Evolución de la novela española (1940-1970): Del existencialismo a la experimentación

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Evolución de la novela española (1940-1970)

1. Años 40: La novela existencial

Al terminar la Guerra Civil, el panorama de la novela española era desolador. Muchos escritores habían muerto (Unamuno, Valle-Inclán, Lorca) u otros estaban exiliados (Francisco Ayala, Rosa Chacel, R.J. Sender, Max Aub). La situación política, social y económica, junto con la censura, dificultó el desarrollo de la literatura.

Los jóvenes escritores exploraron fórmulas narrativas realistas, alejándose de la experimentación previa. Dos obras tuvieron un fuerte impacto: La familia de Pascual Duarte (1942), de Cela, y Nada (1945), de Carmen Laforet.

La familia de Pascual Duarte escandalizó por su dura visión de la realidad y su lenguaje, originando el tremendismo, que se centraba en los aspectos más desagradables de la vida. Nada, por su parte, presentaba un ambiente sórdido y mezquino, con un estilo desnudo e impregnado de tristeza.

Las novelas de estos años reflejan soledad, frustración e inadaptación en personajes desarraigados o angustiados, expresando un malestar existencial con raíces sociales, aunque la censura impedía mostrarlo abiertamente. Formalmente, eran novelas tradicionales.

2. Años 50: La novela social

A partir de 1951, una leve relajación de la censura permitió el surgimiento de la novela social, con un estilo realista. La colmena, de C.J. Cela (1951), fue precursora, ofreciendo una visión despiadada de la sociedad madrileña de posguerra.

Otras novelas reflejaron distintos aspectos de la vida española: el mundo rural (El camino, de M. Delibes; Los bravos, de J. Fernández Santos); el trabajo (Central eléctrica, de López Pacheco); la burguesía (Nuevas amistades, de García Hortelano); y la ciudad y la guerra civil.

Estas novelas tenían un afán de denuncia social, siguiendo la teoría de la literatura comprometida. Se caracterizaban por el uso de personajes colectivos, el rechazo del psicologismo, la concentración de la acción en un breve espacio de tiempo, y el uso de diálogos coloquiales (como en El Jarama, de Sánchez Ferlosio). Se empleaban técnicas narrativas similares al montaje cinematográfico.

3. Años 60-70: La novela experimental

El despegue económico, el turismo y una mayor apertura en España, junto al agotamiento del realismo social, provocaron una renovación en la novela. Las innovaciones afectaron al contenido y a la técnica narrativa.

La anécdota perdió importancia, sustituida por descripciones o digresiones. Los temas se diversificaron, incluyendo asuntos de géneros “marginales” (policiaco, folletín, etc.), con tratamientos simbólicos, alegóricos o imaginativos.

En cuanto a la técnica, se experimentó con la desaparición del autor omnisciente, el perspectivismo, el contrapunto, el desorden temporal, diferentes personas narrativas, el monólogo interior, etc. El lenguaje también se exploró, utilizando diferentes registros e incorporando elementos extraños (informes, textos periodísticos o publicitarios). Incluso se experimentó con la sintaxis y la puntuación.

Estas novelas exigían un lector activo, lo que las convertía en libros minoritarios. Autores representativos fueron: Cela (San Camilo 1936), Delibes (Cinco horas con Mario), Goytisolo (Señas de identidad), G. Torrente Ballester (La saga/fuga de J.B), Luis Martín Santos (Tiempo de silencio), Juan Marsé (Últimas tardes con Teresa, Si te dicen que caí), Juan Benet, E. Mendoza y J.Mª Guelbenzu.

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