Familia Romana: Estructura, Roles y Costumbres
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La Familia Romana
Las Gens
Desde los primeros tiempos, existían grupos sociales de grado superior a la familia: las gens. Cada gens estaba constituida por varias familias descendientes de un antepasado común. Tenían un gentilicio y compartían las mismas tierras y actos de culto propios. La autoridad la ejercía el cabeza de familia de más edad.
La Familia
La familia estaba formada por un conjunto de personas bajo la autoridad del pater familias. Si una hija se casaba, pasaba a formar parte de la familia del marido; en cambio, si era un hijo, continuaba perteneciendo a la familia.
El Pater Familias
El pater familias era el cabeza de familia y tenía poder absoluto sobre el resto de los miembros. El poder que ejercía sobre los hijos se llamaba patria potestas y consistía en una serie de derechos:
- Derecho de vida o muerte: El pater familias podía vender a los hijos como esclavos, abandonarlos o dejarlos morir no reconociéndolos. Con el tiempo, estas prácticas generaron repulsa social.
- Derecho de venta: El padre podía vender a sus hijos como esclavos.
- Derecho de exoneración de responsabilidades: Si un hijo cometía un acto ilícito, podía ser entregado a la persona perjudicada, evitando así la responsabilidad del pater familias.
- Derecho de posesión y uso de bienes patrimoniales: Los hijos no podían ser titulares de bienes patrimoniales hasta la muerte de su padre.
- Derecho de desheredar a los hijos: El padre repartía la herencia entre todos los hijos e hijas solteras y viudas, pero podía privarlos de ella antes de morir.
También tenía deberes y obligaciones, como garantizar la continuidad de la familia y procurarle los bienes necesarios para su subsistencia, así como velar por los cultos familiares.
La Mater Familias
La mujer tenía encomendadas tres tareas principales: cuidar de la casa, dar a luz y criar a los hijos, y confeccionar la ropa de los miembros de la familia.
La mujer romana no tenía los mismos derechos que el hombre. Esta discriminación se hacía patente en estas restricciones:
- Se solían casar a partir de los 12-14 años y solo cursaban estudios primarios.
- No podían desempeñar los oficios del hombre.
- Carecían de derechos políticos.
- Para casarse necesitaban el consentimiento paterno. Permanecían sometidas al hombre; no se emancipan nunca. A partir del matrimonio, estaban sometidas a la patria potestas del padre, o pasaban a depender del suegro o del marido. Poseían bienes matrimoniales, pero se transferían al suegro o al marido. A partir del siglo II a. C. pudo ser titular de propiedades, aunque siguió careciendo de la facultad jurídica para administrarlas.
- No tenía ningún poder sobre los hijos. En caso de divorcio, los hijos se quedaban en la familia del padre.
Contaba con cierto respeto y consideración social. Compartía con el marido muchas responsabilidades familiares y actuaba como consejera en los asuntos importantes. Algunas mujeres recibieron una buena formación cultural. Tenía libertad de movimientos para ir a mercados, termas, espectáculos o de visita. Solía acompañar al marido en los actos públicos. Entre las familias adineradas, la mujer tuvo más libertad.
Los Hijos
Era muy importante tener hijos, sobre todo varones. Estaba mal visto no tener descendencia, ya que se veía como un acto de egoísmo y un incumplimiento del deber comunitario. El derecho romano permitía que las parejas que no tuvieran hijos vivos los adoptasen. Bastaba con que dos cabezas de familia se pusieran de acuerdo. Un hijo tenía que ser reconocido mediante una ceremonia en la que el pater familias lo cogía entre sus brazos y lo levantaba. Los niños no reconocidos eran expuestos en alguna encrucijada. Después de nueve días tenía lugar una fiesta donde se purificaba al niño, se hacía un banquete y se realizaba un sacrificio a los dioses.
Los niños romanos recibían tres nombres: praenomen, nomen y cognomen. El praenomen es como nuestro nombre propio; se escogía de una lista de unos veinte nombres y se solía escribir abreviado. El nomen se aplicaba a todos los individuos que pertenecían a la misma gens. El cognomen era el patronímico de cada una de las ramas de las familias. Las niñas solo tenían el nomen gentilicio; cuando eran varias, se recurría a un nombre complementario.
Los hijos, hasta los 15-17 años, y las hijas, desde los 12-14, permanecían en la casa paterna. Los chicos se quitaban la bulla y abandonaban la toga praetexta, que sustituían por la toga virilis, que simbolizaba la entrada en la edad adulta. Esta ceremonia se realizaba en cada casa en el transcurso de las fiestas dionisíacas en el mes de marzo. Los jóvenes solían emanciparse después, no se casaban inmediatamente, sino a los 30 años o más. Las chicas, en cambio, se casaban muy pronto.
El Matrimonio
Solo los ciudadanos romanos poseían el derecho de contraer matrimonio (ius connubi). La Lex Canuleia autorizó los matrimonios entre patricios y plebeyos.
Requisitos Legales
El matrimonio era válido si los contrayentes cumplían tres requisitos previos, establecidos para dar fuerza legal al matrimonio:
- Capacidad natural: 14 años los hombres y 12 las mujeres.
- Capacidad jurídica: Debían ser personas libres y estar en posesión de la ciudadanía romana plena.
- Consentimiento de las partes: Los dos contrayentes debían dar su consentimiento.
Tipos de Matrimonio
Matrimonio cum manu: La esposa abandonaba a su familia y se integraba en la del marido. Este tipo de matrimonio fue el más utilizado hasta los últimos tiempos de la República. Se utilizaban tres procedimientos:
- Confarreatio: Ceremonia religiosa, utilizada por los patricios. En presencia del flamen dialis o del pontifex maximus, compartían un pan.
- Coemptio: Tenía un carácter totalmente civil y era más usual. Se simulaba la compra de la mujer en presencia de cinco testigos y del libripens.
- Usus: No comportaba ninguna ceremonia. La mujer dormía un año entero en casa del marido y este adquiría la manus sobre ella.
Matrimonio sine manu: Hacia el final de la República, se extendió el matrimonio sine manu. La mujer continuaba perteneciendo a su propia familia, dependiendo de la autoridad de su padre. Esto mejoró la situación de la mujer, ya que le dio más libertad al no estar bajo la autoridad del marido y le permitió mantener los derechos sucesorios sobre la herencia paterna.
El Ritual de la Boda
Antes del casamiento, los aspirantes solían celebrar algún acto festivo al que asistían los padres y los amigos. El prometido regalaba a la novia un anillo y se pactaba la dote. La víspera del casamiento, la novia ofrecía a los dioses familiares sus juguetes infantiles. Se vestía con una túnica blanca larga y, sobre los hombros, una especie de chal, y se cubría la cabeza y el rostro con un velo. El novio, sus familiares y amigos iban a buscarla al lugar de la ceremonia. Esta comenzaba con el sacrificio de un animal; después, los novios firmaban un contrato matrimonial en presencia de diez testigos. Tras la ceremonia, se celebraba el banquete de boda y, al atardecer, se simulaba el rapto de la joven para acompañarla hasta la casa del novio. Dos amigos del novio la introducían levantándola en brazos para que no tropezara en el umbral de la puerta.
El Divorcio
En Roma era posible divorciarse. En los primeros tiempos, los divorcios eran extraños. Para divorciarse era suficiente con un simple aviso, de palabra o por escrito, por cualquiera de los dos cónyuges. Los motivos podían ser el adulterio de la esposa, la esterilidad, la privación de la libertad de uno de los dos cónyuges y la pérdida de los derechos de ciudadanía.