Evolución de la Red Urbana en la Península Ibérica
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Orígenes
Conformación de la red urbana
Se empieza a formar en el primer milenio a. C. Se trata de una red de localización periférica. Las colonias fenicias, la fundación de Gades, Malaca y Abdera actuarían como factorías de salazones y lugares desde los que se exportaban minerales. A partir del siglo VIII a. C., los griegos también crean colonias a lo largo de la costa mediterránea, sobre todo en Cataluña y Valencia. Empieza a desarrollarse una malla de pequeñas ciudades fortificadas ibéricas, es decir, con población autóctona, y más tarde la presencia púnica o cartaginense. Es un largo periodo de romanización.
Ciudad hispanorromana
La península ibérica y balear pertenece a uno de los espacios de más densa romanización. Tarragona, Mérida, Córdoba, Cartagena y Lugo fueron capitales provinciales de la Hispania Romana. La ciudad romana es una ciudad planificada con campamento romano y un viario jerarquizado, ya que hay dos ejes principales que se cortan en un ángulo recto: el decumanus. El cruce de ambos se realizaba en el foro, el espacio central de la ciudad. Los colonizadores no arrasaban las ciudades ya existentes a su llegada, sino que las reformaban. La ciudad romana es una ciudad equipada, los romanos fueron ingenieros y arquitectos. La ciudad contaba con acueductos, edificios para el ocio, red de cloacas, etc. Tenía un fuerte componente monumental, contaban con grandes templos, fuentes, arcos del triunfo y una profusión de esculturas y otros elementos. Es una ciudad comunicada y tenía una importante red de vías.
Ciudad medieval
En la etapa visigoda se mantienen las características de una ciudad romana, el poder político se organiza desde Toledo. A partir de la llegada de los musulmanes en el 711...
Ciudad islámica
Gracias a Córdoba, Sevilla, Granada, etc., la península ibérica mantuvo un nivel cultural, social y económico más elevado que el de otras zonas de Europa durante los siglos más oscuros del medievo. La ciudad es laberíntica, pues tiene unos trazados viarios muy intrincados, estrechos, llenos de recovecos, de arcos. Este se complementa con la muralla y con el Alcázar o Castillo. Las casas apenas presentan fachadas de importancia, escondiendo la riqueza o la miseria hacia los patios interiores. Es una ciudad de hondo componente religioso. La mezquita es el centro de los distintos barrios, próximo a ella siempre había una escuela, una tahona y unos baños. Las ciudades tienen una destacada función comercial e industrial: destacan los zocos y alcaicerías, y los distintos oficios se localizan agrupados en barrios claramente definidos. La estructura de la ciudad musulmana separa los espacios públicos y los privados.
Ciudad cristiana
Algunas de las primeras capitales de los reinos cristianos no tenían relevancia en su elección como sede real. Cuando el avance cristiano alcanzó Cataluña, Castilla y el Valle del Ebro se incorporaron ciudades más potentes que ya habían sido importantes en épocas romanas o visigodas. Es una ciudad amurallada con castillos y alcázares. Las murallas no sólo servían para proteger la ciudad, sino para marcar fronteras fiscales. Destacan las torres de las iglesias y el Camino de Santiago, una vía por la que entran estilos arquitectónicos del centro de Europa que contribuirán a la transformación de la imagen de la ciudad cristiana. En la Baja Edad Media también se consolidan las órdenes conventuales y monásticas en los arrabales. Es una ciudad comercial e industrial y se organiza en gremios. No tiene la misma voluntad que la islámica en diferenciar los espacios públicos y los privados. Las personas vivían en la misma casa en la que trabajaban. Predominan los planos irregulares, el modo de crecimiento es orgánico, no hay planes que orienten su crecimiento. Del siglo XIII al XV se produce un importante crecimiento de la ciudad cristiana. Se configuran los ayuntamientos para el buen gobierno urbano y las ciudades pavimentan sus calles.