poco importa que Santiago Nasar sea inociente o culpable. Lo único que importa es que, una vez señalado, debe pagar por una afrenta de otros, no una culpa propia. La actuación de los hermanos tampoco es objeto de consideración moral. Ellos se consideran inocentes y, además, la sentencia exculpatoria del proceso acepta la petición del abogado. En el narrador se puede adivinar una censura moral, pero no en las gentes del pueblo, porque se trata de un perjuicio cultural./ Este perjuicio cultural pertenece al ámbito de las creencias. Es un valor que habita en el mundo mágico del mito. En cambio, forma parte de una realidad social de la que es factor pertinente y sustancial. El "boom narrativo" hispanoamericano ha recibido la etiqueta literaria de "Realismo mágico", y García Márquez es uno de sus más señalados representantes. Se nos presenta un mundo real que se mueve por sus creencias mucho más que por parámetros racionales. Así, por ejemplo, se nos dice que la poistola de Santiago se disparó y la bala, atravesando varias paredes, impactó en un santo de la iglesia al otro lado de la plaza. También se dice que la madre del protagonista era capaz de interpretar sueños ajenos, pero siempre en ayunas. Pues en ese mundo real-mágico es donde habita ese peculiar sentido de la honra que poco tiene que ver con lo racional y que explica lo ocurrido./ Prácticamente todo lo dicho sobre el honor puede rastrearse en la tradición literaria. La reparación del honor mancillado con la muerte, así como su legitimización, es una seña de identidad del teatro del Siglo de Oro español./ Basada en un hacho real, la novela relata una tragedia cruel desencadenada por una concepción de la honra. Se presenta un mundo dependiente de sus creencias míticas, que hacen posible su tragedia. Estamos ante una novela realista que explica un mundo real impregnado de fantasía y critica el carácter absurdo de sus prejuicios.

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La fatalidad se puede definir como una desgracia inevitable que tiene un origen desconocido./ Como tema literario, la fatalidad se convierte en un tópico literario que aparece en todas las épocas. En la tragedia clásica, en destino inevitable viene determinado por los dioses. En el Siglo de Oro español, la fatalidad no es inevitable; así, en "La vida es sueño", Seguismundo es víctima de un vaticinio, pero supera su destino y perdona a su padre. En el Romanticismo, el destino inevitable es uno de los temas esenciales; así, Don Álvaro, en la obra del Duque de Rivas, es víctima de un hado fatal de origen cósmico indefinido, aunque siempre hay alguien que interpreta su fatalidad como resultado de sus torpezas. En el Naturalismo, el determinismo social y biológico es una forma de fatalidad./ En "Crónica de una muerte anunciada", es uno de los temas esenciales. Desde luego, ocurre una desgracia que se presenta como algo inevitable. Esa inexorabilidad del fatal desenlace se señala en la obra de forma explícita en distintos momentos. Son muchas las ocasiones en las que los hermanos Vicario anuncian públicamente sus intenciones. En el sumario, se le llama "puerta fatal" a la que cerró por error Plácida Linero. Por otra parte, los abundantes presagios de lo que va a ocurrir refuerzan esta idea./ Esta fatalidad de la que hablamos no es un fáctum controlado por los dioses, aunque sí existe un "coro" colectivo que la contempla sin evitarla. Tampoco es derrotada por el libre albedrío, Y nada tiene que ver con un determinismo de corte positivista./ Algunos de los factores que hacen posible el fatídico final son casualidades; otros, no. Es casual que nadie vea el papel que hay junto a la puerta, y que Santiago Nasar saliera por esa puerta cuando siempre lo hacía por la otra. En cambio, los carniceros se equivocan pensando que las amenazas de los Vicario son cosas de borrachos, y Victoria Guzmán, miente deliberadamente en el último momento. Incluso hay fallos casuales, como que Plácida Linero, intérprete de sueños ajenos, falle precisamente esa vez./ Pero ni las casualidades son tan fortuitas, ni las torpezas tan claras. Al leer la novela en ningún momento se deja de percibir alguna fuerza oculta detrás de las casualidades y de las torpezas encargándose de que nada ni nadie evite o que tiene que ocurrir./ La novela recrea un mundo real, pero impregnado de magia. Así, por ejemplo, se nos dice que la pistola de Santiago Nasar se disparó, y la bal, atravesando varias paredes, impactó en un santo de la iglesia al otro lado de la plaza. También se dice que la madre del protagonista era capaz de interpretar sueños ajenos, pero siempre en ayunas./ No olvidemos que el "boom narrativo" hispanoamericano ha recibido la etiqueta literaria de "Realismo mágico" y que García Márquez es su hito más representativo. El término mágico se trata de una magia que forma parte de la realidad. Y en esta novela, como en otras del boom, funciona como expresión literaria de una fatalidad que procede de ese mundo real-mágico y habita en el mismo universo de las creencias míticas en el que reside el sentido de la honra.

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Como género periodístico, la crónica pretende dar cuenta de unos "hechos" de actualidad y de todo lo que los rodea. Así, indaga en los antecedentes, analiza las consecuencias, se detiene en detalles aparentemente anecdóticos que, sin embargo, describen ambientes, aporta testimonios de implicados o testigos e interpretaciones del propio autor. Estructuralmente, los elementos anteriores aparecen mezclados, lo que obliga al lector a reconstruirlos./ La novela de García Márquez no reconstruye un suceso de actualidad, pero sí recrea unos hechos reales. Todos los demás elementos de la crónica periodística están presentes en ella. Por si acaso, queda el título, puesto intencionalmente por el autor./ Estamos ante una novela literaria, y, por lo tanto, de ficción. Se basa en hechos reales, pero reinventa la historia. De hecho, inventa el final de la historia real entre Miguel Reyes, que se volvíó a casar, y Margarita Chica, que escondíó su vergüenza de por vida, y lo sustituye por una reconciliación entre Bayardo y Ángela. Además, añade nuevas realidades: el mismo autor se descubre como narrador al incorporar como personaje a su tía, Wenefrida Márquez./ Muchos de los elementos literarios pueden rastrearse en la tradición literaria. Las animalizaciones de personajes y las descripciones hiperrealistas recuerdan la estética naturalista. La metáfora de la altanería como arte de caza abarca el conjunto de la obra, y a ella se añaden otras semánticamente afines: "era un gavilán pollero",. En el ámbito de lo grotesco, hay que situar otra animalización: la imagen de Victoria Guzmán esgrimiendo contra Santiago el cuchillo ensangrentado con que está destripando conejos, es una metáfora escénica de su propia muerte, en la misma cocina. Otros elementos, como la función coral del pueblo, recuerdan el modelo de la tragedia griega. En fin, el simbolismo nominal de algunos personajes, como Divina Flor, y tópicos literarios de todas las épocas, como el honor o el amor, dan cuenta de la índole literaria de la crónica./ La estructura de la obra es un auténtico engranaje de precisión. Por encima del aparente desorden narrativo, hay cinco capítulos que son etiquetables: lo ocurrido, las causas, los autores, las consecuencias, la muerte. En el fondo, la estructura es cíclica, pues empieza y acaba con la muerte, y climática, pues el clímax se sitúa en su relato./ Pero la estructura básica de la crónica periodística se mantiene, y es eso lo que hace posible el empleo del perspectivismo, la variedad de los puntos de vista desde los que se contempla la historia. Cabría distinguir tres puntos de vista: el del narrador, el del sumario y el de los testigos e implicados. El cronista no es solo testigo, sino que encontramos a un narrador que está dentro de la historia, e incluso es protagonista de determinadas acciones. El sumario es otra fuente de datos de la que el cronista recoge nuevos testimonios y declaraciones, pero, sobre todo, permite incorporar un nuevo punto de vista: el del juez, que deja constancia de su visión en anotaciones al margen. Los testimonios de las gentes del pueblo permiten una multiplicación de perspectivas, con lo que la historia se ve enriquecida. La principal carácterística de estas versiones es su falta de unanimidad rspecto a cuestiones como el tiempo que hacía la mañana del crimen o la inocencia de Santiago./  En resumen, el modelo básico de la crónica resulta el idóneo para una elaboración literaria perspectivista. En el fondo, la forma de ver la cosas forma parte de las cosas mismas. Y, cuando se trata de una realidad compleja, estas múltiples perspectivas resultan decisivas a la hora de perfilarla. La ausencia de unanimidad que se aprecia contribuye a rodear los hechos de un aura de misterio acorde con el mundo real-mágico en el que se crean, ese mundo impregnado de magia inventado por el boom narrativo y representado por García Márquez.

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