Fabula el pavo real y la tortuga

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EL ETÍOPE ( αιθι&ómicron;ψ)
Uno compró un etíope creyendo que su color era tal por descuido del dueño anterior. Y cuando lo llevó a su casa, le aplicaba todo tipo de jabones e intentaba limpiarlo con todo tipo de friegas. Y no consiguió cambiar el color, sino que con la fatiga le provocó enfermar. La fábula demuestra que las naturalezas permanecen como fueron al principio.

LA ZORRA Y LEÓN ( αΛΩΠΞ και Λ&épsilon;Ων)
Una zorra que no había visto nunca un león, cuando se lo encontró por casualidad, al verlo por primera vez se perturbó tanto que por poco se muere. Al encontrárselo por segunda vez, sintió temor, pero no tanto como antes. Y al verlo por tercera vez, sintió tanto valor que incluso acercándose dialogaba con él. El relato demuestra que la rutina calma incluso lo temible de las cosas.

EL ASESINO


Uno, tras matar a un hombre, era perseguido por los familiares de aquel. Y encontrándose río Nilo abajo, tras encontrarse con él un lobo, atemorizado se subíó a un árbol que había junto al río y allí se ocultaba. Y tras darse cuenta de que una víbora ascendía contra él, se tiró al río. Y un cocodrilo que lo esperaba en él lo devoró. La historia demuestra que ni el elemento terrestre, ni el áéreo ni el acuático son seguros para los hombres malditos.

EL HOMBRE Y EL LEÓN


En cierta ocasión caminaba un león con un hombre. Cada se vanagloriaba con sus propios argumentos. Y entonces en el camino había un estela de piedra de un hombre ahogando a un león. Y el hombre mostrándoselo al león dijo: "¿Ves tú cómo somos mejores que vosotros?". Y él dijo sonriendo irónicamente: "Si los leones supieran esculpir, verías a muchos hombres bajo un león."  Que muchos, a los que la experiencia demuestra como adiestrados, se vanaglorian de ser valientes y aguerridos de palabra.

EL OSO Y LA ZORRA:


Un oso se vanagloriaba ostensiblemente de ser amigo del hombre, porque no se comía un cuerpo muerto. La zorra le dijo a él: "Ojalá arrebataras muertos, y no a los que están vivos."  Esta fábula censura como ambiciosos a los que viven en la hipocresía y en la vanagloria.


LA MUJER Y LA GALLINA


Una mujer viuda que tenía una gallina que ponía cada día un huevo supuso que, si le echaba más comida, también pondría dos veces al día. Y al hacer esto, sucedíó que la gallina, al ponerse gorda, ya no puso huevos ni una sola vez más. La historia demuestra que muchos hombres, por desear más cosas por avaricia incluso pierden lo que tienen.

EL SOL Y LAS RANAS


Las bodas del Sol tenían lugar en verano. Y todos los animales se alegraban con ello, y también se regocijaban las ranas. Una de ellas dijo: "Desgraciadas, para qué os regocijáis? Pues si el Sol, aun siendo uno solo, seca todo lodo, si, al casarse, llega a engendrar un hijito semejante a él, ¿qué mal no sufriremos?.   Que muchos de los que tienen un pensamiento bastante irreflexivo se alegran con hechos que no proporcionan alegría.

EL CITAREDO


Un citaredo inepto que cantaba sin parar en una casa encalada, al devolverle la voz el eco, creía que él tenía una buena voz muy potente. Y entonces, satisfecho con ello, pensó que era preciso incluso ir al teatro. Cuando llegó a la escena y se puso a cantar rematadamente mal, fue expulsado con acribillado por piedras.   Así también, algunos oradores que se creen ser alguien en las escuelas, cuando llegan a la arena política, se descubre que no son dignos de nada.

LA CORNEJA Y EL PERRO


Una corneja que hacía un sacrificio para Atenea llamó a un perro para el banquete. Y éste le dijo a ella: "¿Por qué malgastas esterilmente los sacrificios? Pues la divinidad te odia de tal manera que incluso ha quitado credibilidad a tus presagios." Y la corneja respondíó: "Pero por eso también hago sacrificios a la diosa, porque se que ella está enojada, para que se reconcilie conmigo."
   Así muchos, por miedo, no vacilan en beneficiar a los enemigos.


EL PERRO Y LA LIEBRE


Un perro de caza, tras atrapar una liebre, unas veces la mordisqueaba y otras la lamía. Ésta, cansada, le dijo: "Pero, tú, deja de morderme o besarme, para que sepa si te has presentado como enemigo o como amigo."  La historia es apropiada para un hombre ambiguo.

LA PERRA CON LA CARNE


Una perra con un trozo de carne atravesaba un río. Y, al contemplar su propia sombra en el agua, supuso que había otra perra con un trozo de carne aún mayor. Por eso, tras dejar el suyo propio, se lanzó a arrebatarle el de aquella. Y le sucedíó que se vio privada de ambos, de uno por no obtenerlo, ya que nada había; y del otro, porqur fue arrastrado por el río.    La historia es apropiada para un hombre ambicioso.

EL MOSQUITO Y EL TORO


Un mosquito, tras posarse en el cuerno de un toro y detenerse allí por un largo rato, cuando iba a marcharse, preguntó al toro si quería que el ya se fuera. Y éste dijo como respuesta: "Es que ni cuando viniste me enteré; ni, si te vas, me enteraré."    Que uno utilice esta fábula para un hombre incapaz, que no es útil o dañino esté presente o ausente.

LAS LIEBRES Y LAS ZORRAS


Unas liebres que entraron en guerra con unas águilas en cierta ocasión llamaban a unas zorras para una alianza. Y éstas dijeron: "Os ayudaríamos si no supiéramos quiénes sois y ontra quién lucháis."   La historia demuestra que los que aman las disputas contra los más poderosos desprecian su propia salvación.

EL LOBO Y LA CABRA


Un lobo que contempló a una cabra paciendo en un barranco, como no podía alcanzarla, le aconsejaba bajar, no fuera que se cayera escondíéndose, diciéndole que también el prado y el césped estaba más puro a su lado. Y ésta le dijo: " Pero no me llamdes para el pasto, si tú mismo estás falto de alimento."     Así también, los hombres desgraciados, cuando se muestran malvados con los hombres que los conocen, no se aprovechan de sus artimañas.


EL LOBO Y EL CHIVO


Un chivo subido en una casa, cuando vio a un lobo acercarse, lo injuriaba y se mofaba de él. Y el lobo dijo: "No me injurias tú, sino el lugar."    La fábula demuestra que muchas veces tanto el lugar como la oportunidad dan valor contra los mejores.

LOS CAMINANTES Y EL PLATÁNO


. Unos caminantes agotados por el sofoco a mediodía en la estación de verano, cuando vieron un plátano, tras llevar bajo él y tumbarse en la sombra, descansaban. Y mirando al plátano se decía unos a otros que el árbol ese era inútil y estéril para los hombres. Éste, como respuesta, les dijo: "Desagradecidos, aun gozando de un benoficio mío, me llamáis inúyil y estéril."    Así también, algunos hombres son tan desgraciados que, incluso haciendo bien a su prójimo, no reciben agradecimiento de su parte.

EL CAMINANTE Y LA VERDAD


Un caminante encontró en el desierto a una mujer solitaria en pie y cabizbaja, y le dice:
- "¿Quién eres?"
Ésta dijo:
- "La verdad."
- "¿Y por qué causa, tras abandonar la ciudad, vives en el desierto?
Ésta dijo:
- "Porque en los tiempos pasados la mentira estaba entre unos pocos. Y ahora, si quieres decir u oír algo, está entre todos los hombres."
Que los hombres tienen una vida pésima y desgraciada, cuando la mentira prevalece sobre la verdad.

LA GUERRA Y LA SOBERBIA


Todos los dioses se casaron cada uno con quien había obtenido en un sorteo. La Guerra se quedó para el último lote. Y sólo pudo obtener a la Soberbia. Enamorada extraordinariamente de ella (de la Soberbia), la acompaña a todos sitios dondequiera que fuera.    Que, donde se dirija la Soberbia o en la ciudaad o entre los pueblos, la Guerra y las Batallas la acompañan detrás de ella.


EL PAVO REAL Y EL GRAJO


Como las aves querían crear (coronar) un rey, un pavo real se consideraba a sí mismo digno de que lo votaran por su belleza. Y cuando todos se adhirieron a esto, un grajo como respuesta dijo: "Pero si, cuando tú gobiernes, un ágüila se pone a perseguirnos, ¿cómo nos protegerás?"   La fábula demuestra que es preciso escoger a los gobernantes no sólo por su belleza, sino también por su fuerza y prudencia.

EL MACHO CABRIO Y LA VID


Un macho cabrío roía la yema en un brote de una vid. Y la vid le dijo a éste: "¿Por qué me haces daño? ¿Es que no hay hierba fresca? Del mismo modo, cuanto vino necesiten cuando tú seas sacrificado, yo lo proporcionaré."   La fábula censura a los ingratos y a los que quieren defraudar a los amigos.

LA TORTUGA Y LA LIEBRE


Una tortuga y una liebre rivalizaban en torno a su rapidez. Y entonces, tras establecer una meta, se apartaron del lugar. La liebre, despreocupada de la carrera por su natural velocidad, tras tumbarse dormía al borde del camino. Y la tortuga, consciente de su propia lentitud, no dejó de correr y así, tras sobrepasar a la liebre dormida, llegó al premio de la victoria.     La historia demuestra que muchas veces el esfuerza ha vencido a una naturaleza despreocupada.

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