Evolución de la Industria Española: Del Siglo XVIII al Desarrollo
Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Historia
Escrito el en español con un tamaño de 6,74 KB
En el siglo XVIII, al término de la Guerra de Sucesión, se inició una política proteccionista que prohibía la importación de tejidos extranjeros y subvencionaba la producción de algodón y otras materias primas, con el objetivo de fomentar la creación y desarrollo de una industria nacional. El proyecto ilustrado de modernización del país y de explotación de sus recursos siguió dos líneas de actuación: la de iniciativa estatal y la iniciativa privada.
Iniciativa Estatal y Privada
De iniciativa estatal fueron las Reales Fábricas (cristal y tapices) que, por exceso de burocracia y mala organización, fueron una pesada carga para el Estado. En el País Vasco había numerosas y pequeñas ferrerías, y la Real Sociedad de Amigos del País intentó modernizar esa actividad, pero se encontró con la oposición de la nobleza rural, dueña de las ferrerías, y de la burguesía que controlaba la importación. En Barcelona, la iniciativa privada creó manufacturas de lienzos finos e indianas. Hacia final de siglo, Cataluña era la segunda potencia algodonera de Europa tras Inglaterra. Las fábricas de algodón daban empleo a 20,000 personas y, al terminar el siglo, era la única industria textil.
En el primer cuarto del siglo XIX: España perdió las colonias, coincidiendo con la crisis provocada por la Guerra de la Independencia. La recuperación hubiera sido posible si no hubieran surgido otras dificultades interiores. En 1832 existía un retraso respecto a Europa y se instalaron altos hornos de carbón vegetal en Marbella y de coque en Málaga. La primera fábrica de máquinas de vapor se instaló en Barcelona, y se inició la Guerra Carlista. Terminada dicha guerra, los gobiernos moderados permitieron que Asturias reemprendiese su vocación siderúrgica con los altos hornos de Trubia. Un año después se inauguró el primer ferrocarril.
Siglo XIX: Librecambismo vs. Proteccionismo
La segunda mitad del siglo XIX: Se caracteriza por haber tenido dos políticas industriales antagónicas. A mediados de siglo, Espartero, ante la falta de iniciativa, inició una tendencia hacia el librecambismo, caracterizada por la desamortización civil y las facilidades para las inversiones extranjeras. La continuidad de esa política favoreció la creación del ferrocarril. El Sexenio Revolucionario supuso la consagración del librecambismo. La Ley de Bases de la Minería puso los recursos económicos españoles en manos extranjeras; compañías británicas, francesas y belgas dominaron el mercado español de minerales. A partir de la Restauración, los sectores políticamente dominantes volvieron a imponer un proteccionismo autárquico. Simultáneamente, los terratenientes impulsaron una incipiente industrialización del interior basada en las materias primas de origen agrario.
Siglo XX: Proteccionismo y Cambios
El primer tercio del siglo XX: Continuó el proteccionismo. Durante esta época se produjeron importantes cambios en el mercado y en la estructura productiva del país. En el mercado interior, las vetas más ricas de los minerales básicos estaban agotadas, se produjo un declive en las exportaciones mineras que llevó a la descapitalización de este sector productivo.
La descapitalización producida por la disminución de exportaciones mineras fue compensada en el mercado interior por la repatriación de capitales procedentes de colonias que se acababan de perder. Estos capitales recién llegados, más los de la burguesía vasca y catalana y los terratenientes, consolidaron el nacionalismo capitalista español. Las necesidades del ferrocarril, que aún estaba en expansión, y las industrias mecánicas dieron lugar al nacimiento de nuevas empresas metalúrgicas, eléctricas y de cemento.
Regeneracionismo y Primera Guerra Mundial
El Regeneracionismo: Propuso la explotación racional de recursos del país con medios económicos propios. Ante la pérdida de las últimas colonias, se favoreció la repatriación de capitales. El resultado fue el nacimiento de grandes bancos y empresas con capital español.
Durante la Primera Guerra Mundial: Se produjo el encarecimiento de la hulla extranjera, que fue sustituida por la nacional. Las minerías asturiana y leonesa alcanzaron una de sus etapas más florecientes. La neutralidad de España durante el conflicto permitió unas exportaciones y una acumulación de beneficios nunca alcanzados. Fue una magnífica ocasión para revitalizar y modernizar nuestra industria, que no se supo aprovechar porque no se reinvirtió en la modernización de los sectores productivos.
Desarrollismo y Autarquía
Dictadura PDR: Intentó resolver la situación con un desarrollismo a ultranza basado en obras públicas y tasas de crecimiento en torno al 5% anual. Hubo un aumento general del nivel de vida y de demanda interna que favoreció la fabricación de bienes de equipo y bienes de consumo. A su financiación contribuyeron bancos nacionales y las inversiones extranjeras. Lo negativo fue el crecimiento excesivo de la deuda a la que recurrió para financiar las grandes obras públicas.
Después de la Guerra Civil hasta 1959: Tanto por la tendencia ideológica del régimen como por la situación política internacional, se estableció el intervencionismo estatal que controlaba estrechamente las inversiones, tanto nacionales como extranjeras, y se trató de imponer una economía autárquica. En 1941 se creó el Instituto Nacional de Industria, que poco a poco iría instituyendo el entramado empresarial público, aún subsistente, con empresas vinculadas al armamento, transporte y recursos naturales.
Desarrollo Industrial y Plan de Estabilización
Década 60 hasta 1975: Hubo un auténtico desarrollo industrial de España. En los años 50 se inició un tímido crecimiento a expensas de una mínima iniciativa privada y a los efectos inducidos por el despegue industrial europeo, que llevó a nuestro país a vincularse en la economía mundial y abandonar la autarquía. En 1959 se dictó un conjunto de medidas económicas que se conocen como el Plan de Estabilización, donde se devaluó la peseta en un intento de equilibrar la balanza de pagos, se decretó el control de salarios y de precios de los productos básicos para dominar la inflación, y se permitió la entrada de capital extranjero en las empresas. Los planes de desarrollo planificaron la economía e hicieron que España pasara de una economía tercermundista a otra desarrollada con graves problemas sociales. La masiva importación de utillaje industrial permitió el nacimiento de nuevos sectores productivos y el crecimiento de los ya existentes.