Exploración de la obra y legado de Machado, Unamuno, Baroja y Valle-Inclán

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Antonio Machado (Sevilla)

Aunque fue autor de prosa didáctica, Antonio Machado fue ante todo poeta. Es el poeta que mejor refleja las preocupaciones noventayochistas, compartiendo con ellos su amor por Castilla, lugar que veía como símbolo de España.

En su poesía se pueden señalar las siguientes etapas:

Modernismo

Etapa intimista. El poeta escribe mirando hacia dentro, más preocupado de su mundo interior, expresado a través de símbolos, que de la forma externa del poema. Los temas que preocupan a Machado son: el paso del tiempo, la muerte y la búsqueda de Dios. Estos temas causan en él sentimientos de soledad, melancolía y angustia, que son el trasfondo de sus poemas. Pertenecen a esta época: Soledades, Galerías y otros poemas. Campos de Castilla es la obra más relevante de esta época.

Etapa más filosófica

Tras la muerte de su mujer, tres años después, su vida cambió. Publicó Nuevas canciones, donde predomina lo filosófico y reflexivo sobre lo lírico.

Generación del 98

Machado entró en contacto con Castilla, sus paisajes y sus gentes. Se casó con Leonor Izquierdo, y se produjo un cambio: Machado salió de su soledad y se preocupó por España y Castilla. Machado se sintió identificado con el paisaje castellano. Campos de Castilla es la obra más relevante de esta época. En 1939 se exilió con su madre a Francia, donde murieron poco después.


Miguel de Unamuno (Bilbao)

Unamuno, nacido en Bilbao, sintió pasión por Castilla. Fue catedrático de griego y rector de la Universidad de Salamanca, ciudad en la que murió al poco tiempo de comenzar la Guerra Civil.

Unamuno fue un hombre atormentado y preocupado hasta el extremo por dos temas principales:

  • El problema de España. Su interés le llevó a recorrerla y a rastrear su historia, como lo demuestra su ensayo Por tierras de Portugal y España o su novela Paz en la guerra.
  • El sentido de la vida, que refleja en otros ensayos como Del sentimiento trágico de la vida o La agonía del cristianismo. La búsqueda del sentido de la vida va unida a la búsqueda infructuosa de Dios, como se ve en una de sus novelas más conocidas, San Manuel Bueno, mártir, donde se plantea el problema de la fe y la inmortalidad del alma.

En sus novelas, Abel Sánchez, Niebla, La tía Tula, San Manuel Bueno, mártir, los protagonistas encarnan las obsesiones personales del autor. En estas obras, la acción es escasa, predominan los diálogos y los monólogos, que dan a conocer los pensamientos y los sentimientos íntimos de los personajes. Ante las críticas de que sus novelas no podían considerarse como tales, Unamuno las denominó nivolas.


Pío Baroja (San Sebastián)

Pío Baroja fue, ante todo, un gran novelista. Sus narraciones están cargadas de la fuerza de personajes que parecen verdaderos, que se mueven en ambientes reales y viven historias posibles.

Las novelas de Baroja incorporan preocupaciones filosóficas que reflejan su idea de la existencia: una dura lucha por sobrevivir en un mundo hostil. Baroja quiso que sus novelas reflejaran el mismo desorden y la misma falta de sentido que él consideraba presentes en la vida real.

Muchas de las novelas de Baroja aparecen agrupadas en trilogías, conjuntos de tres novelas unidas por los personajes y el tema que abordan:

  • Tierra vasca: La casa de Aizgorri, El mayorazgo de Labraz y Zalacaín el aventurero.
  • La lucha por la vida: La busca, Mala hierba, Aurora roja.
  • La raza: El árbol de la ciencia, La dama errante, La ciudad en la niebla.

Las novelas de Baroja están abiertas a todo tipo de temas: la política, la filosofía, el humor, la crítica social, la psicología, las aventuras… Sus protagonistas son inconformistas, antisociales, pesimistas, escépticos… En muchos casos, con ideas y vivencias semejantes a las de su autor.

La subjetividad, unida a la claridad y a la sencillez en el estilo, unen a Baroja con el resto de representantes de la Generación del 98.


Ramón Mª del Valle-Inclán (Villanueva de Arosa, Pontevedra)

Valle-Inclán comenzó su andadura como escritor modernista, buscando la belleza en el lenguaje, utilizando un léxico cargado de palabras que transmitieran sensualidad. Su obra modernista más relevante es Sonatas.

Ante la situación española de principios del siglo XX, el autor ofrece una visión personal: deforma la realidad y hace una caricatura literaria de ella. La ironía y el humor satírico son su modo de criticar duramente la sociedad mediocre y conformista que le rodea. Valle-Inclán denominó esperpento a esta nueva técnica literaria que consiste en abordar asuntos graves desde una perspectiva burlesca. Al combinar la seriedad de los asuntos con la risa, brota lo grotesco.

También era radicalmente nueva la forma en la que Valle-Inclán estructuraba sus obras dramáticas, dividiéndolas en múltiples escenas. Como resultado de ello, el teatro de Valle-Inclán no fue comprendido ni aceptado en su época. La mayor parte de sus obras fueron representadas por primera vez después de su muerte. Entre sus obras teatrales destacan: Luces de bohemia, Martes de Carnaval y Divinas palabras.

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