Evolución de la Novela Española: Del Novecentismo a la Actualidad
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La Novela Española: Evolución y Tendencias
La Novela del Novecentismo
Gabriel Miró, alicantino, es el más fiel continuador del Modernismo en la acumulación de sensaciones y la idealización del paisaje. Sus novelas responden al objetivo de convertir lo que se percibe en el arte de la palabra. Destacan obras como Las cerezas del cementerio y El obispo leproso. Ramón Pérez de Ayala, asturiano, combina a la perfección el simbolismo modernista con la actitud intelectual novecentista en sus novelas más importantes, Tigre Juan y Trotamundos.
La Novela Vanguardista
Se identifica con el formalismo y la experimentación. Bastantes escritores, acordes con Europa, analizan la teoría de la novela, sus problemas técnicos y practican una nueva novela que rompe ataduras con la existente entonces, jugando con la realidad y la fantasía, con la inverosimilitud y la incongruencia, con las estructuras y la sintaxis. Ramón Gómez de la Serna propone un modo de orden posible a través de la literatura, de la mano de la greguería, que está en la base de su arte narrativo desde sus primeras novelas, como por ejemplo La viuda blanca y negra, pero que se acentúa a partir de El torero Caracho.
La Novela de la Generación del 27
Están influidos por la vanguardia europea y por las teorías de Ortega y Gasset sobre el arte nuevo, 'deshumanizado'. Los autores de la Generación del 27 realizan un tipo de novela que renueva las estructuras, se construye sobre una base metafórica y, por tanto, evasiva del entorno, y practica el juego y la experimentación. Dentro de esta generación surgió también una literatura de testimonio y denuncia.
La Novela desde 1940 hasta 1970
En la inmediata posguerra hay que hablar de la novela falangista. Los 'novelistas con el imperio' son jóvenes falangistas que, acordes con el régimen vencedor de la guerra, quieren dejar constancia de la victoria como una gesta heroica y salvadora. Son novelas propagandísticas. La novela existencialista se limita a expresar la conciencia del personaje o su peripecia individual en lucha con el destino o con las circunstancias cotidianas. Son obras realistas que intentan un camino de renovación en la posguerra, distinto o contrario al de las falangistas, aunque aún recurran a técnicas narrativas tradicionales. Su marco argumental se centra en la cercana guerra civil o en los años de la posguerra, durante los cuales los personajes soportan, a duras penas, su intrincado mundo interior y su falta de esperanza.
Camilo José Cela. Su evolución novelística se reparte entre el realismo y la vanguardia. En su primera etapa existencialista, escribe La familia de Pascual Duarte, cruda y excelente novela sobre la guerra. Su segunda etapa, paralela al realismo social, está representada por La colmena, con técnicas de secuencias narrativas y costumbristas y visiones despiadadas del Madrid de la posguerra. De su tercera etapa experimentalista destaca la obra Oficio de tinieblas.
Miguel Delibes nació en Valladolid. Fiel a sus convicciones ideológicas y a su perspectiva humanista, se mantiene siempre en el análisis del mundo rural marginado, en la crítica de una burguesía urbana despreocupada y en el logro de un lenguaje sobrio, natural y preciso de gran belleza. Autor de una obra extensa y variada, en la que figuran libros de viaje y crónicas, comienza su etapa existencial con La sombra del ciprés es alargada. En su segunda etapa desemboca en el realismo de ambiente rural. Prueba de ello es su obra El camino. En su tercera y última etapa analiza los ambientes urbanos, para denunciar la desolación del ser humano en la sociedad o bien para criticar a la burguesía estúpida, inútil y provinciana. Destaca su obra Cinco horas con Mario.
La novela de realismo social
Los nuevos novelistas de la Generación del 50 intentan presentar su objetividad, su testimonio sobre los recuerdos de la guerra, los conflictos de la vida colectiva española, los ambientes concretos del trabajo, de las profesiones, del campo o de la ciudad. Los novelistas utilizan un narrador oculto, que se limita a presentar los hechos y deja actuar a los personajes con diálogos constantes. Configuran la trama con métodos conductistas.
Rafael Sánchez Ferlosio es el precedente en España del realismo mágico al mezclar realidad cotidiana y fantasía. Destaca su obra El Jarama. Juan Goytisolo es el autor más inquieto en la búsqueda de nuevos caminos para la novela. Ana María Matute es una novelista con una gran capacidad imaginativa. Narra historias coetáneas y testimoniales.
La renovación de los años 60
En los años 60 se produce una renovación: los autores están cansados de la novela social y revalorizan lo formal. Además, surge la literatura hispanoamericana. Se caracteriza por la importancia que se le da a la estructura, a los argumentos, a los personajes individualizados, etc. También aparecen saltos temporales y un lenguaje con distintos registros. Cabe destacar a Martín Santos, nacido en Marruecos, con características tales como el contrapunto y el perspectivismo. Por otro lado, Miguel Espinosa conjuga la actitud crítica y la intención experimental en Escuela de mandarines.
La Novela desde los Años 70
La novela última, desde 1975 hasta nuestros días, vive un periodo feliz. Los novelistas vuelven sus ojos a la tradición. Cabe destacar nuevas tendencias del realismo: neorrealistas, neorrealismo psicológico, neorrealismo social y neorrealismo fantástico, mítico y esperpéntico. Destaca Eduardo Mendoza, que contribuye a la recuperación del lenguaje narrativo en la novela de los últimos años e impulsa nuevas tendencias. Álvaro Pombo propone un tipo de narración psicológica e intelectual en el espacio cerrado de la unidad familiar, cuyos miembros actúan como islas incomunicadas. Autor coetáneo de Álvaro Pombo es José María Merino, escritor representativo de la literatura fantástica española, sobre todo en sus cuentos.