Evolución Política, Social y Cultural en la Europa del Siglo XIX: El Contexto de Marx
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Contexto Histórico y Cultural del Siglo XIX
Europa en 1859: La Era Post-Restauración
Desde un punto de vista político, la Europa de 1859 es herencia de la época de la Restauración, por la que se pretendió volver a una situación anterior a todo lo que significó el impacto de la Revolución Francesa: vuelta a las fronteras anteriores a las invasiones napoleónicas y vuelta al absolutismo. Pero uno y otro elemento de la Restauración van a entrar en contradicción a lo largo del siglo XIX, respectivamente, con el auge del nacionalismo y del liberalismo. Respecto al nacionalismo, la ordenación territorial de Viena se romperá con los procesos de unificación de Alemania e Italia, que culminan en 1871 con la proclamación del Imperio Alemán y la incorporación de Roma como capital de Italia, que termina la unidad de este nuevo estado. Respecto al liberalismo, la supuesta restauración de las monarquías absolutas es frágil, como lo muestran las oleadas revolucionarias de 1820, 1830 y 1848: la primera con epicentro en España y las otras en Francia. En las dos últimas se observa la tensión existente entre las aspiraciones, en estas revoluciones, de la burguesía y las del movimiento obrero.
El Movimiento Obrero y la Revolución Industrial
El movimiento obrero comenzó en Gran Bretaña como una corriente contraria al proceso de mecanización del trabajo, por la pérdida de puestos de trabajo que suponía. Al movimiento que provoca estas revueltas se le conoce como ludita, que toman su nombre de Ned Ludd. Posteriormente, las mutuas o sociedades de socorro mutuo se fueron transformando en sindicatos orientados a la mejora de las condiciones laborales. Ya en 1838, con el llamado cartismo, el movimiento obrero inglés inició claramente el paso de las reivindicaciones laborales a las políticas. En 1864, con el importante papel de Marx, se fundará en Londres la Asociación Internacional Obrera o I Internacional. Posteriormente, este movimiento se traducirá en partidos políticos como el socialdemócrata alemán (1875) o el Partido Socialista Obrero Español (1879).
Pero la propia existencia de la burguesía con sus aspiraciones liberales y del proletariado con su programa social se debe a la Revolución Industrial que se inicia en Gran Bretaña a mediados del siglo XVIII, ligada a una serie de factores mutuamente relacionados:
- Primero, una serie de cambios en la producción agrícola que provocan excedente de mano de obra campesina y acumulación de capital.
- Segundo, aumento de la población por el retroceso de la mortalidad.
- Tercero, la expansión del comercio tanto interno como externo.
- Y cuarto, las innovaciones técnicas que revolucionan especialmente la industria textil, la siderurgia y los transportes.
Esta revolución industrial británica se extendió al continente de manera desigual, aunque Gran Bretaña mantuvo su liderazgo a lo largo del siglo XIX. Poco después de la muerte de Marx, aparece una segunda fase, con nuevos desarrollos tecnológicos, mayor intervención del Estado y desarrollo del colonialismo. En esta época se produce también de forma generalizada en los países europeos, no sólo un crecimiento demográfico, sino un importante crecimiento de la población urbana.
Ciencia, Arte y Prensa en el Siglo XIX
En el campo de la ciencia cabe destacar el desarrollo del evolucionismo (J.B. de Lamark y, sobre todo, C. Darwin: El mismo año de la obra de Marx que comentamos aparece El origen de las especies). Desde el punto de vista de las diferentes manifestaciones artísticas, el siglo XIX puede dividirse en una primera mitad romántica y una segunda realista. Por otra parte, el siglo XIX es el siglo de la difusión de la prensa escrita.
Contexto Filosófico
Corrientes Filosóficas Ajenas a Marx: Positivismo y Vitalismo
En el panorama filosófico de la época de Marx pueden distinguirse, por un lado, las corrientes a las que él permanecerá prácticamente ajeno: el positivismo y la corriente vitalista e irracionalista. En la tendencia positivista, el filósofo más característico es el francés Augusto Comte (1798-1857). La idea más característica del positivismo es que el único modo de conocimiento válido es el conocimiento científico. Las explicaciones científicas irían dejando como algo del pasado a las explicaciones filosóficas y religiosas, ya que a diferencia de éstas se atienen a los hechos y, sobre todo, resultan más prácticas. La tendencia de corte vitalista e irracionalista, cuyos dos máximos representantes son el danés S. Kierkegaard (1813-1855) y el alemán A. Schopenhauer (1788-1860), tienen como elemento común el subrayar los aspectos irracionales de la vida humana.
La Izquierda Hegeliana y la Crítica de la Religión
Por otro lado, está la corriente filosófica en la que Marx se inserta, las filosofías que tienen a Hegel como referencia. A la muerte de Hegel (1770-1831), se abrieron dos interpretaciones posibles de su filosofía, una desde posturas teístas y más bien conservadoras (derecha hegeliana) y otra atea y con una ideología liberal (izquierda hegeliana). Esta distinción aparece en la obra clave La vida de Jesús de D.F. Strauss (1935), donde se defiende que los relatos evangélicos que tratan del fundador del cristianismo no tienen valor histórico. Después, destacan los hermanos Bauer, Max Stirner, A. Ruge y, sobre todo, Luís Feuerbach (1804-1872). La idea principal de Feuerbach es que la clave de la religión está en la proyección que el ser humano hace de rasgos suyos en un ser imaginario, Dios. El ser humano toma algunas de sus propias características, elimina los aspectos negativos de la existencia humana, e inventa así a un ser omnipotente y omnisciente. El hombre creó a Dios a su imagen y semejanza, o por lo menos a imagen y semejanza de lo que el ser humano quisiera ser. Esta crítica de la religión es a la vez una crítica a la filosofía de Hegel, cuya filosofía sería todavía una religión disfrazada. Ahora bien, para la izquierda hegeliana, y en particular para Feuerbach, la religión, aunque es una ilusión, tiene un aspecto positivo: indica un ideal para el ser humano. Éste no se limita a ser una realidad natural más, sino que tiene unas posibilidades que lo llevan más allá de lo puramente natural. Dios no sería más que el proyecto para una Humanidad que no se conforma con las limitaciones que tiene la existencia humana concreta.
Influencias en Marx: Socialismo Utópico y Economistas Ingleses
Hay que mencionar también por su influencia sobre Marx, aunque fuera por su enfrentamiento con ellos, a:
1. Socialismo Utópico
Los autores englobados dentro del socialismo utópico, con pensadores como Roberto Owen, Claudio Enrique de Rouvroy (conde de Saint-Simon), o Carlos Fourier. Son intentos de reformas “desde arriba” (no nacen del propio movimiento obrero) y pretenden solucionar los problemas mediante el ejemplo de comunidades (como los falansterios de Fourier). Por esas características, Carlos Marx y Federico Engels se opondrán de un lado a ese socialismo utópico, pero también a los teóricos del anarquismo (el francés Pedro José Proudhon como antecedente, pero sobre todo el ruso Miguel Bakunin). La principal diferencia será el papel otorgado por Marx a la toma del poder del Estado por el proletariado, Estado que el anarquismo quiere simplemente liquidar.
2. La Escuela Clásica de Economía
Los economistas ingleses: En 1776 se publicó La Riqueza de las Naciones de Adam Smith. La línea de pensamiento de Smith se ve seguida en Gran Bretaña por estudiosos de gran relieve como David Ricardo (Principios de economía política y tributación de 1817), Thomas R. Malthus y John Stuart Mill. Este conjunto de autores componen las principales figuras de la llamada Escuela Clásica de economía.