Evolución Económica y Social de España en el Siglo XIX: Población, Agricultura e Industria

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1. Población

La población europea realizó la transición del Antiguo al Nuevo Régimen demográfico, que finalizó en las primeras décadas del siglo XIX. Partiendo de las elevadas tasas de natalidad y de mortalidad, el progreso económico ligado a la revolución industrial condujo a un brusco descenso de la mortalidad y a otro más leve de la natalidad, lo que se tradujo en un aumento de la población sin precedentes en la historia europea.

La población española experimentó un notable crecimiento demográfico, que fue posible gracias a las mejoras en la alimentación, con la generalización del cultivo del maíz, la incorporación de la patata a la dieta alimenticia y los avances de la medicina preventiva (la vacunación o medidas higiénicas).

1.1. Dinámica Demográfica: Mortalidad y Natalidad

Explican la alta mortalidad española la baja productividad agraria, la deficiente red de transportes, que fallaba como distribuidora de alimentos, y la ignorancia generalizada en lo relativo a las causas y mecanismos de transmisión de enfermedades.

La crisis de subsistencias y las hambrunas fueron intensas en 1837, 1847, 1857, y entre 1867 y 1868. Las causas fundamentales fueron las fluctuaciones climáticas: lluvias excesivas, heladas tardías o sequía y, en consecuencia, el hambre y la muerte.

La segunda causa de la alta mortalidad fueron las epidemias (cólera). Las epidemias estuvieron relacionadas con la falta de higiene, la pobreza y la ignorancia, características de las sociedades atrasadas. También era muy alta la mortalidad infantil debido a los mismos factores genéricos y enfermedades como la tos ferina, el sarampión, el tifus o la tuberculosis.

Si la mortalidad era alta, algo similar ocurría con la tasa de natalidad, la diferencia era que esta era la más baja de la Europa occidental.

2. La Estructura Agraria

La agricultura fue la actividad económica más importante, tanto por la población activa empleada como por el volumen de riqueza generada. Soportó una permanente situación de atraso, como consecuencia de una desigual distribución de la tierra, de la ausencia de innovaciones tecnológicas y de los bajos rendimientos.

2.1. El Impacto de la Desamortización (Económicos y Sociales)

La desamortización fue una de las medidas adoptadas por el régimen liberal que causó mayor impacto en la economía española del siglo XIX. Surgió de una motivación más inmediata: la insostenible situación de penuria de la Hacienda pública.

La Herencia del Antiguo Régimen (Causas)

La propiedad de la tierra se caracterizaba porque el dominio útil de la tierra estaba en manos de la nobleza y de la Iglesia.

La nobleza, gracias a la institución del mayorazgo, había constituido un patrimonio de bienes rústicos y urbanos sustraídos al libre comercio. No podían enajenar sus propiedades ni tampoco dividirlas, sino que debían transmitirlas íntegras al primogénito. La Iglesia era propietaria de grandes extensiones de tierra como consecuencia de las numerosas donaciones de que era objeto desde hacía siglos. La tierra quedaba inmovilizada y convertida en tierra de “manos muertas”.

También los municipios eran propietarios de tierras que tenían su origen en concesiones reales durante la Reconquista. Cuya utilización adoptó dos formas: tierras de aprovechamiento común y tierras de propios que eran arrendadas a particulares. La cantidad de tierra había ido disminuyendo y encareciéndose.

Por otro lado, el campo español aparecía vacío e inmerso en la rutina. La despoblación tenía su origen en la vida del labrador.

El problema esencial continuaba siendo el bajo rendimiento agrícola, a causa del atraso técnico. Se trabajaba la tierra con el arado romano y se cultivaba con el sistema de “año y vez”. Además, se daba prioridad a la ganadería trashumante sobre la agricultura.

Los Efectos de la Desamortización (Consecuencias)

La desamortización rompió la organización jurídica existente, haciéndolas aptas para ser vendidas, enajenadas o repartidas. Con la introducción de la propiedad privada y de la libertad de mercado en el sector se iniciaba una nueva etapa en la agricultura española. Estos resultados fueron los siguientes:

a) Desde el punto de vista económico:

  • Favoreció una considerable expansión de la superficie cultivada y la producción agraria fue causada más por la extensión de los cultivos a tierras que por la mecanización y por el uso de abonos.
  • Esta expansión estuvo acompañada de un efecto negativo: la deforestación. Los compradores que adquirieron pequeños lotes de monte para convertirlos en tierras de labor u obtener un beneficio con la venta de leña y madera.
  • Acrecentó la concentración de la tierra en pocas manos, las familias más poderosas conservaron intactos sus patrimonios: sus tierras fueron desvinculadas, pero no expropiadas. Se perfilaron los grandes latifundios en Andalucía, La Mancha y Extremadura.
  • Tampoco se obtuvieron los resultados financieros que se esperaban porque los fondos tardaron en llegar y se desvalorizaron.

b) Desde el punto de vista social:

  • Se creó una masa de adheridos a la causa liberal, por estar ligada a ella la suerte de sus fortunas. Esta causa se creó enemigos entre aquellos más afines a la Iglesia. No se aprovechó la ocasión para crear una clase media agraria que hubiera podido ser un factor de equilibrio en la nueva sociedad. Falló igualmente la posibilidad de que surgiera un sector ahorrativo. La desamortización se convirtió en una frustrada reforma agraria que hizo más mísera la condición del campesino.

2.2. La Dinámica Agrícola y sus Factores

La agricultura presentaba todos los rasgos de un sector mínimamente evolucionado: se trataba de una agricultura de subsistencia basada en el cultivo de cereales, usaba unas técnicas agrícolas tradicionales fundamentadas en la rotación trienal, utilizaba el arado romano y desconocía el uso de los abonos.

La cornisa cantábrica se dedicó al maíz y a la patata; Castilla, Aragón y Andalucía, al cereal; las tierras del Guadalquivir y el Guadiana, al olivo; y las costas mediterráneas a la viña y a los frutales.

Hacia los años 70 se advierte un descenso de la agricultura tradicional, representada por el trigo, y una agricultura moderna basada en el cultivo de frutales y productos de regadío.

3. Industria y Desarrollo Económico

3.1. El Retraso de la Revolución Industrial

La incorporación de España a la revolución industrial iniciada a partir de 1840 fue tardía e incompleta, debido a numerosos factores que impidieron la movilización general de la economía para adaptarla a las necesidades de un capitalismo en expansión. Las causas fueron las siguientes:

El escaso papel de la agricultura

La agricultura desempeñó un escaso papel en la formación de capitales y en la industrialización. El sector agrario debe cumplir un triple papel para posibilitar su desarrollo:

  • Ofertar alimentos y materias primas.
  • Suministrar capital y mano de obra.
  • Proporcionar un amplio mercado interior.

Este triple papel no pudo ser cumplido por la agricultura española de la época, que permaneció estancada y técnicamente atrasada.

La inexistencia de una burguesía financiera emprendedora

La aristocracia seguía prefiriendo la inversión en patrimonios rústicos antes que embarcarse en aventuras financieras. La burguesía financiera nacional recurre a inversiones a corto plazo, seguras y remuneradoras, olvidando las inversiones industriales.

La dependencia técnica y financiera del exterior

El capital extranjero aprovechó para invertir en España, pero el inversor (primero franco-belga) se orientó hacia los empréstitos públicos: el ferrocarril, la minería o los servicios públicos.

3.2. Principales Sectores Industriales

La explotación hullera y la minería del hierro

España fue durante gran parte del siglo XIX una de las zonas mineras más estimadas del continente europeo.

Superado el estancamiento, la recuperación vino de la mano de la Ley de 1839, que reglamentó los aprovechamientos minerales en todo el territorio, estimulando la constitución de numerosas sociedades mineras.

El carbón y el mineral de hierro conocieron una etapa de fuerte expansión. El carbón mineral, al sustituir al carbón vegetal en la siderurgia, y el mineral de hierro, que permitía la obtención de un acero de mejor calidad.

La industria textil

La industria textil fue la primera actividad industrial española a lo largo del siglo XIX.

  • La industria textil algodonera alcanzó la incorporación del telar mecánico y la máquina de vapor, permitiendo un considerable aumento de la producción y una mejora en la calidad de los tejidos.
  • Otro hecho importante fue el triunfo de la industria lanera catalana. Si la incorporación del vapor y la maquinaria, introducida por los laneros de Sabadell y Tarrasa a mediados de la centuria, les dio ventaja, se les permitió la importación de lanas australianas y alemanas.

La industria siderúrgica

La primera etapa de la moderna siderurgia española fue andaluza, pues los primeros altos hornos se situaron en Málaga en 1830. El relevo lo tomó la siderurgia asturiana, situada en la vecindad de las cuencas carboníferas de Mieres y Langreo. Pero la zona que terminó por predominar fue Vizcaya, porque en ella lo abundante era el mineral de hierro (Ybarra Hermanos y Compañía).

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