Explorando el Pensamiento de Hume: Conocimiento, Moral y Religión
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David Hume: Empirismo, Escepticismo y la Crítica a la Metafísica
Hume es un filósofo empirista (el empirismo es una corriente que sostiene que el origen y el límite de nuestros conocimientos está en la experiencia sensible) del s. XVIII, pero también es un ilustrado, por lo que va a intentar arrojar luz sobre el ser humano y se va a mostrar muy crítico con la tradición y las religiones positivas que, según él, retrasan el progreso.
Gnoseología de Hume
Lo primero que expondré será la gnoseología. Para Hume, todas las percepciones de la mente (todo aquello que puede estar presente en la mente) son de 2 tipos:
- Impresiones: Aquello que conocemos por medio de los sentidos.
- Ideas: Son copias de las impresiones en nuestro pensamiento.
Las primeras consecuencias obvias que se extraen son que las impresiones son más fuertes que las ideas, y que no hay ideas innatas como afirmaba Descartes, por lo que el conocimiento se construye por inducción y no deductivamente.
Tipos de Impresiones
Las impresiones, a su vez, se dividen en:
- De sensación (originales): Provienen de los sentidos y los placeres y dolores corporales.
- De reflexión (secundarias): Se derivan o bien de una impresión de reflexión, o bien son suscitadas por nuestras ideas (recuerdos). Son nuestras emociones y pasiones.
Tipos de Ideas
Las ideas son también de 2 clases:
- Simples: Aquellas que no admiten división ni separación y se derivan de la correspondiente impresión sensible (equivalentes a los átomos).
- Complejas: Formadas por otras ideas simples, se pueden descomponer (equivalentes a las moléculas).
Tipos de Conocimiento
Distingue además entre 2 tipos de conocimiento:
- Relaciones entre ideas: Propio de las ciencias formales, se expresa en proposiciones analíticas y necesarias (el predicado está contenido en el sujeto, por lo que se desprende necesariamente de él). Se obtienen por deducción. Ej: El todo es mayor que sus partes.
- Cuestiones de hecho: Propio de las ciencias empíricas, se expresa en proposiciones sintéticas y contingentes (el predicado no está contenido en el sujeto, por lo que no se desprende necesariamente de él). Se alcanza por inducción. Ej: El calor dilata los cuerpos.
Crítica al Principio de Causalidad
Desde esta concepción del conocimiento, Hume va a desmontar el principio de causalidad y las 3 sustancias cartesianas. Para Hume, el criterio de verdad está en la experiencia (idea verdadera es la que tiene su correlato en la experiencia). Nuestro conocimiento de hechos queda limitado a las impresiones presentes o al recuerdo de impresiones pasadas. No podemos tener experiencia de hechos futuros y, sin embargo, estamos haciendo predicciones constantemente. Ej: El calor dilata los cuerpos. Este supuesto conocimiento de hechos futuros se apoya en el principio de causalidad: si se da la causa, se tiene que dar el efecto. A su vez, este principio se basa en la idea de conexión necesaria: si se da la causa, no puede no darse el efecto.
Acabamos de decir que idea verdadera es la que tiene su correlato en la experiencia sensible. Tengo experiencia de la causa y del efecto pero, ¿dónde está el correlato de la conexión necesaria? Como no es posible encontrarlo, esta idea es falsa desde el punto de vista del análisis del conocimiento. Lo que realmente hay es una sucesión constante de causas y efectos, pero no es más que una mera asociación. Es la costumbre, el hábito el que nos lleva a creer que puesto que el pasado ha sido de una manera, el futuro seguirá siendo igual. Es nuestra imaginación la que nos hace pensar que existe una conexión necesaria donde sólo existe una asociación. Queda, pues, sin fundamento el principio de causalidad y todos sus posibles usos.
Crítica a las Sustancias Cartesianas
Ahora vamos a ir desmontando una a una las 3 sustancias cartesianas: mundo, Dios y yo. La inferencia (razonamiento) causal, con las limitaciones que hemos señalado, es aceptable desde un punto de vista práctico entre impresiones que se nos han dado unidas repetidamente, pero lo que es totalmente ilegítimo es ir de nuestras impresiones a algo de lo que no hayamos tenido experiencia. Así, no puedo ir de mis impresiones a una supuesta realidad extramental de la que no tengo ninguna experiencia y que estaría detrás de ellas siendo su causa. Hume no niega que haya una realidad extramental, pero tampoco puede afirmar que exista (es escéptico). Una vez desmontada la sustancia extensa, arremete contra la res infinita, que también hacía uso del principio de causalidad ilegítimamente. Como la experiencia es el origen y el límite del conocimiento, tampoco admite las pruebas a priori (San Agustín) y a posteriori (Santo Tomás de Aquino) ofrecidas en siglos precedentes. Puede que exista Dios, pero no hay lugar para él dentro de la filosofía o la ciencia, sino en la religión, la mística… La última sustancia cartesiana es el yo como sustancia independiente del cuerpo, como una supuesta realidad que estaría detrás de todos los actos psíquicos. Descartes y Locke pensaban que tenemos conocimiento de él mediante intuición, mientras que según Hume sólo tenemos un conocimiento inmediato de ideas e impresiones y experiencia de los diversos actos psíquicos, pero no de ese supuesto yo permanente, pues ha ido cambiando (niñez, madurez…) Puede que exista el alma, pero pertenece a la religión, la mitología…
Fenomenismo y Escepticismo
Después de desmontar las 3 sustancias cartesianas, Hume ha llegado a un escepticismo radical. Toda su filosofía queda reducida al fenomenismo (entendiendo fenómeno como aquello que aparece y se muestra y en tanto en cuanto aparece y se muestra, esto es, debemos atenernos a lo dado por las impresiones sensibles y no ir más allá) y al escepticismo porque no podemos encontrar un fundamento a nuestras impresiones en una supuesta realidad extensa, ni a nuestros actos psíquicos en una supuesta realidad interior.
La Moral Humeana
Centrémonos ahora en la moral, que es totalmente novedosa. Hasta ahora, el fundamento último de la moral estaba en la razón, pues conoce el orden natural, y se podía hablar de un racionalismo moral. Hume considera que el conocimiento intelectual no puede ser el fundamento último de la moral y ofrece el siguiente argumento:
- La razón no puede determinar ni impedir nuestro comportamiento.
- Ahora bien, los juicios morales determinan e impiden nuestro comportamiento.
- Luego los juicios morales no provienen de la razón.
El conocimiento de las relaciones entre ideas es útil para la vida, pero por sí mismo no nos impulsa a su aplicación. Además, el conocimiento de hechos no nos muestra juicios morales porque son neutros, nada se corresponde con lo que llamamos bueno o malo. Hume afirma, por tanto, que el fundamento último de los juicios morales está en los sentimientos. El sentimiento moral es aquel que de modo natural y desinteresado nos impulsa a aprobar o reprobar conductas propias y ajenas. Es pues una impresión de reflexión que diferencia entre el bien y el mal. Hay virtud cuando experimentamos placer o agrado ante una conducta y vicio cuando experimentamos displacer. Aquí Hume está recogiendo la línea de pensamiento desarrollada por filósofos como Shaftesbury o Hutcheson que, junto a las aportaciones de Hume, darán lugar a la corriente actualmente conocida como emotivismo moral (las emociones como fundamento último de la realidad).
Crítica a la Religión
En cuanto a la religión, va a ser crítico tanto con la tradicional como con la ilustrada, es decir, con el teísmo (concepción de un Dios creador, providente y que se preocupa por el mundo y de una Iglesia con dogmas y jerarquías) y el deísmo o religión natural (intento de hacer compatibles la creencia en Dios y el sentimiento religioso con la razón ilustrada, por lo que niega las apariciones, los milagros y que la Iglesia sea el único intérprete de un Dios que es creador pero no providente, para exculparlo del problema del mal).
Basándose en las teorías del conocimiento y de la realidad, rechaza ambas. El teísmo porque no es posible ninguna prueba racional de la existencia de Dios. El deísmo, por su parte, se apoyaba, según los ilustrados, en la razón natural, por lo que el sentimiento religioso quedaba reducido a una pertenencia a la humanidad y al Universo y a una serie de deberes morales hacia la propia humanidad. Hume afirma que están dando por supuesto que es una exigencia de la naturaleza humana racional y, sin embargo, la esencia última de la misma es desconocida, porque nuestro conocimiento es fenoménico. Concluye afirmando que la religión se apoya en sentimientos negativos (temor, miedo a lo desconocido, resentimiento…).
Señalaremos por último que Hume tiene una visión extremadamente negativa de la historia de la religión, porque cree que ha mantenido al hombre en la ignorancia y ha sido un obstáculo para el progreso, en especial el teísmo. En sus propias palabras: “La religión no son más que sueños de hombres enfermos”.
Contexto Histórico de Hume
Contexto histórico hume.
En el s. XIV se produce la crisis de la filosofía escolástica, de las grandes escuelas de filosofía medieval, y se desmorona la estructura político-cristiana del medievo. En el s. XV, con el Renacimiento, se retorna a la tradición grecolatina y aparece el humanismo con su visión antropocéntrica y naturalista del hombre y el mundo frente al teocentrismo anterior. En este momento, se produce la revolución de la ciencia moderna y hombres como Copérnico en el siglo XVI, Galileo y Kepler en el s. XVII y, por último, Newton, destruyen la visión aristotélica del mundo y traen un nuevo método experimental.
En el s. XVII nace el racionalismo con Descartes, que inaugura la filosofía moderna. Esta corriente se caracteriza por la autonomía absoluta de la razón, que es fuente de todo saber y la única capaz de llegar al conocimiento de verdades absolutas en cualquier campo. Es pues un conocimiento a priori. En el s. XVIII surge otra corriente como reacción al racionalismo, el empirismo que afirma que el origen y el límite de nuestros conocimientos está en la experiencia sensible, aquello que se puede comprobar por observación y experimentación. Es un conocimiento a posteriori. Dentro de esta corriente destacan Locke, Berkeley y Hume, que es el autor que nos ocupa.