Exploración de la Lírica Española del Siglo XX: Modernismo, Vanguardias y Poesía de Posguerra
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Lírica del siglo XX: El Modernismo
A finales del siglo XIX, los gustos estéticos se ven modificados debido a un cambio de mentalidad artística que recupera principios del Romanticismo, como la originalidad o la libertad creadora. La situación de crisis por el desastre del 98 provocó un cambio artístico. El movimiento literario correspondiente a ese tiempo es conocido como Modernismo. Se inspira en dos movimientos del siglo XIX: el Parnasianismo y el Simbolismo.
Los temas del Modernismo son la soledad, el escapismo, el cosmopolitismo, el amor y el erotismo. Formalmente, esta nueva estética se caracteriza por el afán de innovación, la originalidad y la búsqueda de la perfección formal. Rubén Darío y Manuel Machado son los principales autores del Modernismo. Antonio Machado, principal poeta del Modernismo simbolista, en su primera obra, Soledades, galerías y otros poemas, reflexiona acerca del paso del tiempo y la muerte. En su segunda obra, aparece el tema de España, además de una serie de poemas dedicados a su mujer, Leonor, antes y después de su joven muerte. Juan Ramón Jiménez se inicia en la estética modernista, para ir fraguando a lo largo de su vida un estilo esencial y propio. Entiende la escritura como una búsqueda constante de la belleza y de la perfección, de ahí que reescriba permanentemente su obra. Concibe la poesía como conocimiento, esto es, como un medio para analizar y entender la realidad. La eternidad es otro de sus temas constantes.
Vanguardia y Generación del 27
Desde principios del siglo, los movimientos de Vanguardia (Futurismo, Cubismo, etc.) comienzan a revolucionar el panorama artístico occidental. De una síntesis entre la innovación vanguardista y el amor por la tradición surgirá la Generación del 27. Este grupo poético lo forman Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Luis Cernuda, Rafael Alberti, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre.
Los poetas del 27 entienden la poesía como un arte capaz de interpretar y renovar la realidad; buscan la perfección formal y conceptual, por eso Góngora es el modelo común. Emplean métricas tradicionales como verso libre; alternan lo culto y lo popular. Evolucionan desde una poesía pura, vital e idealista, a una social comprometida, sobre todo a partir de la República. Durante la Guerra Civil esta vertiente se acentúa. Tras la muerte de Lorca en 1936, el grupo se dispersa: se van al exilio (Guillén, Salinas, Alberti, Cernuda) por motivos políticos. En España permanecen Gerardo Diego, Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre.
Autores andaluces destacados de la Generación del 27
- Vicente Aleixandre: Nacido en Sevilla y criado en Málaga, fue premio Nobel en 1977. Sus temas son variados: el amor y la naturaleza pertenecen a libros como Espadas como labios, Sombra del paraíso. Su segunda etapa supone un abandono del surrealismo y la naturaleza para centrarse en el hombre (libro Historia del corazón).
- Federico García Lorca: Sus primeros libros son una fusión de lo tradicional con la vanguardia y la poesía pura. Más tarde compone Poeta en Nueva York, obra surrealista donde habla de personajes marginados con versos libres y una estética vanguardista.
- Rafael Alberti: Se inicia en la estética neopopularista con métrica tradicional (Marinero en tierra), sigue una etapa gongorina (Cal y canto) y una etapa surrealista (Sobre los ángeles), siendo este último un libro único en la producción de Alberti.
- Luis Cernuda: Es el poeta del amor por excelencia. Perfil del aire es su primer libro, con poesía pura. Escribe libros surrealistas como Un río, un amor. Sus grandes obras son La realidad y el deseo y Ocnos. Características de su poética: renuncia a la rima, a los ritmos marcados, al lenguaje ortodoxamente poético. Es el poeta del 27 que más ha influido en las generaciones posteriores.
Lírica desde 1940 al 70
La poesía de la primera posguerra está fuertemente condicionada por la situación histórica española. Ante el horror de la guerra recién concluida, los poetas buscan respuestas y, frecuentemente, realizan una poesía dirigida a Dios: sus quejas, sus preguntas y, en ocasiones, se rebelan ante él. Los poetas desearán convertirse en la voz de la mayoría: surge la poesía social.
La actividad lírica de esta época se centra en:
- Garcilaso: Agrupa a los poetas más cercanos al régimen político oficial, que cultivan una lírica de corte clásico, que ofrece una visión optimista del hombre y el mundo. Sus poetas más representativos son Luis Rosales y Leopoldo Panero.
- Espadaña: Los poetas contrarios a la dictadura, que aportan una visión desarraigada de un mundo conflictivo e imperfecto.
Pablo García Baena y el grupo Cántico
En la posguerra también hubo poesía pura, gracias a un grupo de poetas cordobeses que fundan en 1947 la revista Cántico. Se hallan muy influidos por el intimismo y el refinamiento de Luis Cernuda. Pablo García Baena (Córdoba, 1923) es el principal representante del grupo. El amor es el tema fundamental. Otros miembros son Ricardo Molina y Julio Aumente.
El Postismo
La revista Postismo da nombre al último de todos los «ismos», un surrealismo ibérico. El gaditano Carlos Edmundo de Ory es su fundador. Se trata de un movimiento que reivindica la libertad creativa. Debido a la censura, la revista Postismo solo publicó un número.
Poesía espiritual y Poesía social
Los poetas alzan sus ojos a Dios para pedirle explicaciones acerca de lo que observan a su alrededor. Poco a poco, se irá modificando esta tendencia inicial, de manera que a finales de los cuarenta surge en España una poesía denominada social. Los dos autores más representativos de este momento son Gabriel Celaya (Cantos iberos) y Blas de Otero. Por esos momentos escribe José Hierro, uno de los poetas más personales y reconocidos de la segunda mitad del siglo XX. La poesía social evita los problemas íntimos e individuales para centrarse en lo colectivo. Asimismo, rechaza el esteticismo y la poesía pura: de este modo, se pretende crear una poesía clara.
La Generación de los 50
En el siglo XX se interrumpe el panorama literario. Un nuevo grupo de poetas se aparta de la poesía social. Son Antonio Gamoneda, Ángel González, José Ángel Valente, Francisco Brines, Jaime Gil de Biedma, Claudio Rodríguez o José Agustín Goytisolo. La poesía de estos autores vuelve a preocuparse por el "Hombre"; se trata de una poesía inconformista y escéptica que se centra en lo cotidiano y recupera el intimismo.