Fascismo y Comunismo: Soluciones Totalitarias en Europa

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T.10/p.3 Fascismo y Comunismo

En Europa, el fascismo ha tenido varias versiones, pero todas coinciden en defender un estado totalitario como solución a los problemas que afectan a los estados liberales. Estos problemas son:

  • El liberalismo se presenta como un estado nacido de un pacto constituyente, realizado por ciudadanos libres e iguales. Los individuos son miembros de una nación, que es la que les otorga sus señas de identidad: soy lo que mi nación pone en mí.
  • El estado liberal, al exacerbar la libertad individual, convierte la convivencia en luchas en las que cada uno va a lo suyo sin capacidad alguna para sacrificarse en aras del bien común.
  • El portavoz de la comunidad política es el caudillo, que da la vida por el pueblo; el pueblo da la vida por su caudillo, encarnación de la patria.
  • El poder del caudillo es absoluto, esto supone: supresión de elecciones libres, de la libertad de expresión, pérdida de independencia del poder judicial, carencia de garantías jurídicas frente a las acciones del estado y su administración.
  • El caudillo sustituye la votación por aclamación.
  • El ejercicio del poder absoluto exige la supresión de toda disidencia (por ejemplo, los ciudadanos que no reconocen su vinculación objetiva a la nación y su sumisión a la autoridad absoluta del caudillo que la representa).
  • El control absoluto de la sociedad incluye el control absoluto de la vida intelectual.
  • En el fascismo se encuentra una minoría protagonista y privilegiada que la dirige, con el caudillo, desde la obediencia más absoluta.
  • El fascismo defiende el capitalismo y se alía con sus clases dirigentes.

Solución Comunista

Para Carlos Marx, las democracias liberales de su época son regímenes políticos al servicio de la clase dominante, la burguesía, cuyo objetivo es prolongar su privilegiada situación y la miserable explotación del proletariado. Se demuestra que la burguesía controla todos los órdenes de la vida social:

  • Orden económico: es la propietaria de los medios de producción de los campos y las industrias, por eso obliga al proletariado a trabajar para ella (la burguesía).
  • Orden jurídico: las leyes defienden los intereses de la burguesía.
  • Orden político: los parlamentos están llenos de burgueses que aprobarán las leyes que a los burgueses les interesan.
  • Orden religioso: la religión cristiana promueve la resignación al orden existente y condena la violencia necesaria para su transformación.

Esto debe cambiar, pero con un proceso intermedio, dictadura del proletariado, que acabó por adquirir los siguientes rasgos:

  • Económico: se instauró la planificación estatal de la producción y la distribución de bienes.
  • Político: se impuso la doctrina del partido único, el comunista.
  • Partido comunista: asume las tareas fundamentales de la conversión del proletariado en fuerza revolucionaria contra el estado burgués.
  • Cultural: se instituye la sacralización del poder político y el culto al dirigente del partido, se instituye un arte comunista y se persigue cualquier manifestación cultural que cuestione el poder del estado.

La Solución Anarquista

La tensión se resuelve en el anarquismo suprimiendo el estado. Sus razones son:

  • La legitimación contractual del estado es una ficción que presupone que los ciudadanos aceptan someterse a la autoridad del estado.
  • No es cierto que el estado sea imprescindible para realizar las tareas que desarrolla, y si el estado desapareciese podríamos emplear la energía sobrante en verdaderas necesidades de los ciudadanos. El estado, en sí mismo, es una institución inevitablemente autoritaria que ejerce su poder de coerción atentando contra las libertades de los ciudadanos.

Política y Utopía en el Siglo XX

El pensamiento utópico es el pensamiento diferente. ¿Tiene el pensamiento utópico la culpa de las catástrofes históricas a que han dado lugar los movimientos sociales, políticos y filosóficos? Hay dos respuestas:

  • Ernst Bloch (respuesta negativa): dice que la característica esencial del ser humano es ser esperanzado. La esperanza supone reconocernos como seres incompletos, porque nos falta una convivencia humanizada. La utopía exige descubrir las posibilidades objetivas aún no realizadas que laten en el cosmos y luchar para su realización. La utopía es atea. Para Bloch, la utopía es la expresión política de la esencia del hombre: la esperanza.
  • Karl Popper (respuesta positiva): Popper distingue entre sociedad cerrada, en la que los intereses individuales deben sacrificarse por los intereses colectivos, y sociedad abierta, en la que no existen intereses colectivos al margen de los intereses individuales. Son las sociedades democráticas. La esencia de la democracia es el cambio pacífico a través del voto. La democracia significa gobierno de la mayoría. Los gobiernos democráticos tienen la obligación moral y la legitimidad jurídica para controlar a los intolerantes, con argumentos si es posible, y por medio de la fuerza cuando sea necesario. El poder político debe luchar contra las formas de explotación que impiden la verdadera libertad del ser humano. La acción política consiste en desarrollar reformas, se trata de ir solucionando con la mayor eficacia posible y sin recurrir a la violencia. Las sociedades cerradas y las utopías que las inspiran incurren en un triple error:
  • Error epistemológico: las políticas utópicas descansan en la creencia de que el poder político posee un conocimiento omnisciente -lo sabemos todo- y un poder omnipotente -lo podemos todo-
  • Error metafísico: las utopías conciben la sociedad como un ente independiente y diferente de los individuos que la integran.
  • Error ético: la perfección absoluta de los fines justifica la monstruosidad absoluta de los medios.

Para evitar estos 3 errores, Popper recomienda 3 consejos: reconocer el carácter limitado del conocimiento humano, reconocer que la sociedad es fruto del modo en que las personas, su racionalidad y libertad, y defender una moral centrada en el valor de las personas, su racionalidad y libertad. Esta moral nos lleva a repudiar el fascismo y el comunismo, pero también, según Popper, el cristianismo, que traicionando su inicial compromiso de caridad y amor, ha promovido pavorosas guerras de religión.

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