Evolución de la Narrativa Española: Del Realismo al Exilio
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Pervivencia del Realismo y Naturalismo
El irracionalismo y el idealismo sustituyen a la fe en la ciencia. La novela ataca a las clases dominantes y denuncia lo arbitrario, insolidario y represivo de la sociedad burguesa. Las obras oscilan entre el naturalismo y el realismo, que va desde el cuadro de costumbres a la crítica social. La técnica narrativa se centra en el gusto por el detalle y la minuciosa descripción de ambientes y personajes.
Blasco Ibáñez es el novelista más vinculado al naturalismo. En una primera época muestra su preferencia por ambientes sórdidos y la crueldad en los extremos, con preocupaciones por las taras hereditarias. Posteriormente, se centra en el tema social. Otros autores son Felipe Trigo y Concha Espina.
La Nueva Narrativa del 98
Autores como Azorín (La voluntad), Valle Inclán (Sonata de otoño), Pío Baroja (Camino de perfección) y Unamuno (Amor y pedagogía) son los principales de esta narrativa. Hay una ruptura con la novela realista en dos aspectos:
- La irrupción del subjetivismo: Reflejo de la realidad en el individuo y los procesos que desencadena en la conciencia, teñido con la sensibilidad personal.
- La clara preocupación artística: Renovar el estilo, las estructuras narrativas y las técnicas.
Emerge el yo, la intuición y la creación sobre la forma para atisbar lo incognoscible en lo que habita la verdad y el arte. Se rompen las fronteras de los géneros literarios. Otras características son:
- Metaficción: Reflexión sobre la obra literaria, el tema es el problema de su propia creación, pretensión de borrar las fronteras entre la realidad y la ficción, el arte y la vida.
- Autobiografismo: La conciencia personal es el único camino que conduce al conocimiento del mundo. Se desconfía de la razón como instrumento absoluto de conocimiento y se ofrece un conocimiento intuitivo, capaz de unir la realidad con la ficción.
- Estilo: Sobriedad, gusto por las palabras tradicionales, subjetivismo, repudio de la retórica.
Pío Baroja
Novelista por excelencia. Influencias: Nietzsche (el hombre es fuerte, está por encima de convenciones morales), Schopenhauer (la vida es incomprensible pero dolorosa), darwinismo social (la lucha por la supervivencia). La historia es arbitraria y accidental (pesimismo ante el ser humano). Repudio de cualquier movimiento de masas. Su ideal es alcanzar la serenidad por medio de la abstención y la autolimitación (ataraxia). Los personajes terminan nostálgicos, fracasados o muertos. El amor y la religión son las dos mentiras vitales (pesimismo existencial).
Obras: La lucha por la vida, Zalacaín el aventurero, El árbol de la ciencia. A partir de 1936 decae, creando solo memorias.
Estilo: Comienzos modernistas, produce impresiones. Posteriormente, utiliza la espontaneidad y la naturalidad como prueba de sencillez. Su novela es un género abierto, debe ser amena, entretenida, con abundancia de personajes y diálogos, subjetiva.
Unamuno
Polémico, le gustaba la paradoja y la contradicción. Crea el concepto de intrahistoria y de nivola. En sus ensayos predominan las ideas existenciales y metafísicas. Se enfrenta al comunismo y al franquismo. Sufre varias crisis religiosas. Su pensamiento se basa en el miedo a la muerte, la creencia en Dios que garantice la inmortalidad, pero ese Dios no existe. También busca la paz y la contemplación de lo eterno.
Obra: Amor y pedagogía, sus nivolas (Niebla, La tía Tula). Los personajes pasan de ser entes de ficción a rebelarse contra el autor y a tener dimensiones simbólicas. Otra obra es San Manuel Bueno, mártir, que gira en torno a la inmortalidad y la fe, con ausencia de descripciones.
La Novela en el Novecentismo
Movimiento cultural que va contra el siglo XIX estéticamente. Pretende ser la superación del modernismo, pasando de la exquisitez sensorial a una literatura reflexiva. Aparece el intelectual no bohemio. Comienza en revistas como miembros de una sólida formación intelectual que trata de conseguir la transformación social de España a través de la cultura. Su actividad no será solo literaria. En los intentos de renovación, algunos se enlazan con las vanguardias. Estéticamente se huye del sentimentalismo y se busca la plenitud, el distanciamiento y el equilibrio. Tendencia al ensayo. Autores como Pérez de Ayala, Gómez de la Serna y Gabriel Miró son ensayistas del novecentismo.
La Novela del 98 (Continuación)
Se pasa de la vanguardia o experimentación narrativa al servicio de la lucha social y política. Lo más importante de su producción aparece en la posguerra. Tendencias: la línea de Ortega la continuarán. Combinación de técnicas vanguardistas con contenido social. Realismo con técnica de montaje cinematográfico. Literatura comprometida con un rechazo del arte puro. Novela social y política. Tema: lucha obrera y corrupción de las clases dominantes. Autores: Sender, Pérez de Ayala y Rosa Chacel.
La Guerra Civil
En las dos zonas se escriben novelas defendiendo los ideales. En la zona republicana aparecen novelas como Contrataque de Sender. En el campo de los nacionalistas se escribieron relatos como Retaguardia de Concha Espina, Madrid de Corte a Cheka de Foxá. En esta novela se ve muy bien el Madrid de la guerra.
La Novela de la Posguerra
Novelistas en el Exilio
Muchos novelistas que se iniciaron en la literatura en esta época salieron al exilio y allí llevaron a cabo la mayor parte de su producción. Pérez de Ayala, Rosa Chacel y Sender fueron algunos.
La Posguerra: Años 40
Hay una censura por el régimen. Ruptura con las corrientes de la narrativa anteriores a la Guerra Civil. Se volverá al realismo. Ciertas novelas son realistas extremas con acciones violentas y expresión abrupta para relatar historias. Otras agudizan los problemas existenciales, las peripecias de los personajes y su lucha individual con el destino. Autores: Carmen Laforet (Nada, corriente existencialista, es una novela muy pesimista, sencilla y tradicional), Camilo José Cela (La familia de Pascual Duarte, corriente tremendista; Pabellón de reposo, corriente existencialista), Miguel Delibes (La sombra del ciprés es alargada, aún es de día, que son de la corriente tremendista).