Evolución de la industria textil catalana en el siglo XIX

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La industrialización en España

La industrialización española fue tardía y afectó solo a unas pocas regiones. Los motivos son diversos: inexistencia de una verdadera reforma agraria, dificultad en las comunicaciones, mentalidad rural y ausencia de una burguesía emprendedora, escasez de fuentes de energía y de recursos tecnológicos y humanos, inestabilidad política, bajas rentas de la población que no permitían ni el consumo ni el ahorro, etc.

Desarrollo de la industria textil catalana

En la primera mitad del siglo XIX, únicamente se construyeron los altos hornos en Marbella, Málaga, Barcelona y las fábricas textiles de Cataluña. En la segunda mitad del siglo XIX la industrialización avanzó hasta alcanzar cotas de importancia (por el desarrollo del ferrocarril, de la banca y las políticas proteccionistas del estado), pero evidenció un notable retraso con relación a los países europeos y una gran dependencia tecnológica y financiera de los mismos.

Desafíos y avances en la industria textil

La industria textil catalana había iniciado su desarrollo en el siglo XVIII, gracias a las mejoras agrarias, al incremento de la demanda interior, a la mentalidad empresarial de la burguesía y a la expansión del comercio con la América Española. Sin embargo, carecía de las dos materias primas fundamentales: algodón y carbón y existía una enorme debilidad del mercado interior.

Impacto de eventos históricos

La evolución de esta industria es un reflejo de las circunstancias históricas. Durante el primer tercio del siglo XIX la Guerra de la Independencia y la emancipación de las colonias americanas detuvieron su expansión. A partir de la década de los treinta se introdujo la máquina de vapor, y la mecanización supuso una notable disminución de los costes, lo que permitió unos precios de venta más bajos que estimularon la demanda y la sustitución de las prendas de lana por las de algodón. De 1830 a 1860 el crecimiento de la producción fue vertiginoso, y a partir de 1861 continuó con un ritmo menor. Entre 1870 y 1898 la industria seguirá creciendo ayudada por una política proteccionista, que evitaba la competencia de los tejidos ingleses, y por el reforzamiento del monopolio mercantil que España impuso a sus colonias.

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