Evolución del Teatro Español en el Siglo XX: De la Preguerra a la Actualidad
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El Teatro Español en el Siglo XX: De la Preguerra a la Actualidad
El Teatro del Siglo XX hasta 1939
Antes de la Guerra Civil (1936-1939), el teatro español se inclinaba hacia tendencias decimonónicas o características del siglo anterior (el drama realista burgués, el teatro en verso, la comedia costumbrista), rechazando cualquier intento de ruptura. A pesar de los empeños de numerosos dramaturgos defensores de un teatro intelectual, que llevaron a cabo sus experiencias teatrales mediante abundantes recursos técnicos renovadores y unos temas más propios del siglo XX, constituyendo la denominada Edad de Plata de nuestra Literatura:
- El drama realista burgués: Refleja la actualidad cotidiana de la sociedad burguesa, retratada con una crítica muy suavizada mediante ingeniosos diálogos escritos en prosa coloquial y cargados de sutil ironía. Sobresale Jacinto Benavente, quien influye decisivamente en una extensa nómina de dramaturgos anteriores y posteriores a la guerra.
- El teatro en verso: Pretende la exaltación de los valores tradicionales hispanos a través de la nostalgia histórica, que queda plasmada por la poesía modernista y unos montajes de gran aceptación popular. Destacan los hermanos Antonio y Manuel Machado (“Las adelfas”, “La Lola se va a los puertos”).
- La comedia costumbrista: Abarca el sainete, la tragicomedia grotesca y el astracán. El sainete es una obra breve de asunto humorístico y carácter popular, como los sainetes andaluces de los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero. La tragicomedia grotesca profundiza más críticamente en las costumbres populares (“Es mi hombre”, “Los caciques”, “La señorita de Trevélez”). El máximo representante del astracán o astracanada, que busca el efecto cómico fácil rozando a menudo la vulgaridad y la chabacanería, es Pedro Muñoz Seca (“Los extremeños se tocan”). Un teatro inteligentemente humorístico, sin embargo, no se recuperará hasta la aparición de Enrique Jardiel Poncela.
- El teatro intelectual: Partidario de unas orientaciones temáticas más propias del siglo XX (como las angustias existenciales, las preocupaciones sociales), lo defienden los componentes de la Generación del 98, del Novecentismo y de la Generación del 27. Entre los miembros de la Generación del 98 destacan Miguel de Unamuno, Azorín y Ramón María del Valle-Inclán. Del Novecentismo se distingue el caso de Ramón Gómez de la Serna. Entre los integrantes de la Generación del 27 sobresalen Pedro Salinas, Rafael Alberti y Federico García Lorca (“Bodas de sangre”, “Yerma”, “La casa de Bernarda Alba”, “Así que pasen cinco años”).
Culturalmente, la Guerra Civil supone una violenta ruptura con los avances artísticos conseguidos hasta entonces, quedando abortados esos empeños por transformar la Literatura española con recursos técnicos renovadores y temas más representativos del siglo XX por parte de nuestros dramaturgos.
Tras la guerra el panorama es desolador: unos escritores han muerto (Miguel de Unamuno, Ramón María del Valle-Inclán, Federico García Lorca), muchos permanecen en el exilio (miembros de la Generación del 27, Jacinto Grau, Alejandro Casona, León Felipe, Max Aub), otros esperan tiempos mejores en silencio, atravesando por una desorientación intelectual, de la que nuestra Literatura y, en concreto, el teatro se recuperarán lentamente.
El Teatro desde 1940 a Nuestros Días
Culturalmente, la Guerra Civil (1936-1939) supone una violenta ruptura con aquellos avances artísticos conseguidos hasta entonces, quedando abortados esos empeños en transformar la Literatura española con recursos técnicos renovadores y temas más representativos del siglo XX por parte de nuestros dramaturgos: entre otros, los componentes de la Generación del 98, del Novecentismo y de la Generación del 27; todos ellos, defensores unánimes del teatro intelectual.
Tras la guerra el panorama es desolador: unos escritores han muerto (Miguel de Unamuno, Ramón María del Valle-Inclán, Federico García Lorca), muchos permanecen en el exilio (miembros de la Generación del 27 como Pedro Salinas y Rafael Alberti).
Etapas del Teatro de Posguerra
1ª) Etapa de convalecencia
En los primeros años de la Posguerra sólo se permite una producción tranquilizadora, con unos temas y unas técnicas triviales, continuadora de ciertas tendencias anteriores a la contienda bélica: el drama realista burgués, con una extensa nómina de seguidores de Jacinto Benavente; y, en especial, la comedia costumbrista, con Enrique Jardiel Poncela.
2ª) Literatura desarraigada
A finales de la década de los años 40 (más tardíamente que en la novela o la poesía) y primeros años de la década siguiente se desarrolla, en oposición a la poesía arraigada, la Literatura desarraigada, cargada de angustia y pesimismo, difusora de unos inquietantes síntomas existencialistas, centrada en la dimensión social o colectiva del individuo. Pertenecen a esta tendencia las primeras grandes obras de la Posguerra, que despiertan cierta confianza en la recuperación de nuestra Literatura: “Historia de una escalera” (1949) de Antonio Buero Vallejo y “Escuadra hacia la muerte” de Alfonso Sastre.
3ª) Realismo social
Desde mediados de la década de los años 50 y, sobre todo, durante la década de los años 60 se impone el Realismo social, como evolución de aquella Literatura desarraigada. Participando de las orientaciones de la Literatura comprometida, el drama social o teatro pretende poner al descubierto realidades sociales a modo de documentos que sirvan de testimonio, protesta y denuncia; a la vez que intenta transformar el mundo. Será llevado a cabo por la Generación del medio siglo, iniciada con Antonio Buero Vallejo.
4ª) Renovación de los recursos técnicos
Iniciado en la década de los años 60 y plenamente desarrollado en la década de los años 70, se produce un movimiento renovador de las formas dramáticas que trata de superar las limitaciones del Realismo social. Los nuevos dramaturgos y los grupos de teatro independientes, apuestan por unas formas innovadoras (mediante los efectos audiovisuales, con el propósito de lograr "un espectáculo total", aunque también se busque "un teatro pobre"; o por medio de la defensa de la cuarta pared y los intentos de destrucción de esta cuarta pared en "un teatro de participación") y por tendencias más actuales (el teatro callejero, el teatro del absurdo, el teatro experimental).
5ª) Últimas promociones de la Literatura española
Durante las décadas de los años 80 y 90 se fusionan el clasicismo y la renovación para abarcar mediante variados horizontes dramáticos los conflictos humanos tanto de épocas ya pasadas como del presente más inmediato.