Evolución de la Poesía Española Tras la Guerra Civil: Exilio, Arraigo, Desarraigo y Nuevas Voces
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La Poesía Española Posterior a 1936: Un Recorrido por la Evolución Lírica
La Guerra Civil marcó profundamente el desarrollo de la poesía española, generando diversas corrientes y estilos. A continuación, exploramos las principales tendencias y autores que surgieron tras este conflicto.
Poesía del Exilio
La poesía del exilio, marcada por la pérdida de contacto con las innovaciones previas a la guerra, abordó temas como la patria perdida, la evocación de la lucha, los recuerdos y el anhelo de retorno. Predominó una perspectiva existencial y un estilo cada vez más sencillo y coloquial. Entre los autores destacados se encuentran:
- Rafael Alberti (Marinero en tierra, Retornos de lo vivo lejano, Baladas de Paraná)
- León Felipe (Español del éxodo y del llanto)
- Luis Cernuda (Como quien espera el alba)
Mención especial merece Miguel Hernández, quien, aunque no desde el exilio, escribió desde la cárcel tras la guerra. Su obra, recogida en Cancionero y Romancero de ausencias, aborda temas como la muerte, aspectos biográficos, referencias a su familia y la nostalgia. Su evolución poética va desde la poesía pura (Perito en lunas) a una rehumanización en torno al amor (El rayo que no cesa) y, finalmente, a la poesía de compromiso social (Viento del pueblo, El hombre acecha).
Poesía Arraigada y Desarraigada
Tras la guerra, las innovaciones vanguardistas perdieron interés, dando paso a una poesía que abordaba los problemas reales y las preocupaciones cotidianas. Se distinguen dos tendencias principales:
Poesía Arraigada
Propia de la llamada Generación del 36, con una visión luminosa y ordenada del mundo. Los autores, autodenominados “juventud creadora” o “garcilasistas”, escribieron una poesía sencilla con formas clásicas, abordando temas como la religión, el amor y el paisaje, ofreciendo una visión positiva y arraigada a la familia y la tierra natal. Entre sus representantes destacan:
- Luís Rosales (La casa encendida)
- Leopoldo Panero
- Luís Felipe Vivanco
- Dionisio Ridrujelo
Poesía Desarraigada
De signo contrario a la anterior, concibe el mundo como un caos y una angustia. La publicación de Hijos de la ira de Dámaso Alonso y Sombra del paraíso de Vicente Aleixandre marcó un giro hacia una actitud de protesta y desarraigo. Esta poesía, de tono trágico y existencialista, aborda la desesperanza y la duda. Algunos autores destacados son:
- Gabriel Celaya
- Blas de Otero
- Eugenio García de Nora
- Carlos Bousoño
- Vicente Gaos
- José Luís Hidalgo
- Leopoldo de Luís
Poesía Social
En los años 50 y 60, se consolidó la poesía social, superando la angustia existencial y abordando los problemas humanos desde una perspectiva político-social. Obras como Pido la paz y la palabra de Blas de Otero y Cantos iberos de Gabriel Celaya marcaron esta tendencia. La poesía se concibe como un instrumento de compromiso y solidaridad, rechazando la neutralidad ante las injusticias y abordando temas como la injusticia social, la alienación y el anhelo de libertad. El lenguaje es claro y coloquial, buscando llegar al pueblo.
Generación de los 50
Poetas jóvenes que superaron el riesgo de prosaísmo social, como Ángel Gonzalez, José Manuel Caballero Bonald, Claudio Rodríguez y Francisco Brines. Comparten rasgos como la preocupación por el hombre, el inconformismo, el escepticismo y la consolidación de una poesía de la experiencia personal, con un lenguaje depurado y concentrado.
Los Novísimos
En 1970, la antología Nueve novísimos poetas españoles de José M. Castellet presentó a una nueva generación de poetas nacidos tras la guerra, que tomaron como referencia a poetas hispanoamericanos y grupos minoritarios de posguerra. Sus temas se nutren del culturalismo y la cultura pop, utilizando un lenguaje coloquial, sarcástico y formalmente refinado, con elementos herméticos y surrealistas. Entre ellos destacan: Gerardo Talens, Ana María Moix, Guillermo Carnero, Leopoldo María Panero, Manuel Vázquez Montalbán, Luis Antonio de Villena, Luis Martínez Carrión, Antonio Colinas y Luis Alberto de Cuenca.
Desde 1975 hasta Hoy
Inicialmente, se perciben las huellas de los novísimos, pero en los 80 se produjo un alejamiento del vanguardismo, prefiriéndose una mezcla de lo coloquial de la generación de los 50 con el renacimiento de los novísimos, dando lugar a la llamada poesía de la experiencia, con una atención especial a los sentimientos. Autores como Luis García Montero y Javier Egea cultivan esta línea. También existen escuelas vanguardistas y experimentales, como la poesía del silencio, que se basa en abstracciones para expresar sentimientos abstractos.