Evolución de la tasa de actividad y el desempleo en España

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Evolución de la tasa de actividad

Entre principios del siglo XX y 1985, la tasa de actividad descendió por varias razones. La emigración al exterior afectó negativamente a la tasa de actividad masculina y el éxodo rural a la femenina, debido a que la mayoría de las mujeres que trabajaban en el campo no lo hicieron en nuevos destinos urbanos, ante el predominio de una mentalidad tradicional que reducía su papel social al cuidado del hogar. Aumentó la tasa de dependencia de los ancianos (jubilación pagada y progresivo envejecimiento demográfico) y la de jóvenes (retraso en la edad mínima para trabajar y prolongación de la escolarización obligatoria). Y la crisis económica desanimó a los activos 'ocultos' a buscar trabajo y aumentó las salidas del mercado laboral mediante jubilaciones y prejubilaciones.

Desde 1985 hasta 2008, la tasa de actividad creció. La expansión económica entre 1995 y 2008 animó a los activos ocultos a incorporarse al mercado laboral y provocó un aumento de la inmigración. Y las mujeres se han incorporado al mercado laboral de forma creciente por motivos ideológicos (cambio de mentalidad sobre su papel social), demográficos (control de natalidad) y económicos (crecimiento del empleo en el sector terciario y necesidad familiar de un segundo salario).

Desde la crisis económica de 2008, la tasa de actividad se encuentra estabilizada, al decrecer entre los hombres y aumentar entre las mujeres.

Evolución del desempleo

Entre 1900 y 1975, el paro no fue un problema grave, pues la presión demográfica sobre el mercado laboral se resolvía mediante la emigración al exterior y la escasa incorporación de la mujer al trabajo fuera del hogar. Además, el abundante subempleo no se cotizaba como paro.

Entre 1975 y 1985, el paro experimentó un gran aumento por la destrucción del empleo causada por la crisis y la reconversión industrial, unido a una mayor demanda laboral por parte de los emigrantes retornados, mujeres y una población joven más numerosa, la generación del baby boom.

Entre 1985 y 1995, el paro pasó por dos fases: un ligero retroceso (1985-1990) por la mejora de la situación económica y un aumento (1990-1995), debido a la crisis económica de estos años causada por los ajustes realizados para entrar en el euro.

Entre 1995 y 2008, el paro descendió debido a la favorable coyuntura económica, la entrada en el mercado laboral de generaciones menos numerosas y las reformas legislativas que flexibilizaron el empleo y crearon nuevos tipos de contratos para facilitar el trabajo de los jóvenes.

En la actualidad, las cifras de paro se deben principalmente al aumento de la productividad, que reduce la necesidad de mano de obra, y a coyunturas económicas recesivas (2008). Las altas cifras alcanzadas en comparación con otros países vecinos están motivadas por la estructura del empleo en la que han tenido un elevado peso los sectores más golpeados por la crisis internacional (construcción y servicios de baja cualificación) y por la existencia de tasas más altas de contratación temporal que facilitan despidos.

Organización espacial del sistema urbano

Madrid: en el centro de la Península, es el núcleo urbano principal de España. Concentra funciones terciarias avanzadas y mantiene relaciones con las ciudades de las provincias limítrofes y con las principales ciudades españolas.

Ejes urbanos periféricos:

  • Atlántico gallego: se extiende entre Ferrol y Vigo. Está especializado en el comercio y transporte. Se relaciona con Ourense y Lugo y trata de mejorar sus vinculaciones con Madrid y con el eje cantábrico.
  • Eje cantábrico: es un eje discontinuo que incluye el triángulo asturiano, Santander y el triángulo vasco. Se encuentra en fase de ajuste, con progresiva pérdida de la preeminencia de la industria madura e implantación de nuevas actividades. Se relaciona con León, Burgos y Logroño y trata de incrementar sus conexiones con otros ejes: Asturias con Andalucía y el País Vasco con el eje del Ebro.
  • Eje mediterráneo: comprende desde Girona a Cartagena. Es el eje más dinámico, con una industria muy diversificada y un fuerte peso de la construcción y del turismo. Conecta con los ejes del Ebro, con Madrid, con Andalucía y con Baleares.
  • Eje valle del Ebro: entre Vitoria-Gasteiz y Tarragona, tiene como ciudad principal a Zaragoza. Es un eje dinámico, con equilibrio entre la industria y los servicios, especialmente los relacionados con su posición de intermediación, dado que enlaza los ejes cantábrico y mediterráneo. Además, mantiene importantes relaciones con Madrid.
  • Eje andaluz: es doble. El eje litoral, entre Almería y Huelva, es un eje dinámico especializado en el turismo, el comercio, la agricultura tecnificada y las industrias básicas, y se relaciona con el eje mediterráneo. El eje del valle del Guadalquivir, entre la costa atlántica y Jaén, es un eje menos dinámico especializado en actividades agrarias, industrias locales y turismo. Se relaciona con Madrid y con el incipiente eje extremeño.

Interior peninsular: carece de ejes urbanos integrados. Predominan las pequeñas ciudades especializadas en actividades tradicionales, siendo las más destacadas las capitales provinciales. No obstante, se están constituyendo ejes incipientes a lo largo de las nuevas infraestructuras de transporte, cuyas ciudades se benefician de la difusión de actividades desde las grandes aglomeraciones. Es el caso del eje Madrid-Albacete-Valencia/Alicante, del eje diagonal Badajoz-Madrid-Zaragoza-Barcelona y del eje Madrid-Valladolid-A Coruña/Oviedo-Gijón.

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