Evolución Histórica: De la Comunidad Primitiva al Esclavismo
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Concepción Dialéctico-Materialista de la Historia
Esta es la principal corriente en el estudio de la historia y la historia económica como un proceso, como una realidad en constante movimiento, expuesta inicialmente en la Ideología Alemana (Marx-Engels), y luego resumida en el prefacio de Contribución a la Crítica de la Economía Política. De acuerdo con ella, la sociedad es una totalidad (como ya observamos), donde la actividad humana orientada a producir y reproducir las condiciones materiales de vida, que es el soporte de toda la vida material, sirve de sustento o base a la formación de las ideas, la conciencia y las instituciones; lo que genéricamente Marx llamó la superestructura jurídica y política de la sociedad.
Durante este tiempo, muchos se preguntaban cuáles eran las fuerzas determinantes del desarrollo de la sociedad. Con esta concepción, Marx fue el primero que respondió a esta pregunta, señalando que para vivir los hombres necesitaban alimentos, vestidos, calzado, viviendas, etc. Ya para poseer estos bienes, tienen que producirlos, tienen que TRABAJAR. Cualquier sociedad está condenada a desaparecer si deja de producir los bienes materiales. Por eso, es la producción de los bienes materiales la base de la vida y desarrollo de cualquier sociedad. Por esto, la concepción marxista ha desarrollado un conjunto de conceptos, entre ellos los de Modo de Producción y Formación Económico Social.
Por producción de bienes materiales se debe entender que en este proceso concurren los medios de trabajo, el trabajo del hombre y el objeto que ha de ser elaborado. El TRABAJO es la actividad racional del hombre encaminada a la producción de bienes materiales. Es un patrimonio exclusivo del hombre, una eterna necesidad natural y la primera condición de toda la vida humana, según lo expresado por Engels.
El proceso de producción es inconcebible sin los medios de trabajo. Medios de trabajo son todas las cosas de que se sirve el hombre para actuar sobre los objetos que han de ser elaborados. Entre ellos están las maquinarias, el utillaje, los instrumentos, las instalaciones, los edificios destinados a la producción, los tipos de transporte y la línea de energía eléctrica.
En cualquier fase del desarrollo que se hallara, la producción siempre ha tenido dos aspectos: LAS FUERZAS PRODUCTIVAS y LAS RELACIONES DE PRODUCCIÓN. Las fuerzas productivas son los medios de producción y, ante todo, los instrumentos de trabajo creados por la sociedad, así como los hombres que producen bienes materiales. Marx le da el nombre de Relaciones de Producción a las que surgen entre los hombres en el proceso de la producción, el cambio, la distribución y el consumo de los bienes materiales.
Los conceptos de Modo de Producción y Formación Económico Social, como en general el instrumental conceptual marxista, vienen sufriendo una situación de déficit respecto a los cambios de la realidad objetiva, pero siguen siendo categorías fundamentales para el análisis y la investigación histórica del pasado y del devenir en curso, porque constituyen una ruptura con el concepto empírico de sociedad y de historia. Estas categorías expresan un alto grado de complejidad y abstracción, en particular el de Modo de Producción, hasta el punto de que incluyen en su contenido, como es conocido, un conjunto de otros conceptos, como los de fuerzas productivas, relaciones sociales de producción (estructura), medios de producción, etc. De estos conceptos queremos destacar el de estructura económica (conjunto de las relaciones sociales de producción), por cuanto es el que expresa el tipo y grado de organización y desarrollo alcanzado por la sociedad, permitiendo además explicar la articulación entre el ser social y la superestructura, así como las potencialidades y tendencias de su movimiento.
Enfoque Dialéctico-Estructural
En ruptura con el culto al dato y la concepción "genético-lineal" de la historia tradicional y el positivismo, comenzó a surgir una concepción de la Historia como proceso, como movimiento dialéctico. Esta corriente, encarnada inicialmente por los fundadores de la llamada concepción dialéctico-materialista de la historia, Marx y Engels, ha conocido importantes aportes y desarrollos por parte de otras corrientes, sobre todo a partir del surgimiento de la Historia como disciplina científica independiente, y de la crítica generada por el crecimiento de la influencia del positivismo, en particular desde el surgimiento de las tesis de Leopold Ranke.
De allí que, no obstante que la concepción histórica de Marx y Engels conoció sus primeras formulaciones desde 1844-1845, la noción más general de lo que es la historia, desde esta perspectiva, suele ser identificada con el viejo concepto de Marc Bloch: "Ciencia de los hombres (...) en el tiempo", y que Pierre Vilar ha retomado en términos de ciencia de "la dinámica de las sociedades humanas" (Vilar, 1982:44-45). También coincide con esta conceptualización Henri Pirenne: "El objeto de estudio de la Historia es el desarrollo de las sociedades humanas en el espacio y en el tiempo".
Para este punto de vista, entonces, la Historia estudia un objeto en movimiento. Y los hechos en que este objeto se expresa no existen aislados sino articulados o estructurados en esa totalidad en movimiento. Por esta razón, los partidarios de este enfoque no consideran ciencia la reconstrucción de hechos pasados, sino cuando más una descripción o un ejercicio factográfico, sin que esto niegue la utilidad de las técnicas de crítica externa e interna y otras que aporta el positivismo. La realidad histórica como proceso, dialéctico y estructurado son, pues, dos aspectos fundamentales de ruptura con el positivismo en sus diversos matices. Los conceptos de la Historia que destacan su utilidad para conocer el presente y avizorar el futuro, han contribuido a la ruptura con el empirismo positivista y su pretendida neutralidad valorativa en la investigación histórica.
Modo de Producción
Según Héctor Silva, modo de producción es "la forma específica que adopta la unidad del proceso histórico, en un lugar y tiempo dados, y cuyo contenido son las fuerzas auto reproductoras-autodestructivas del carácter de la relación entre el ser social (fuerzas productivas/relaciones sociales de producción) y la conciencia social (formas no materiales)".
Formación Económico Social
Según Héctor Silva, formación económico social es "la forma específica que adopta la diversidad del proceso histórico, en un lugar y tiempo dados, y cuyo contenido es una coexistencia sucesión también específicos de diversas formas de producción, donde una de ellas es dominante y actúa así, como proceso unificante del sistema global de relaciones entre el ser social y la conciencia social".
Los conceptos de modo de producción y formación económico social son utilizados con distintos grados de abstracción o generalidad. No obstante, el concepto de modo de producción es más abstracto, pues se refiere en principio a las características homogéneas en la manera de producir (modo capitalista p.e.) de regiones o sociedades que pueden ser muy distintas en sus particularidades. En cambio, el concepto de formación económico social es "más próximo a la realidad concreta inmediata".
Periodización de la Historia Económica
La historia económica es un campo de estudio muy amplio, lo que hace necesaria su división. Los principales criterios y los más difundidos son los referentes a un orden cronológico por edades o períodos. El más tradicional y antiguo, como es conocido, divide a la historia en prehistoria e historia (con la escritura como frontera), a la primera en edad de piedra y de los metales y a la historia en edad antigua, media, moderna y contemporánea; tomando como referencia un acontecimiento trascendente, o varios, para establecer los límites entre una edad u otra.
Ahora bien, para la concepción materialista de la historia, por lo indicado en el punto anterior, el punto de partida para ubicar en el tiempo los cambios históricos, y los económicos en particular, son los cambios radicales en la producción de la vida material, y los operados en el desarrollo de las fuerzas productivas y en la estructura económica en primer término; para lo cual es fundamental apelar a las categorías de Modo de Producción y Formación Económico Social.
En la propuesta de Marx, evolución histórica, progreso y cambio social, van a la par, en medio de contradicciones y lucha, del desarrollo de las fuerzas productivas y la transformación de las relaciones sociales de producción, pero no propuso un esquema único de evolución de las sociedades, como lo ha formulado la tesis de los cinco estadios de evolución: comunidad primitiva, esclavismo, feudalismo, capitalismo y socialismo. Tesis difundida a partir de lo que se ha llamado el marxismo dogmático-estalinista o marxismo soviético. Las tesis que reivindican el planteamiento del modo de producción asiático (p. e. Amin, 1972: 55-84) y el carácter desigual del desarrollo histórico, abren una posibilidad a la mejor comprensión de la variedad del desarrollo histórico.
Modos Precapitalistas de Producción
En la concepción dialéctico-materialista de la historia se considera fundamental el estudio del desarrollo de las fuerzas productivas, articulado a la dinámica del conjunto de la sociedad, para comprender las causas de las transformaciones sociales, y en esa dirección es fundamental conocer las transformaciones alcanzadas en la elaboración y usos de los instrumentos de trabajo y producción, a lo cual está relacionado el descubrimiento y transformación de materiales por nuestros antepasados.
Modo de Producción de la Comunidad Primitiva
La periodización más aceptada por la concepción materialista de la historia, sobre el proceso de surgimiento y transformación de las comunidades primitivas, es la difundida por Engels, a partir de los aportes de Lewis Morgan. Partiendo de un esquema general en tres grandes períodos: Salvajismo, Barbarie y Civilización, la comunidad primitiva abarcaría parte del período salvaje y la mayor parte de la barbarie; y cada uno de estos conocería tres estadios: inferior, medio y superior. A partir de la barbarie, los diversos pueblos o comunidades habrían pasado por un proceso diverso, a partir de sus particulares condiciones naturales.
La evolución y descomposición de la Comunidad Primitiva, privilegiando los principales cambios ocurridos desde que el hombre inició el proceso de su apropiación de la naturaleza, hasta que se hizo productivo, y comenzó por tanto a crear y a reproducir bienes; proceso que llevó a la superación misma de esa forma específica de comunidad.
La Comunidad Primitiva, han señalado Marx, Engels y otros investigadores, supone ya al hombre "completo", en su primera forma social. El trabajo en su forma más primaria, necesario para subsistir, fue el medio que impulsó el desarrollo de mano, cerebro y aparato fonador, base biológica de ese hombre inicial. La recolección de frutos, bayas, nueces y raíces, seguida de la pesca y la caza son las formas más importantes que asume el trabajo en este período realizado sobre un medio que es propiedad de la comunidad y por lo tanto de todos; siendo esta forma de propiedad su principal rasgo distintivo. La relación entre los hombres está basada desde sus inicios en lazos de parentesco, lengua y costumbres, siendo ésta la condición del trabajo común y de la apropiación común del suelo y de sus frutos. Estos lazos expresan la evolución que se extiende hasta formar la tribu.
El uso instrumental de objetos naturales, sin transformación por el trabajo humano, abre paso a la elaboración de instrumentos mediante la modificación de los recursos naturales, principalmente la piedra, lo que da origen a lo que los arqueólogos han llamado edad de la piedra tallada.
El inicio de la creación de hachuelas, cuchillos, etc. es muy importante, porque representa una diferenciación más radical respecto al homínido inicial y el resto de los animales. También se avanza en la elaboración de instrumentos a partir de la modificación de la madera de los árboles. El instrumento más avanzado en el período fue la lanza. Las más útiles de estas herramientas eran propiedad de la comunidad, y su elaboración, de acuerdo a John Bernal, constituiría el inicio de las primeras técnicas.
Al final del período encontramos la invención del arco y la flecha, que va a representar un jalón en la productividad de la caza, y la aparición de la primera división formal y sistemática del trabajo, que va a ser responsabilidad fundamental de los hombres, por lo que de hecho las mujeres se van a especializar en otras actividades, según lo expuesto por Kuczinski. Tal división expresa una de las características fundamentales de la comunidad primitiva, la división natural del trabajo. Este avance, unido al progreso en los instrumentos y técnicas de pesca (anzuelo, red, arpón), a la construcción de viviendas, y a un más extensivo uso del fuego, constituyen el límite en el desarrollo de la barbarie.
El eje de la actividad económica sigue marcado por: propiedad de los medios de producción y trabajo común, para garantizar la subsistencia de la familia y la comunidad, lo cual constituyó la base de una distribución en lo fundamental igualitaria de los productos del trabajo.
El trigo y la cebada serían los principales cultivos iniciales, y la cría y pastoreo de ovejas el inicio sistemático de la cría de animales y la ganadería. Actualmente se denomina (Cipolla, 1978:17) Protoneolítico al período de la introducción de las transformaciones iniciales o transición, y Neolítico al período de la agricultura y la ganadería ya establecida hasta la introducción sistemática de los metales.
La revolución neolítica, la aparición del hombre productor, significó un punto de ruptura con la economía de apropiación y una verdadera revolución tecno-económica, una verdadera innovación radical, la más importante hasta la revolución industrial del s. XVIII. Significó un salto trascendental en la producción de alimentos, de un gran impacto en el crecimiento de la población y en el progreso de la vida urbana.
La transformación progresista de los medios de producción y de la productividad del trabajo, con la agricultura y la cría de animales en primer término, determinó el desarrollo de la división social del trabajo y la generación de excedentes, socavando las bases de la comunidad gentilicia y de la organización comunitaria y natural del trabajo.
La diversificación de las formas de trabajo, de lo que es expresión la división social del trabajo entre algunas comunidades y el surgimiento de la especialización en los oficios, va a favorecer el intercambio, que aunque inicialmente asume la forma de cambio de valores de uso va a ir convirtiéndose poco a poco en comercio de mercancías. Se va a iniciar así una suerte de "estratificación social" (transformación de las relaciones sociales) y de inicio de la distribución desigual de los productos del trabajo.
Para caracterizar la descomposición de la comunidad primitiva y el paso a la sociedad dividida en clases, han surgido como dos grandes explicaciones. Una que afirma que el tránsito fue más o menos directo hacia el modo de producción esclavista. La otra sostiene que el proceso fue mucho más variado y complejo, reivindicando el planteamiento de Marx (en los Grundrisse), acerca de la existencia, después de la comunidad primitiva, de formaciones sociales caracterizadas por la explotación de las comunidades aldeanas autosuficientes, en condiciones en que aun subsiste la propiedad común del suelo. Este "modo" fue llamado asiático por Marx, y es conocido también como modo de producción tributario o tributario despótico, por ser el tributo la forma más generalizada de apropiación de los frutos del trabajo excedente, por parte de los sectores dominantes.
En verdad, la descomposición de la comunidad primitiva condujo a la sociedad dividida en clases, pero no a través de un camino único y directo, y más bien parece que el camino grecorromano fue excepcional.
Modo de Producción Esclavista
Como hemos dicho, durante mucho tiempo, a partir de la tesis de los cinco modos de producción sucesivos que referimos supra, se difundió la idea de que la primera forma de sociedad humana conocida, la Comunidad primitiva, inicialmente caracterizada por la propiedad común del suelo, el trabajo común y la apropiación también común e igualitaria de los frutos del trabajo, dió paso a través de un largo proceso de descomposición, a las primeras sociedades divididas en clase; las cuales se caracterizarían por un modo de producción esclavista.
De acuerdo con ese punto de vista, el modo de producción esclavista surgió allí donde primero aparecieron las diferencias de clase, las explotación del hombre por el hombre y los primeros esclavos.
Unos autores (J. Chesnaux, M. Godelier, F. Tökei, S. Amin, etc), sustentan un punto de vista similar, en el sentido de que consideran al modo de producción esclavista como una vía más bien excepcional hacia la sociedad dividida en clases, y sólo constatable, en términos rigurosos, en la antigüedad clásica: Grecia y Roma.
En síntesis, no hay una posición única sobre los inicios y la localización espacial e histórica del modo de producción esclavista. Pero debemos subrayar que para quienes han criticado el criterio indicado supra, difundido inicialmente por la Academia de Ciencias de la antigua URSS, el problema no radica en establecer cuándo y dónde hubo por primera vez esclavos o un número significativo de ellos, sino dónde y cuándo se estableció como régimen de producción dominante.
El hombre se habría iniciado como productor (revolución neolítica) en la Mesopotamia (Sumer, Akkad, Jarmo, y luego Babilonia). Y de allí a través del archipiélago egeo, en particular Creta, la producción se habría extendido al Mediterráneo más próximo; tal fue también, al parecer, el camino del esclavismo, desde sus inicios más remotos hasta su maduración como modo de producción en el mundo grecorromano.