La Fábula: Origen, evolución y legado

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Este género literario nace en Grecia como reacción a la poesía de tono elevado y solemne y está destinada a aquellos sectores del pueblo carentes de grandes pretensiones literarias. En efecto, frente a la épica, que refleja el lado noble, aristocrático y heroico de la vida, protagonizada por héroes y dioses, los personajes de la fábula son hombres vulgares, insignificantes y, sobre todo, animales. La Fábula transporta a sus oyentes o lectores a un mundo fantástico, en el que hablan los animales e incluso los seres inanimados. La fábula es una narración breve, generalmente en verso, de carácter alegórico y con una clara intención moral. Los protagonistas son, generalmente, animales que se comportan como humanos y reflejan así los vicios y defectos de los hombres. Trata de corregir y por eso suele ir acompañada de la correspondiente moraleja.


Fábulas y otras creaciones populares

Generalmente anónimas, proceden de los más diversos países y se transmitieron por mercaderes y esclavos. La leyenda cuenta que un esclavo frigio, llamado Esopo, imaginó en época remota unos cuentos morales, cuyos protagonistas eran los animales. Es posible que Esopo no haya existido nunca, pero las fábulas que se le atribuían circulaban de boca en boca por todo el mundo griego.

FEDRO

Gayo Julio Fedro vivió en el siglo I d.C., probablemente hasta el reinado de Nerón. Esclavo, como Esopo, había nacido en Macedonia. Vino muy joven a Roma como esclavo de Augusto, que lo manumitió en en consideración a su cultura. Probablemente se dedicó a maestro de escuela y el hecho de que en ésta se hiciera aprender a los niños fábulas esópicas, pudo haber influido en el nacimiento de su vocación poética. Se enorgullecía de haber sido el primer poeta latino en intentar el género esópico, lamentando que Esopo le hubiera impedido ser el primero en sentido absoluto.

Las primeras fábulas de Fedro

Es decir, las comprendidas en los libros I y II , se atienen más a Esopo: El lobo y el cordero, La zorra y el cuervo, El asno y el león, El pavo y la corneja, Las ranas y el buey, etc. Luego va ampliando gradualmente el horizonte de sus modelos griegos.

El legado de la fábula

Después de Fedro, hubo en el siglo IV un imitador que escribió fábulas en lengua latina: Aviano, que compuso casi 50 fábulas, copiando a Fedro. Durante la Edad Media, fueron numerosas las obras que recogieron fábulas de estos autores, por ejemplo, el Arcipreste de Hita en el Libro de buen amor, y don Juan Manuel en El conde Lucanor. En el Renacimiento (siglos XV-XVI) y durante el siglo XVIII, épocas de revalorización de la cultura clásica, las fábulas de Esopo y Fedro fueron muy valoradas en toda Europa. En el Renacimiento destacaron los fabulistas franceses, como François Rabelais, y Jean de La Fontaine. En el siglo XVIII, en España, sobresalen Tomás de Iriarte y Félix María Samaniego.

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