Evolución Histórica de España: Desde la Recuperación Económica hasta la Segunda República
La recuperación económica
El siglo inició con las consecuencias del desastre del 98 (pérdida de las últimas colonias) que traería un desastre económico, aunque al final no tan fuerte como se esperaba.
Se recuperó con rapidez, se redujo la deuda pública y la repatriación de muchos capitales estimuló la creación de bancos y empresas. A largo plazo fue favorable, pues renovó la estructura productiva.
La coyuntura de la Primera Guerra Mundial
La neutralidad española hizo que se expandiera la economía española, aumentando la demanda exterior gracias al conflicto, ya que los países en guerra no producían más que lo necesario, y esto estimuló el crecimiento de la producción, especialmente en la siderurgia vasca, minería asturiana e industrias textiles y metalúrgicas catalanas.
La alta demanda provocó el aumento de los precios.
A pesar de esto, las clases populares empeoraron su nivel de vida ya que subió el costo de la vida pero no los salarios, lo que provocó huelgas y reivindicaciones obreras. El fin de la guerra y de la demanda acabó con la euforia económica y desencadenó una fuerte crisis. El mercado interno no pudo superar la sobreproducción que supuso la pérdida de demanda, y muchas empresas cerraron. Se produjeron de nuevo huelgas que hicieron notar el descontento social.
Los efectos de la crisis de 1929
Causada por el crack de la Bolsa de Nueva York, la crisis internacional tuvo repercusiones en España, aunque afectó menos que en otros países industrializados.
Fue más notable en los sectores más dinámicos, que orientaban su producción al comercio exterior.
Repercutió de manera relativa en España gracias a la peseta (menor valor) que favoreció las exportaciones y a la limitada importancia del comercio exterior por mor del proteccionismo arancelario anterior.
Los cambios sociales
En el primer tercio del XX, el mundo rural tuvo una importante presencia en la vida, debido a la lenta industrialización.
Los grandes propietarios rurales
El patrimonio rústico era visto como una fuente de riqueza y signo de prestigio. Entre los grandes propietarios estaban: la vieja aristocracia, burguesía financiera y burguesía agraria.
La burguesía financiera adquirió importantes patrimonios rurales para diversificar sus inversiones y rentas, pero seguía residiendo en las ciudades.
La burguesía agraria residía en el medio rural y provenía de antiguos pequeños y medianos propietarios que incrementaron su patrimonio con las desamortizaciones.
Los campesinos
El campesinado español disminuye, pero aún es mayor que en el resto de Europa. Dentro de este grupo existían notables diferencias: unos eran propietarios, otros arrendatarios, y había una gran masa de jornaleros.
En Galicia eran frecuentes los foros y subforos, y en Cataluña los campesinos gozaban de una mediana propiedad o contratos estables. El latifundismo de Andalucía implicaba la presencia masiva de jornaleros en situaciones precarias.
La sociedad urbana
El aumento de las clases urbanas significó la irrupción en la historia de España de la denominada sociedad de masas.
En España, la burguesía industrial era escasa, formada por industriales catalanes y vascos. El desarrollo industrial hizo que creciera su importancia consolidando también una burguesía financiera. Estos grupos sociales se integraron en las clases altas y muchos se fueron fusionando con la vieja aristocracia de sangre.
El desarrollo también implicó el crecimiento de las clases medias, formadas por un nuevo tipo de empleados. Los obreros industriales constituían el grueso de las capas populares urbanas. La mayoría de los asalariados se concentraban en determinadas zonas como Cataluña, País Vasco, Asturias y Madrid.
T.11 Reformismo dinástico
El fracaso del 1º gobierno regeneracionista
En 1899, María Cristina otorgó su confianza para el gobierno a Francisco Silvela (conservador) que convocó elecciones.
Se inició una política reformista con procesos de descentralización administrativa, pero también una política presupuestaria para hacer frente a las deudas. Las nuevas cargas fiscales implicaron un boicot de los contribuyentes a la recaudación de tributos (cierre de cajas). Los ministros acabaron dimitiendo y la regente otorgó el poder a los liberales, apareciendo de nuevo la quenda de partidos.
Las reformas de Maura y Canalejas
En 1902 sube al trono Alfonso XIII coincidiendo con una renovación de liderazgo de los partidos dinásticos. Con la muerte de Sagasta, alcanzó la jefatura de los conservadores Antonio Maura, mientras que en el liberal se afianzaba José Canalejas. Esta nueva generación influida por el regeneracionismo, impulsó importantes proyectos de reforma, pero el miedo a aceptar los riesgos de una verdadera participación mantuvo la quenda y el falseamiento electoral.
En 1904, Maura se convirtió en jefe de gobierno. A pesar de sus ideas conservadoras, tenía un espíritu renovador y reformista. Debía reformar desde el gobierno para evitar una revolución popular.
Intentó la regeneración del gobierno a partir de una nueva base social, las “masas neutras”, con cuya ayuda pretendían formar un Estado fuerte. Se llevó a cabo una reforma electoral (Ley electoral 1907) que hizo más difícil el fraude.
Su gobierno también tomó medidas económicas para reactivar la industria (Ley de Colonización Interior: estimula la agricultura). Creó el Instituto Nacional de Previsión (seguros obreros). Pero la brutal represión tras la Semana Trágica acabó con el gobierno conservador.
En 1910, Canalejas formó un nuevo gobierno liberal. Proponía una modernización de la política, atraer ciertos sectores populares con una reforma social y limitar el poder de la Iglesia (separarla del Estado). La negación de la Santa Sede implicó la promulgación de la Ley del Cadeado (lim. establecimiento de órdenes religiosas).
También se reformó la Ley del Reclutamiento, pasando a ser obligatorio en guerra, suprimiendo la redención. Finalmente, una serie de leyes encaminadas a mejorar las condiciones laborales, como la normativa sobre el trabajo de la mujer.
Intentó estabilizar el problema de las autonomías regionales. Elaboró la Ley de Mancomunidades que aceptaba la unión de las diputaciones provinciales para hacerse cargo de algunos servicios públicos. Pero las reformas se vieron interrumpidas por el asesinato de Canalejas en 1912.
El republicanismo
Principal fuerza de oposición y constituyó la minoría parlamentaria más numerosa a comienzos del XX, pero tuvo el problema de su fragmentación en diversos grupos. Nació la Unión Republicana liderada por Nicolás Salmerón y Alejandro Lerroux. Consiguió diversos éxitos y se acercó a nacionalismos regionalistas.
Esta orientación fue rechazada por un sector liderado por Lerroux de carácter anticatalanista (Partido Radical). Después de la Semana Trágica perdió apoyo, moderó su discurso y se trasladó a Madrid.
Con la colaboración del republicanismo con el PSOE llevó a la creación de la Conjunción republicano-socialista con cierto éxito en las elecciones de 1910. En 1912 aparece el Partido Reformista liderado por Melquíades Álvarez.
Los nacionalismos: Cataluña y el País Vasco
En Cataluña, la Lliga Regionalista (Enric Prat de la Riba y Francesc Cambó), el Centre Nacionalista Republicà (1905) y la Unión Federal Nacionalista Republicana (1910). Contra la política anticatalanista se crea la coalición electoral Solidaridad Catalana.
El nacionalismo vasco, marcado por las disputas, debía predominar en el Partido Nacionalista Vasco que en 1916 pasó a ser Comunión Nacionalista Vasca. En 1930 nace la Acción Nacionalista Vasca (republicana).
La derecha antiliberal: el carlismo
A principios del XX, el carlismo mantuvo su presencia y sus bases. Las disputas en el seno del partido hicieron que se dividiesen, y Juan Vázquez de Mella fundó el Partido Tradicionalista. También se creó el Partido Católico Nacional o Integrista, ajeno a las formas de gobierno, de visión monárquico-conservadora.
La oposición obrera
El partido y el sindicato socialistas
A comienzos del XX, el PSOE aún era una fuerza pequeña, pero con bases sólidas que permitieron su crecimiento progresivo. Presidido por Pablo Iglesias desde un Comité Nacional hasta su muerte.
El partido seguía unas directrices que marcaron su actuación: preservación de la organización, diferencias con los partidos burgueses y la convicción de que el socialismo debía aprovechar las oportunidades que daba el sistema. Respecto a la UGT, el crecimiento fue mayor, partidario de conseguir reformas sociales y laborales, y de la participación de representantes obreros en los organismos estatales. Destaca Francisco Largo Caballero, que llega a ser secretario general de la UGT.
El PSOE y la UGT estuvieron muy relacionados, compartiendo así algunos militantes, por eso el crecimiento del PSOE estuvo muy ligado al de la UGT, partidarios de una política reformista y moderada.
Se funda el Partido Comunista de España por el estallido de la Revolución rusa.
Los anarcosindicalistas: la CNT
En Barcelona, las sociedades obreras y los sindicatos autónomos anarquistas crearon Solidaridad Obrera, de carácter apolítico, reivindicativo y favorable a la lucha revolucionaria. Impulsó la fundación de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT).
La CNT se definía como revolucionaria con 3 principios: independencia del proletariado de la burguesía, la necesidad de la unidad sindical y la voluntad de derribar el capitalismo. La acción revolucionaria debería llevarse a cabo con huelgas y boicots hasta proceder a la huelga general revolucionaria.
El conflicto colonial de Marruecos
A partir de 1900, España consolidó su penetración en África, con la Conferencia de Algeciras y el Tratado hispano-francés, estableciendo un protectorado en Marruecos. A España correspondió el Rif, con la obligación de pacificarlo y organizarlo; el interés que tenía España era el de dar prestigio al ejército tras el desastre de Cuba.
Recibieron continuos ataques rifeños, que derrotaron a las tropas españolas en el Barranco del Lobo, decidiéndose aumentar el número de soldados, lo que causó revueltas populares.
La Semana Trágica de Barcelona
Durante el embarque de tropas hacia Marruecos, se inició la movilización contra la guerra el 16 de julio. El 24 se constituyó un comité de huelga, para hacer huelga general el 26, que derivó en una revuelta popular siendo un estallido de todas las tensiones sociales acumuladas.
Las autoridades declararon el Estado de guerra y enviaron refuerzos para reprimir las manifestaciones. El elevado número de muertos radicalizó el movimiento aún más.
La represión posterior fue muy dura por parte del gobierno de Maura. Se dictaron 17 condenas de muerte, de las que se cumplieron 5, entre ellos Francisco Ferrer Guardia, pedagogo anarquista fundador de la Escuela Moderna, castigado por su carácter anticlerical, aunque no interviniese en la revuelta.
Esta represión provocó una ola de protestas por la arbitrariedad y virulencia. La oposición a Maura consiguió que Alfonso XIII disolviese las cortes y pasase el gobierno a los liberales (¡Maura no!).
El impacto de la Gran Guerra
En el verano de 1914, con Eduardo Dato al frente, estalló la 1ª GM. Dato declaró de inmediato la neutralidad española, lo que supuso una extraordinaria oportunidad para la economía, que favoreció las exportaciones a altos precios. Esto provocó el aumento desorbitado de los precios interiores, sin subidas de salarios, lo que inició una protesta obrera que desembocó en una huelga en el verano de 1917.
La crisis de 1917
En 1917, en Europa se produjeron conflictos sociales y políticos, como la revolución bolchevique en Rusia. En ese contexto revolucionario, España comienza una protesta generalizada antigubernamental contra las dificultades del sistema de la Restauración y la conflictividad social.
La protesta militar
El ejército español contaba con un exceso de oficiales en relación con el número de soldados. Además, la inflación hizo disminuir el valor real de los bajos salarios. Esto desembocó en la creación de las Juntas de Defensa que reclamaban aumento salarial y se oponían a los censos por méritos de guerra (manifiesto de junio de 1917). El gobierno cedió a esas demandas.
La crisis política
En 1916, Dato fue sustituido por el conde de Romanones (liberal) que continuó con la corrupción política y clausuró las Cortes en julio de 1916. En abril de 1917 volvió Dato y una representación de la oposición le reclamó la reapertura de las Cortes, a lo que se negó, y además aumentó la censura de la prensa.
Como reacción, se organizó en Barcelona una Asamblea de Parlamentarios catalanes que exigió la creación de un gobierno provisional que convocase cortes para reformar y descentralizar el Estado. No tuvo continuidad y desapareció sin conseguir la reforma.
La huelga general revolucionaria
En marzo de 1917, la CNT y UGT amenazaron al gobierno con convocar una huelga general si no se contenían los precios. La huelga estalló en agosto por el conflicto ferroviario en Valencia. La UGT, apoyada por el PSOE, decidió llamar a la huelga general.
Tuvo una incidencia desigual, apenas contó con la participación campesina, y el gobierno actuó con represión, declarando la Ley marcial y enviando al ejército a aplacar el movimiento. La huelga fracasó, pero debilitó el régimen y radicalizó la oposición.
La descomposición política
El régimen de la Restauración entró en una progresiva descomposición por los nulos deseos de renovación política.
Los partidos dinásticos se fragmentaron en grupos encabezados por diferentes políticos, lo cual hacía imposible construir gobiernos estables con mayorías parlamentarias. En 1917 se recurrió a la solución de los gobiernos de concentración, el más destacable fue el llamado Gobierno Nacional (Maura) que configuró un gabinete con líderes dinásticos y de los regionalistas catalanes. Las diferencias entre ellos imposibilitaron al gobierno llevar a cabo reformas. Con el fracaso de estos, se volvió a la quenda dinástica.
Conflitividad obrera y pistolerismo
Después de la 1ª GM, el triunfo de los bolcheviques dio esperanzas a todos los grupos revolucionarios. En España, las condiciones económicas cambiaron bruscamente, descendió la producción, aumentó el paro y subieron los precios, lo que provocó la movilización obrera y el aumento del sindicalismo.
En Barcelona, se inició una huelga en La Canadiense que finaliza con un acuerdo con la patronal. Pero el incumplimiento de la promesa de liberar a los detenidos hizo proseguir la huelga, y la patronal cerró empresas y ejerció una dura represión a los sindicatos.
En Andalucía, la miseria del campesinado dio paso al Trienio bolchevique. Los anarquistas impulsaron revueltas campesinas. Se puso fin a la rebelión con la ilegalización de las organizaciones obreras y detención de sus líderes.
Para detener la fuerza sindical, la Federación Patronal contrató pistoleros a sueldo para asesinar a los dirigentes obreros. El general Martínez Anido ejerció una fuerte represión contra los sindicalistas y puso en práctica la Ley de Fugas.
El problema de Marruecos: Annual
Al comenzar la década de 1920, las tribus rifeñas fustigaban al ejército español permanentemente. Para dirigir al ejército, se nombró al general Silvestre, relacionado con Alfonso XIII. La ofensiva fue un verdadero desastre, fue derrotado en Annual, se perdió todo el territorio y se produjeron 13,000 bajas, incluida la de Silvestre.
Dictadura de Primo de Rivera
En 1903, Primo de Rivera establece una dictadura militar con el apoyo del monarca Alfonso XIII.
Las causas del golpe militar
Defendió su acción como una solución para poner fin a la crisis política y a la conflictividad social que atravesaba el país. Justificó el golpe militar a través de un discurso centrado en la “vieja política”, criticándola. Así, en su manifiesto inaugural, anunció su voluntad de acabar con los caciques y con la bandolería política.
La dictadura fue una solución inconstitucional para frenar la posible reforma del sistema que podía ser amenazadora para ciertos sectores e intereses sociales.
La reorganización del Estado
La dictadura atravesó 2 fases sucesivas, hasta 1925 gobernó el Directorio Militar: las primeras medidas mostraron su carácter dictatorial: suspensión del régimen constitucional, disolución de las cámaras legislativas, prohibición de las actividades de los partidos políticos y sindicatos...
Se elaboró un Estatuto Municipal y otro Provincial y la regeneración prometida quedó en una gran farsa,
ya que se sustituyeron unos caciques por otros y se suspendieron todos los mecanismos electorales. Pero luego incluyó personalidades civiles entre sus ministros y se pasó al Directorio Civil, aunque el carácter del régimen no abandonó su estilo autoritario. A partir de 1926 hubo una clara influencia del fascismo italiano. Se convocó una Asamblea Nacional Consultiva, de carácter corporativo, por lo que sus miembros serían elegidos por designación entre los ciudadanos pertenecientes a las grandes instituciones públicas.
Se formó la Unión Patriótica, cuya misión era proporcionarle apoyo social a la dictadura y seguir las directrices del poder.
La política económica y social
Aprovechando la buena coyuntura económica tras la 1ª GM, el régimen puso en marcha un programa de fomento de la economía. El Estado tuvo un notable protagonismo gracias al fomento de las obras públicas. También se concedieron grandes monopolios y la exclusividad en la importación. Todo esto fue iniciado mediante los Presupuestos Extraordinarios, de modo que los ordinarios parecían equilibrados, pero se iba acumulando una gran deuda extraordinaria.
Se creó la Organización Corporativa Nacional con el fin de eliminar los conflictos laborales mediante la intervención del Estado.
La oposición a la dictadura
Los antiguos partidos de la quenda criticaron la excesiva duración del régimen y varios realizaron conspiraciones militares.
La dictadura pretendió controlar a los intelectuales y al mundo universitario, lo que hizo que se fundase un gran sindicato, la Federación Universitaria Española.
La Alianza Republicana protagonizó el conflicto político más persistente. En Cataluña, las medidas de Primo fueron tomadas como anticatalanas y provocaron un distanciamiento en ciertos sectores que acogían la dictadura con simpatía.
La CNT se mostró contraria al régimen y fue perseguida. Se creó la Federación Anarquista Ibérica (1927).
La caída de Primo de Rivera
El Rey se convenció de que la dictadura era un peligro para la monarquía, por lo que le retiró la confianza a Primo de Rivera, quien dimite el 30 de enero de 1930.
El general Berenguer fue su sustituto, con la misión de llevar a cabo unas elecciones, pero fue incapaz de prepararlas y fue sustituido por el almirante Aznar, que puso en marcha los comicios.
Primero convocó elecciones municipales por considerarlas menos peligrosas. Se intentaba volver a la normalidad, pero Alfonso XIII se comprometió excesivamente con la dictadura y las elecciones se presentaron como un plebiscito a favor o en contra de la monarquía.
T.12 La Segunda República española
Las elecciones y el gobierno provisional
El 12 de abril de 1931 tuvieron lugar las elecciones municipales con una alta participación y con el triunfo de los republicano-socialistas en las grandes ciudades. El día 14, los concejales de Eibar proclamaron la República, y a lo largo del día los de Valencia, Sevilla y Oviedo. Mientras, en la calle, la población lo celebraba pacíficamente, y el rey Alfonso XIII renunció al trono y ese mismo día abandonó el país.
Los representantes de los partidos del Pacto de San Sebastián constituyeron un gobierno provisional en Madrid que proclamó oficialmente la Segunda República española y convocó inmediatamente elecciones a Cortes constituyentes para el 28 de junio, que tuvieron alta participación y ganó la coalición republicano-socialista.
Paralelamente, el gobierno decretó una serie de medidas urgentes: concesión de una amnistía general para los presos políticos, libertades políticas y sindicales y designación de altos cargos administrativos.
También se reformó el ejército y se negociaron con los catalanes y vascos para pactar una solución autonómica. La república contó con el apoyo popular y de los grandes propietarios agrícolas, parte del ejército y de la Iglesia.
La Constitución de 1931
Las nuevas Cortes republicanas, con Niceto Alcalá de jefe de gobierno, nombraron inmediatamente una comisión encargada de elaborar un proyecto de constitución aprobado en 1931.
Esta Constitución fue muy avanzada para su tiempo, con un marcado carácter democrático y progresista, y establecía que todos los poderes emanan del pueblo. Agrupaba los siguientes principios:
- El Estado configurábase de forma “integral” aceptando la posibilidad de constituir gobiernos autónomos.
- El poder legislativo residía plenamente en las Cortes unicamerales, con atribuciones muy amplias. El judicial confiábase a unos jueces independientes.
- Amplia declaración de derechos y libertades, y existía una preocupación por los problemas sociales. Igualdad absoluta ante la ley, educación y trabajo, y la no discriminación por origen, sexo o riqueza.
- Voto desde los 23 años, incluidas las mujeres. Afirmábase laicidad del Estado.
A pesar de ser aprobada por amplia mayoría, existían discrepancias entre izquierda y derecha, sobre todo en la cuestión religiosa y autonómica.
Partidos y sindicatos en la Segunda República
La etapa republicana inauguró un período de gran actividad de formaciones políticas y sindicales.
Las formaciones de izquierda
En la política destacaron 2 partidos republicanos: Radical-socialistas y Acción Republicana. Su papel en la República provenía de su prestigio, lo mismo que ocurrió con la ORGA en Galicia.
El partido más sólido era el PSOE, que tenía dos corrientes, una socialdemócrata (Julián Besteiro e Indalecio Prieto), y otra más revolucionaria (Largo Caballero). En 1931 destacó el Partido Comunista surgido de la rama bolchevique.
Mención aparte de la CNT, que en 1936 ya contaba con 1 millón de afiliados, se enfrentaron dos corrientes: los trentistas, orientación más moderada y netamente sindicalistas, y la corriente más radical formada por un sector alrededor de la Federación Anarquista Ibérica.
Los grupos de la derecha
Existían formaciones republicanas de centro-derecha como el Partido Radical (Lerroux) o la Derecha Liberal Republicana. Estos grupos derivaron hacia posiciones conservadoras contrarias a las reformas.
Los partidos conservadores y católicos se derrumbaron con la proclamación de la República. Algunos se opusieron radicalmente a la República y otros mostraron cierta aceptación, pero con ideas conservadoras.
El gran partido de la derecha católica y conservadora fue la Confederación Española de Derechas Autónomas (José Mª Gil). En Cataluña, los conservadores estaban representados por la Liga Regionalista, y en el País Vasco, por el PNV.
Más extremos eran los grupos monárquicos como Renovación Española (Calvo Sotelo) que llegó a acuerdos con los carlistas en la Comunión Tradicionalista.
Los pequeños grupos nacionalsocialistas y fascistas crearon las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, unidas más adelante a Falange Española (José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador).
La cuestión religiosa
Uno de los principales objetivos de la República era limitar la influencia de la Iglesia y secularizar la sociedad española. Todas estas intenciones se plasmaron en la Constitución. El temor a la influencia que las órdenes religiosas ejercían en la enseñanza llevó al gobierno a prohibirles dedicarse a ello. El proceso se completó con la Ley de Congregaciones que les limitó la posesión de bienes y previó la posibilidad de su disolución en caso de peligro para el Estado.
Gran parte de los sectores católicos percibieron la nueva legislación como una agresión al catolicismo. El resurgimiento de los movimientos populares anticlericales ahondó esos temores.
La modernización del ejército
Manuel Azaña impulsó una reforma que pretendía crear un ejército profesional y democrático. Con esta finalidad, promulgó la Ley de Retiro de la Oficialidad, que establecía que todos los oficiales debían prometer su adhesión a la república, con la posibilidad de retirarse con el sueldo íntegro si lo deseaban.
Además, se suprimieron algunos rangos tradicionales, se redujo el número de unidades y oficiales y se cerró la Academia Militar de Zaragoza. Posteriormente, se creó la Guardia de Asalto, fuerza de orden público fiel a la República.
La reforma tuvo resultados limitados, la redacción del presupuesto dificultó la modernización material. La reforma fue recibida, sobre todo por los africanistas, como una agresión a la tradición militar y al poder del ejército.
La reforma agraria
Se pretendía poner fin al predominio del latifundismo y mejorar las condiciones de vida de los campesinos pobres.
Una serie de 1º decretos establecieron la prohibición de rescindir los contratos de arrendamiento, fijaron la jornada a 8 horas y determinaron un salario mínimo.
Pero la verdadera reforma consistía en la creación de una Ley de Reforma Agraria, que permitía la expropiación sin indemnización de las tierras de una parte de la nobleza, mientras que las cultivadas de modo deficiente se podían expropiar ofreciendo una indemnización a los propietarios.
La aplicación de esta ley fue encomendada al Instituto de la Reforma Agraria. Los resultados iniciales de la reforma fueron escasos porque se expropiaron muchas menos hectáreas de las previstas. El fracaso estaría en la complejidad de la ley, en la lentitud de su aplicación, en la falta de presupuesto y resistencia de los propietarios.
Originó un aumento de la tensión social, los grandes propietarios se opusieron a la reforma, y los campesinos quedaron decepcionados por los resultados, y se fueron orientando hacia posturas más revolucionarias.
La reforma del Estado centralista
El 14 de abril de 1931, Francesc Macià proclamó la República Catalana. La negociación entre el gobierno provisional de la república y los dirigentes catalanes permitió la anulación de esta decisión, a cambio de poder llevar a cabo la formación de un gobierno autonómico provisional, cuya tarea era elaborar un Estatuto de Autonomía. La aprobación de este contó con la oposición de la derecha y algunos sectores republicanos, aun así fue aprobada en septiembre de 1932.
En el País Vasco, el PNV y carlistas aprobaron un proyecto de estatuto, pero su aprobación se atrasó indefinidamente debido a la oposición. En octubre de 1936 se aprobó un estatuto, fruto de un consenso político entre nacionalistas, republicanos y socialistas.
La obra educativa y cultural
Otra reforma importante fue la del ensino. Se pretendía promover una educación liberal y laica, y el centro de su actividad fue la enseñanza primaria. Se intentó acabar con la hegemonía de la enseñanza religiosa y se adoptó una escuela mixta, laica, obligatoria y gratuita. También se pretendió mejorar el nivel cultural, y se promovieron campañas culturales destinadas a los sectores más humildes.
Las reformas laborales
Largo Caballero inició una serie de reformas para mejorar las condiciones laborales. Se aprobó la Ley de Contratos de trabajo y la Ley de Jurados Mixtos. Se estableció también la semana laboral de 40 horas y se estimuló el aumento de salarios. Estas medidas provocaron irritación de las patronales, que se opusieron consiguiendo frenar algunos proyectos.
Una coyuntura económica desfavorable
El cambio de régimen coincidió con la fase más grave de la depresión económica mundial, iniciada con el hundimiento de la Bolsa de Nueva York, e imposibilitó el crecimiento económico a pesar de afectar de modo más débil que en otros países occidentales.
En cualquier caso, la crisis agravó los ya tradicionales problemas internos de nuestra economía, y a estos se sumaron los derivados de la política económica del gobierno republicano.
La conflictividad social
La lentitud de las reformas provocó el desencanto y la impaciencia de los trabajadores. La voluntad revolucionaria de los partidos y sindicatos de izquierda agudizó los enfrentamientos. Las huelgas, las insurrecciones y las ocupaciones de tierras fueron en progresivo aumento.
Estos hechos produjeron un enorme desgaste del gobierno, que se vio desacreditado como consecuencia de las duras medidas policiales adoptadas para establecer el orden público.
La reorganización de las derechas
Las reformas republicanas fueron vistas como cambios demasiado radicales y los sectores de las clases medias se fueron organizando alrededor de los tradicionales partidos conservadores, o de las nuevas organizaciones fascistas para oponerse al gobierno.
El centro-derecha se reestructuró alrededor del Partido Radical de Lerroux. La CEDA contó rápidamente con un buen número de afiliados. La Renovación Española, Comunión Tradicionalista, y grupos de Falange y de las JONS, realizaron una actividad contra el marxismo y el peligro de una revolución bolchevique.
El general Sanjurjo fue protagonista de un golpe de Estado en agosto de 1932, pero fracasó estrepitosamente.
Las elecciones de 1933: el gobierno de derechas
Se llevaron a cabo el 18 de noviembre. La izquierda se presentó a los comicios desunida, además, importantes masas obreras optaron por la abstención por petición de la CNT. Por el contrario, la derecha se presentó unida y organizada. Ganaron los partidos de centro-derecha, y comenzó el Bienio Negro (conservador).
La paralización de las reformas
El nuevo gobierno, presidido por Lerroux, inició su mandato paralizando buena parte del proyecto reformista anterior. En el campo se frenó la reforma agraria. El gobierno central también se puso mal con los nacionalistas vascos al paralizar la discusión del proyecto de estatuto vasco impulsado por el PNV.
También se aprobó un presupuesto de culto y clero, y se iniciaron negociaciones con la Santa Sede y se anularon las reformas del ejército emprendidas por Azaña.
Esta viraje tuvo como consecuencia una radicalización del PSOE y de la UGT. Este sector y los anarquistas declararon una guerra abierta contra el nuevo gobierno con huelgas y conflictos.
La revolución de octubre de 1934
El día siguiente de formarse el nuevo gobierno, por iniciativa de la UGT, se produjeron huelgas y manifestaciones, para defender las reformas sociales amenazadas por el nuevo gobierno. El movimiento fracasó a nivel nacional por la falta de coordinación y la respuesta del gobierno, con acontecimientos especialmente graves en Asturias y Cataluña.
En Asturias, los mineros hicieron una revolución social, fruto de un acuerdo entre anarquistas, socialistas y comunistas, que ocuparon las villas de la cuenca armados. Asediaron Oviedo para defender la revolución y enfrentarse con las fuerzas. Pero el gobierno llevó a la Legión para reprimirlos.
En Cataluña, la revuelta fue más de carácter político, con el apoyo del presidente de la Generalitat, Lluís Companys, que pretendía evitar la entrada de la CEDA en el gobierno y proclamó la República catalana dentro de la R.Federal, al mismo tiempo que una alianza de partidos y sindicatos de izquierda organizaba una huelga general.
Se declaró el estado de guerra y el ejército ocupó el palacio de la Generalitat.
La crisis del segundo bienio
Las consecuencias de la revolución fueron notables, la CEDA aumentó su influencia en el gobierno y tenía la intención de aplicar las condenas con rigor y reorientar aún más el gobierno. También presentó un proyecto para modificar la Constitución, abolía el divorcio, la expropiación de tierras, una revisión restrictiva de las autonomías... En otoño de 1935 estalló una crisis de gobierno. El Partido Radical se vio afectado por escándalos de corrupción, que agravaron las diferencias en el interior de la coalición y se hacía imprescindible el relevo en el poder. Gil Robles intentó ser nombrado presidente, pero Alcalá Zamora se negó, y convocó elecciones para febrero de 1936.
Las elecciones de febrero de 1936
Los partidos de izquierda se agruparon en el Frente Popular y los de derecha formaron distintas coaliciones constituidas por la CEDA, los monárquicos y los tradicionalistas (Bloque Nacional). Pero las derechas no lograron redactar un programa electoral salido del consenso ni confeccionar una candidatura única. El Frente Popular se convirtió en la fuerza ganadora, y el nuevo gobierno quedó formado por republicanos, mientras que el resto de partidos se comprometieron a prestarle apoyo parlamentario. Manuel Azaña fue nombrado presidente de la República y Casares Quiroga, jefe del gobierno.
El Frente Popular
Decretó una amnistía, y se obligó a las empresas a readmitir obreros despedidos por la huelga del 34. El gobierno de la Generalitat volvió de nuevo al poder, restableciéndose su Estatuto de Autonomía y en Galicia y País Vasco iniciaron negociaciones para aprobar uno propio. Se prosiguió el proyecto reformista interrumpido.
Los partidos de izquierdas y los sindicatos se lanzaron a una movilización popular. En las ciudades se convocaron huelgas para pedir mejora de las condiciones laborales en el campo, y los jornaleros ocupaban tierras.
Esta situación fue rechazada por las derechas. La Falange Española asumió un fuerte protagonismo y fomentó un clima de enfrentamiento civil. Grupos de falangistas iniciaron acciones violentas contra los líderes izquierdistas, y estos enfrentamientos se propagaron por todo el país.
Hacia el golpe de Estado
Este clima favorecía a los sectores decididos a organizar un golpe de Estado contra la República. La misma noche de las elecciones, Franco intentó declarar el estado de guerra. La conspiración tuvo escasa fuerza al principio hasta que se puso Emilio Mola al frente. Para frenar los rumores de golpe de Estado, el gobierno trasladó de destino a los generales implicados en los complots, pero no se atrevió a destituirlos.
La conspiración contaba con el apoyo de derechas, también establecieron contacto con la Italia fascista y la Alemania nazi. El 14 de julio se produjo en Madrid el asesinato de Calvo Sotelo. Su muerte aceleró los planes, y la sublevación se inició en Marruecos el día 17 de julio, dando origen a una guerra civil de 3 años.